
Juzgar a Miguel Uribe es un tema complejo, en medio del cubrimiento mediático que lo deja como un verdadero mártir. Lo que sí es claro es que fue defensor de los explotadores en Colombia y que todo lo relacionado con su homicidio le ha servido a los mafiosos y a la derecha para reencaucharse con la bandera de la paz social, basta con leer el mensaje de Uribe Vélez en X «El mal todo lo destruye, mataron la esperanza. Que la lucha de Miguel sea luz que ilumine el camino correcto de Colombia.»
Miguel Uribe fue un enemigo de los trabajadores, porque en varios episodios de la historia del país tuvo una posición o actuación contra la clase obrera, por ejemplo durante la discusión de la reforma laboral, celebró públicamente su hundimiento. Pero además, en el caso del ruin asesinato de Dilan Cruz por parte de un agente del entonces Esmad en Bogotá, salió en defensa del terrorismo de Estado y quiso culpar a la víctima; o con el asqueroso comentario que dejó a Rosa Elvira Cely como la culpable de su terrible feminicidio. Como parte del congreso de la república, que es una cueva de ratas y ampones, impulsó iniciativas contra los trabajadores y sectores populares y fue un obstáculo para cualquier iniciativa que los beneficiara.
Sin embargo, la clase obrera no apoya el asesinato de Miguel Uribe ya en el editorial de Revolución Obrera del 9 de junio se argumentó que el proletariado revolucionario « Rechaza el atentado porque como partidario de la lucha de clases, los atentados individuales contra los representantes de las clases enemigas del pueblo, no contribuyen al desarrollo de la lucha, sino que la obstaculizan porque enturbian los objetivos del movimiento obrero que busca, no la eliminación física de uno u otro representante de los explotadores, sino eliminar la explotación misma, mediante la revolución social y política que destruya todo el poder de las clases dominantes, todas las instituciones de su podrido Estado y todo su poder económico, para construir un nuevo tipo de Estado basado en la democracia directa del pueblo armado y edificar las nuevas relaciones sociales de cooperación entre los hombres, el socialismo.»
Así mismo rechaza la hipocresía uribista que lo muestra como un héroe, cuando fue un reaccionario vinculado con la mafia de los psicotrópicos. Mientras los ricos lloran a Miguel Uribe Turbay, el pueblo llora a sus muertos, como el hincha de Santafé atropellado en medio de los disturbios en el Movistar Arena el 6 de agosto, o como el vil asesinato del adolescente Harold Aroca encontrado el 10 de agosto en el barrio los Laches en Bogotá, y las de decenas de jóvenes torturados, violentados, perseguidos y asesinados durante el levantamiento popular.
El proletariado revolucionario honra a sus muertos, aquellos quienes realmente lo dieron todo por generar cambios sociales, que los ricos se encarguen de llorar a los suyos y dejen de hacerle sentir al pueblo consideraciones y pesares que ellos ¡jamás sentirán hacia los desposeídos!






