La Guerra Entre Bandas en Bello – Antioquia

La Guerra Entre Bandas en Bello – Antioquia 1

Arrancando el 2019 se dispararon las muertes en el municipio de Bello como consecuencia de la disputa entre distintos “combos” o bandas delincuenciales por el control territorial, por el ajuste de cuentas y las plazas de droga. En el Valle de Aburra existe ahora un temor general porque todas las comunas de Medellín se vuelvan a convertir en víctimas de las disputas y guerras entre los distintos grupos mafiosos.

En la disputa en el municipio de Bello participan las bandas de Pachelly, Niquia-Camacol y los del Mesa, una guerra caracterizada por ser netamente reaccionaria, con un alto costo para el pueblo; una guerra por las ganancias que deja el execrable negocio de las drogas, pagada además con el envenenamiento y la adicción del pueblo. Los ejércitos de las bandas gozan de una reserva de jóvenes que trabajan en sus filas y empuñan las armas ante la carencia de alternativas de educación y de trabajo; entre su arsenal se cuentan fusiles de asalto, granadas, subametralladoras, cuantiosos recursos y buena logística; sumado a esto se cuentan los vínculos directos que cada banda tiene con agentes del Estado y la fuerza pública; por ende, la presencia de los aparatos represivos del gobierno en la zona no se da para acabar las bandas, cuando más, actúan para obligarlos a negociar entre ellos.

Un día aparecen pintadas las paredes en el Colegio Parroquial Nuestra Señora de Chiquinquirá con las siglas AGC (Autodefensa Gaitanistas de Colombia), otro día atrapan a un menor de 13 años portando un fusil Galil 5.56 con silenciador en el estuche de una guitarra, otro día se presentan varios homicidios, otro más panfletos amenazantes… tal es la situación que se vive en Bello, donde las “fronteras invisibles” ya le han costado la vida a muchos jóvenes y varios vendedores informales, asesinados por estar en el sitio equivocado o por simple sospecha, como le ocurrió a Kevin Santiago Mena de 14 años, una promesa del futbol, asesinado el 21 de mayo mientras esperaba a un amigo para ir a entrenar.

El aumento de la producción de coca en Colombia, en especial en los departamentos de Antioquia, Putumayo, Norte de Santander y Cauca sirve de catalizador no solo para las disputas mafiosas en todo el país, sino además dejan entrever que la paz pregonada por la burguesía y sus acólitos es falsa y engañosa, por cuanto en esos mismos departamentos hoy día se ha recrudecido la guerra por la renta extraordinaria de la tierra que dejan los cultivos de coca, el catalizador que aviva la guerra en Bello y anuncia extenderla por más tiempo.

El narcotráfico es un mal endémico de esta sociedad, que tiene carcomido a todo el aparato estatal y a la economía del país, y con ese negocio, grandes sectores poderosos de la burguesía no solo están vinculados, sino que están felices pues es su tabla de salvación en la crisis económica del capitalismo mundial; por eso, toda su palabrería de lucha contra el narcotráfico es falsa, es hipócrita, es una cortina de humo para que las masas no vean la realidad y vivan engañadas con la falsa idea de que en Colombia se combate el negocio de los sicotrópicos. La realidad es que la violencia generada alrededor de este negocio, es por su control, es una guerra entre bandidos que a ellos no les molesta, mientras sean las masas las quienes pongan los muertos.

Detrás de la tragedia social en Bello hay un problema internacional por el control del negocio de la droga, por la realización de la plusvalía, por apañarse las montañas de dinero que produce este jugoso e inmundo negocio. La orden de los grandes dueños del capital y de los políticos que los representan es disputarse a sangre y fuego estas zonas; hoy se sacian contra las masas en Bello, mañana lo harán en otros sectores o ciudades. Y para las masas no hay ninguna posibilidad de solución en los aparatos del Estado, ni en sus políticos, ni en sus fuerzas militares, los perros guardianes del negocio de los ricos. Solo una fuerte organización de la población puede generar una gran movilización revolucionaria que obligue a parar esta guerra, a abandonar las zonas y a impedir que sus hijos sigan nutriendo estas bandas, asesinando a la población y sembrando el terror en las masas.

El futuro de los niños y jóvenes de Bello, no está bien resguardado en las manos untadas de sangre que dirigen esta podrida sociedad basada en el apetito insaciable de ganancia, el individualismo y la explotación miserable de las masas trabajadoras. Los jóvenes de Bello tienen que encontrar una nueva perspectiva para sus vidas, una que les lleve a dedicar gran parte de sus energías a la transformación radical de esta sociedad; donde sean quienes todo lo producen, quienes todo lo gobiernen.

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