Santos para hacerse reelegir en el gobierno prometió a los jefes vendeobreros de las centrales sindicales rebajar el aporte de los pensionados del 12% al 4% para la salud, restablecer el pago nocturno a los trabajadores después de las 6:00 de la tarde y el 25% de los dominicales y festivos recortados por la Ley 789 de 2002, así como aumentar el salario a los trabajadores estatales. Los mentados señores hasta contribuyeron con dinero a la campaña de Santos, mientras el gobierno no les ha cumplido en nada.
Ahora cuando se discute en el Congreso la nueva ley que volvería a poner los porcentajes de recargo como estaban anteriormente, el Ministro estrella de Santos, el encargado de Hacienda, pone el grito en el cielo solicitando al ente no aprobarla, so pretexto del mal momento por el que atraviesa la economía nacional, asegurando que esa medida causaría al menos 70 mil despidos. Como quien dice, para los agentes del gobierno, en representación directa del capital, lo peor es dar más salario a los obreros porque disminuyen las ganancias y ocasiona cierre de negocios.
En cambio ningún reparo ha puesto el señor Santamaría, Ministro de Hacienda, por hacer efectiva la persecución a los bancos, políticos y consorcios capitalistas que han evadido el pago multimillonario de impuestos al Estado por medio de empresas fachada en paraísos fiscales, estando entre esos personajes nombres tan reconocidos como el cotorro periodista Darío Arismendi o la misma ficha del gobierno Humberto de la Calle y hasta un hijo del magnate Sarmiento Angulo.
En Colombia el salario mínimo apenas llega a 215 dólares americanos (USD) a mayo de 2017 y éste afecta a más de 23 millones de personas que conforman el proletariado, siendo de los países con los salarios más paupérrimos de Latinoamérica y el Caribe. Sólo está por encima de Brasil (212 USD), México (120 USD) y Nicaragua (115 USD), según un estudio realizado por el programa de Economía y Finanzas de la Universidad de La Sabana. Mientras tanto los precios de los alimentos, muchos de los cuales han sido grabados con el 19% de impuestos por la última Reforma Tributaria, así como el transporte, la vivienda y la educación siguen creciendo en términos reales por encima del salario mínimo y evidencian un aumento exagerado del costo de vida en los últimos meses.
Con relación al transporte, en la “Bogotá para Todos” aumentó la tarifa de Transmilenio en 21.21% ($2.200) y la del SITP en 28.71% ($2.000), entre febrero de 2016 y marzo de 2017. En cuanto a la vivienda, el Banco de la República señaló que el índice de precios para compra de apartamento o casa nueva en Bogotá, Medellín y Cali creció 32%, entre 2010 y 2016. Respecto a los costos en educación, subieron hasta más del 30% en menos de 5 años. Ante esto el gobierno no ha hecho más que rebajar los impuestos a la riqueza para unos cuantos parásitos magnates, mientras hunde más en la miseria a los que sostienen la sociedad con su trabajo.
Como consecuencia de lo anterior y mucho más, según la firma analista Raddar, en enero de 2017 el gasto de los hogares cayó 3.5% respecto al mismo mes del año anterior, en febrero 1.7%, en marzo 1% y en abril 0.8%”, esto es la más importante causa material del incremento de la delincuencia y la descomposición social que padecemos. Un ataque del capital contra el trabajo, de los opresores contra los oprimidos que de no ser detenido amenaza con la degradación espiritual de los trabajadores. Es justo entonces un levantamiento popular inmediato en la forma de Huelga Política de Masas a nivel nacional que ponga freno a este gobierno antiobrero y antipopular en representación de todo el Estado capitalista.
Ante esta humillación el camino para los obreros es la organización independiente, el paro, el levantamiento, la actividad revolucionaria, de lo contrario, se verán obligados a soportar todo tipo de vejámenes que les exija el capital para mantenerse vivo en medio de su agonía.
Los acuerdos de los jefes de las centrales con Santos, así como la burla a las promesas que hizo éste para hacerse reelegir, demuestran no solo el compromiso servil de esos agentes de la burguesía en el seno de los trabajadores, sino que deja en claro que las reformas laborales bajo este sistema por voluntad de los capitalistas y sus representantes, solo rebajan los salarios e incrementan la cuota de explotación del trabajo para hacer más ricos a los dueños del capital. La Reforma Laboral uribista del 2002, así como la Ley del Primer empleo de Santos, rebajaron el salario y solo favorecieron el despido para los obreros con estabilidad laboral, generalizando la contratación con salario paupérrimo a favor del gran capital.
Como espuma subió la concentración de la riqueza en el país, en proporción similar al incremento de la miseria, a la rebaja del salario, el desempleo, el hacinamiento y las demás lacras de este sistema. Esta es la ley absoluta del capital, de la cual es presa la sociedad colombiana hasta que esa dominación sea derrocada mediante la revolución violenta del proletariado en alianza con los campesinos.
Colombia es actualmente el octavo país del mundo con mayor concentración de la riqueza en el planeta, según lo índica una institución imperialista como Naciones Unidas. Este régimen de dominación abominable puede medirse en su injusticia, en que solo el 1% de la población posee el 40% de toda la riqueza.
Lo que se produce en este territorio equivale oficialmente en un año a $381.822 millones de dólares, siendo el cuarto país generador de riquezas en América Latina, pero de este manantial de beneficios que sobran y bastan para suplir todas las necesidades sociales y dignificar la vida de los trabajadores, solo gozan los capitalistas.
Los obreros no deben agachar la cabeza. Proteger su futuro exige organizarse para luchar de manera independiente y revolucionaria, por impedir los despidos, exigir trabajo y alza general de salarios, entre otras reivindicaciones reunidas de manera completa en la Plataforma de Lucha del Pueblo Colombiano que empuñan los Comités de Lucha en diversas ciudades del país.
Todo el discurso de la conciliación y concertación ha demostrado favorecer al capital. Todo compromiso de los jefes vendeobreros de las centrales con los gobiernos han terminado en entrega de conquistas y abandono de la lucha. Los trabajadores deben hacer memoria de dónde han venido estas alabanzas a la paz entre las clases, mientras los enemigos solo han ofrecido superexplotación y miseria, medidas represivas y persecución a las organizaciones obreras, amenazas, bala y muerte.
El futuro está en sus manos compañeros obreros y campesinos. ¡Adelante con la lucha y la organización!