En la efemérides de hace un año se realizó un análisis sobre las características de la magnífica huelga de las bananeras con relación al Paro Nacional que arrancó el 21N de 2019. Fundamentalmente se destacó como fuerza y vitalidad de la huelga de las bananeras la participación del proletariado agrícola y semiproletariado rural, quienes lograron parar parte de la producción y ganar una amplia y estrecha simpatía con los pueblos vecinos a las plantaciones de banano, movimiento que se atrevió pelear a pesar de no existir un partido comunista ni una fuerte organización sindical, debido a las restricciones impuestas por la ley burguesa. También se señaló como un punto de debilidad del paro del 21N, la ausencia del proletariado industrial fabril en la batalla y por ende del Paro de la producción. No se le puede llamar Paro a la lucha que no frena la producción social.
Hoy cabe resaltar de aquella magnífica huelga de los bananeros que logró incidir y despertar la lucha general del pueblo colombiano en esos años, que a pesar de ser el proletariado para aquella época una minoría en la sociedad, su peso real radicó en ser una parte del proletariado que estaba inserto en el nervio y corazón mismo de la sociedad capitalista y que con su acción al parar la producción y despertar la simpatía del pueblo, logró convulsionar y trastornar toda la sociedad más que las luchas populares que le precedieron. Tal fue el temor que infundió en las clases reaccionarias, que de miedo corrieron en vano a masacrar por miles a los obreros bananeros, pues no pudieron impedir que la lucha se extendiera por todo el país con marchas y fuertes luchas obligando al Estado otorgar una serie de reformas en beneficio del proletariado, como lo fue la gran conquista de los tres ochos y la legislación laboral.
Los trabajadores del banano marcaron lo que se denominó el periodo heroico de la lucha sindical, pues al tener incluso prohibiciones legales sobre el derecho de organización y de huelga, lograron desplegar un gran movimiento que sacudió la sociedad y le arrebató al Estado importantes conquistas. Hoy a pesar de que el proletariado es mayoría en la sociedad y más del 80% de sus miembros están atados a la cadena del salario mínimo y del rebusque económico como semiproletarios, la ausencia de la participación del proletariado industrial juega un papel negativo en la balanza de la lucha.
Ello se debe principalmente a la mordaza, a más de 4 décadas de dirección socialdemócrata y reformista en el movimiento sindical, al bajísimo índice de organización sindical de los trabajadores que ronda por debajo del 4% del total de la fuerza laboral del país y a la ausencia del Partido de la clase obrera. Aun así los trabajadores ya no creen ni se dejan engañar tan fácilmente por la política de la conciliación de clases y las prácticas y formas de lucha socialdemócratas, como tampoco por sus vendidas direcciones. La ausencia y debilidad actual tiene también en parte como responsables a los revolucionarios que niegan el peso social del proletariado industrial y omiten acudir a las fábricas para ayudarle a quitar las vendas y ataduras que lo maniatan, cayendo en el juego de las centrales patronales que no se cansan de pregonar que no hay con quien, desgastando el movimiento en marchas y jornadas que no son Paros, como tampoco llaman a parar la producción a través de un Paro General Indefinido.
Aun así y pese a lo difícil de las circunstancias, de los obreros bananeros debemos aprender que se puede triunfar sobre una montaña colosal de adversidades y obstáculos. Si hace un año los trabajadores apenas se movían, hoy por los decretos y reformas antiobreras aprobados en cuarentena, con la negación de todos sus derechos convencionales y despidos masivos, éstos se han lanzado a la lucha a través de mítines, plantones, tomas de instalaciones, huelgas económicas como la del Cerrejón, lo cual indica que se van a comenzar a generalizar por la grave crisis social y económica que el sistema descarga sobre los trabajadores, demostrando con mayor claridad la necesidad de crear una verdadera Central Sindical Revolucionaria y que el Bloque por el Paro General Indefinido asuma la organización y conducción de dicha huelga para frenar la arremetida de los capitalistas y avanzar en la preparación de las fuerzas para derrotarlos mediante la revolución.
Recordar y aprender de las grandes lecciones de la Huelga de las Bananeras nos ayuda a encontrar una certera orientación sobre el verdadero camino que se debe tomar para desatar correctamente la gran Huelga Política que se avecina y tenga posibilidad de éxito sobre el régimen mafioso y paramilitar. Rendirles salvas a la luctuosa fecha de las bananeras este 5 y 6 de diciembre es avanzar en la preparación y organización del Paro General Indefinido.