Por estos días las noticias anuncian el próximo concierto que se llevará a cabo en el Movistar Arena en Bogotá, un coliseo al que le caben 14 mil personas y al que aspiran llenar. También por estos días circulan la cifra de violencia contra niños y jóvenes, Medicina Legal reportó hasta el mes de septiembre 15.823 víctimas de delitos sexuales contra menores de 18 años, un 23% más que el mismo periodo del año anterior lo que equivale a ¡un Movistar Arena al tope y más de mil personas más por fuera del coliseo! En el primer semestre del año 11.974 menores de edad y adolescentes, recibieron todo tipo de violencia, lo que consolida más de 2.960 casos que en 2021. Son cifras aterradoras, eso sin contar los niños que siguen muriendo por hambre como en el caso de La Guajira.
Todos los gobiernos han planteado el cuidado a la infancia y la adolescencia, tienen instituciones específicas como el ICBF para atender especialmente esta población, sin embargo, todos los años aumentan las cifras de violencia y no se efectúan cambios que muestren que los niños y jóvenes en Colombia le importan, ni a la sociedad en general, ni al Estado burgués y sus podridas instituciones en particular.
Con el gobierno reformista de Gustavo Petro, se plantea nuevamente la preocupación, e incluso, fue el mismo presidente quien manifestó que en su administración han muerto 20 niños en La Guajira y regañó a la cuestionada directora del ICBF, Concepción Baracaldo por su poca eficacia.
Los opositores del gobierno, desde los uribistas hasta el partido Dignidad, como la politiquera Jenifer Pedraza, exigen la renuncia de Baracaldo, aprovechando los escándalos alrededor de su nombramiento, por ser la amiga y vecina de Verónica Alcocer -esposa de Petro- y por declarar que no se necesita tener experiencia en temas de niñez para dirigir la institución.
Los pugilatos alrededor de la directora del ICBF están sobre la base, tanto de opositores como del gobierno, de la preocupación por la situación de la niñez. Sin embargo, medidas efectivas no hay. Y solo queda la espuma en la esfera del Estado, el distractor de que todos quieren ayudar a la niñez, mientras unos intentan desestabilizar el gobierno y los otros aprestigiarlo así sea a punta de anuncios. E incluso, así Petro garantice algunas medidas para atender de inmediato la crisis de los niños de La Guajira y para que en el ICBF disminuya la corrupción, mientras continúe la causa que genera el hambre, el maltrato y el abuso de los niños y jóvenes, seguirán pasando cada cuatro años gobiernos de “izquierda”, derecha o “centro” y las cifras no disminuirán.
La razón principal de que una buena parte de los niños y jóvenes sean maltratados e incluso asesinados por sus padres, tiene que ver con la situación económica de esas familias. Sin empleo o con un salario mínimo o por debajo del mínimo, la desesperación y la impotencia cunden en los hogares y siempre quienes pagan son los niños y las mujeres, principalmente. La aberrante cifra de violaciones es una muestra de la degradación moral que aumenta con la miseria y en los casos de desnutrición como en La Guajira, se deben al abandono del Estado, por eso, pueblos indígenas son vilipendiados por empresas imperialistas que saquean los recursos naturales como el carbón y se roban ríos como el Ranchería ante la impasividad y complicidad de los regímenes y gobiernos de turno.
Medidas como la rebaja del salario, que a los explotadores se les permita seguir apropiándose de la riqueza social y por tanto, seguir sosteniendo ese aparato burocrático militar que es el Estado burgués, no solo agravarán la situación de hambre y miseria, sino, en particular los hijos del pueblo seguirán siendo castigados severamente por la sociedad capitalista y eso repercutirá en la vitalidad de la lucha revolucionaria, única forma de poder enfrentar esta grave situación.
No hay que dejarse despistar con los enfrentamientos de los representantes políticos de los capitalistas y terratenientes y sus supuestas preocupaciones por la situación del pueblo, la clase obrera y las masas populares en general, deben seguir preparándose el próximo año para los nuevos estallidos sociales que se avecinan, por medio de los cuales se conquisten de verdad los reclamos planteados en los paros del 2019 y 2021, y permitan continuar la lucha con más brío por la destrucción definitiva del capitalismo y avanzar hacia el Socialismo.