Mientras el Régimen Fumiga Glifosato, el Pueblo Siembra la Revolución

Mientras el Régimen Fumiga Glifosato, el Pueblo Siembra la Revolución 1

El pasado 12 de abril el régimen uribista de Duque emitió el Decreto 380 por medio del cual prepara las condiciones para reanudar la erradicación de cultivos ilegalizados por medio de aspersión aérea usando glifosato. Esta actividad de erradicación había sido suspendida desde el 2015 y ratificada por la Corte Constitucional en 2017 apelando al derecho a la salud, a la consulta previa y al medio ambiente sano. Gracias a la lucha directa de las comunidades afectadas, que fue acompañada de la lucha jurídica como tutelas y diferentes demandas judiciales.

La aspersión o fumigación aérea por medio de helicópteros y/o avionetas, es un método utilizado por el Estado para erradicar cultivos principalmente en grandes áreas rurales empobrecidas, en las cuales este hace presencia sólo para atacar a los campesinos pobres o proletarios agrícolas, es decir, ataca a los más débiles en la cadena de siembra, producción y distribución de narcóticos, porque los grandes capos de los carteles (como los mexicanos por ejemplo), o la burguesía mafiosa que hoy se encuentra representada en el régimen mafioso de Uribe, continúa intocable por la justicia burguesa que se vende al mejor postor.

Definitivamente el régimen no está interesado en erradicar los cultivos que consideran ilegales manualmente, ni mucho menos ha movido un dedo por la sustitución de los mismos. Igualmente, los pobres del campo no tienen otra salida bajo este sistema que continuar cultivando coca o marihuana, ya que el abandono estatal es mayúsculo, lo que se refleja en que es mucho más caro cultivar y comercializar alimentos, que los llamados cultivos ilícitos.

Las razones para levantar la voz y organizar la movilización popular contra la fumigación aérea con glifosato son de gran peso. Si bien, esta sustancia es usada en la agricultura para contrarrestar la llamada maleza; ya desde los 80 existían alertas sobre los efectos tóxicos en la salud humana. A la vez que inició la fumigación aérea con dicho químico en el país, se desencadenaron protestas por parte de comunidades indígenas, negras y campesinas, principales afectadas por los efectos nocivos que dichas aspersiones tuvieron sobre los cultivos de pancoger, contaminación de aguas, afectación en peces y otras especies animales (como abejas y lombrices de tierra) y enfermedades en personas, principalmente el cáncer.

Al respecto, hay que decir que las concentraciones de glifosato usados en la aspersión aérea sobre los cultivos ilegalizados por el Estado son supremamente altos, lo que permite que su subsistencia en el tiempo por más de 7 años afecte el agua (superficial y subterránea) y los suelos, pues en comparación del uso del glifosato en Europa o en el uso normal para la agricultura, sobre las áreas asperjadas por el Estado colombiano, se usa una concentración entre 20 y 40 veces mayor. Aguas que finalmente son consumidas por humanos y animales y que llegan también a los suelos de cultivos y bosques, por ejemplo, por medio del viento que no permite que la aspersión aérea sea exacta, por lo que dicho químico en elevadas concentraciones letales, llegue a escuelas, hospitales, cultivos y viviendas de las comunidades que se encuentran establecidas cerca a los cultivos, blanco del Estado burgués-terrateniente.

Por su parte, el régimen mafioso de Uri-Duque, tiene grandes intereses en reanudar la fumigación aérea de inmediato. El esposo de la senadora uribista Ruby Chagüi Spath, Nicolás Saade, es el representante legal para la celebración de contratos del grupo imperialista alemán Bayer S.A. en Colombia, empresa que ha firmado contratos con el Estado por $2.145.800.557. Además, es conocido que la alemana Bayer compró en 2018 a la imperialista Monsanto, uno de los monopolistas de la producción de pesticidas y semillas genéticamente modificadas; Monsanto ha sido denunciada por afectar el derecho a la alimentación de diferentes comunidades que no tienen la opción de elegir semillas no transgénicas las cuales no siempre son accesibles para los pequeños y medianos campesinos y que además, amenazan la biodiversidad. Basta recordar que esta empresa produjo el Agente Naranja, rociado por el ejército imperialista yankee sobre el pueblo vietnamita durante la guerra en que los gringos fueron derrotados. Bayer produce glifosato por medio de la marca RoundUp, que antes era de propiedad de Monsanto, utilizada bajo el régimen de Uribe para la aspersión aérea durante la ejecución del imperialista Plan Colombia.

Finalmente se puede concluir, que el régimen mafioso de Uribe, busca por un lado, oprimir a los campesinos pobres y medios que sobreviven con cultivos de coca y marihuana; pero también, reforzar la presencia del monopolio imperialista alemán, pues por medio de la compra de glifosato a Bayer permite la “limpieza” de los suelos del campo colombiano para la entrada de las semillas transgénicas que en otrora fabricaba Monsanto y que por obligación deberán ser compradas por los campesinos para poder cultivar diferentes tipos de alimentos, por ejemplo, y a las cuales solo tienen acceso la burguesía agraria y los terratenientes.

Sin embargo, la raíz del problema del campo en Colombia, es el capitalismo, es el monopolio capitalista en la agricultura que somete a millones de campesinos y proletarios agrícolas a la crisis y ruina permanente, como reflejo directo de la crisis capitalista mundial. En medio de ello, la economía mafiosa obligó a una parte de los campesinos a vincularse en el cultivo de psicotrópicos y a cientos de proletarios a retornar al campo para vincularse a extensos cultivos agroindustriales de coca. La guerra contra el pueblo, que tiene su raíz en el enfrentamiento de diferentes facciones de la burguesía y los terratenientes por controlar las mejores tierras que les permitan adueñarse de la renta extraordinaria del suelo, es la causante de esta situación en la que la mafia uribista es parte del enfrentamiento mafioso por controlar las mejores zonas cocaleras, mineras, de palma de cera africana…por ello ¡es justo rebelarse contra el régimen uribista y el capitalismo imperialista!

En lo inmediato, es necesario estrechar lazos entre los obreros del campo y la ciudad, entre las masas oprimidas por el capital derribando la muralla china que impuso el capitalismo entre la urbe y lo rural, hermanando a unos y otros en el noble propósito de unir las luchas en un Paro General Indefinido que logre detener al régimen en sus planes hambreadores contra el pueblo y de financiamiento a la burguesía por medio del trabajo del proletariado para paliar en algo la crisis capitalista en la que se encuentran desde el 2008 y que se profundizó con la pandemia de la Covid-19.

La solución para los millones de campesinos empobrecidos por el sistema financiero y oprimidos por la bota militar y paramilitar del Estado y de las diferentes bandas mafiosas, es la instauración del Socialismo, para lo cual es necesaria la Alianza obrero-campesina, fuerza principal de la revolución, alianza que debe ser dirigida por el futuro Partido Comunista Revolucionario que se encuentra en construcción, tarea a la cual convocamos a los millones de explotados y oprimidos afectados por el capital.

Es urgente construir dicha alianza, entre la clase obrera industrial y el proletariado agrícola, la clase más revolucionaria de todos los pobres del campo, constituida por los obreros agrícolas y los semiproletarios del campo o campesinos pobres, ya que sólo por medio de ella, se logrará expropiar y confiscar sin indemnización, por la fuerza del pueblo en armas, la tierra de las clases enemigas. Si el Estado siembra el veneno del glifosato, el pueblo debe sembrar la semilla de la lucha directa, de la organización con independencia y de la Revolución en el campo y la ciudad.

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