Elecciones en los Estados Unidos: Avakian, Traidor del Proletariado

Elecciones en los Estados Unidos: Avakian, Traidor del Proletariado 1

El llamado Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos decidió participar en las próximas elecciones presidenciales apoyando al candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, en oposición a la reelección de Donald Trump del Partido Republicano.

A pesar de que esta no es una discusión entre marxistas, es necesario decir algunas palabras sobre tal decisión, por cuanto existen compañeros engañados que todavía creen que ese es un partido revolucionario. Y no es entre marxistas porque esa organización bajo la dirección de Avakian, decidió tergiversar y renegar del marxismo, de la experiencia histórica del Socialismo Científico y erigir a su jefe como la supuesta “nueva síntesis del comunismo”, el “arquitecto del nuevo comunismo” y otros adjetivos autoimpuestos por Avakian y sus ciegos seguidores que aplauden el revisionismo de este personaje.

Desde el marxismo es claro que los partidos y organizaciones comunistas pueden participar en las elecciones de los regímenes democrático-burgueses. La forma en que participen es variada y puede tomar diferentes posiciones: abstención electoral, boicot electoral quemando urnas y tarjetones, e incluso con candidatos propios. Este no es un asunto de principios, sino que corresponde a la táctica, al análisis concreto de la situación concreta en cada farsa electoral; lo cual exige el análisis concienzudo para determinar la actuación política correcta que permita hacer avanzar la revolución sacando el mayor provecho de cada episodio de lucha entre las distintas facciones de la burguesía por el control del Estado.

En palabras de Stalin, la táctica debe “determinar las vías y los medios, las formas y los procedimientos de lucha que mejor correspondan a la situación concreta en cada momento dado y que mejor coadyuven al éxito estratégico”. Sobre esas variadas formas de lucha, “que aparecen por sí solas en el curso del movimiento” al decir de Lenin, es necesario que los revolucionarios estén abiertos para adoptar como principales las que antes eran secundarias atendiendo a la “situación histórica concreta” del momento, destacando que lo principal siempre y en cada momento es la movilización y la lucha de masas y no la farsa electoral, una forma secundaria y accesoria.

Por consiguiente, los revolucionarios se imponen algunas condiciones cuando deciden participar en la farsa electoral. Una de ellas es hacerlo con absoluta independencia, sin ir a la cola de ningún sector que le ate las manos o le tape la boca al Partido del proletariado; no participan para ayudarle a ningún sector de los enemigos del pueblo; es más, no se proponen ganar o perder electoralmente, eso es lo de menos: sólo participan con el propósito de hacerle propaganda al Programa y a la táctica revolucionaria, para denunciar la dictadura de los ricos y a su podrido Estado en todos los medios de comunicación, para dar entrevistas y participar en los debates haciendo ver la necesidad de destruir el viejo Estado de los explotadores… los comunistas promueven sus candidatos en las elecciones de la democracia burguesa para luchar, para pelear, para usar la tribuna que ponen las clases dominantes y así amplificar su influencia entre las masas, llamando a organizar la rebelión y la revolución de los desposeídos.

La decisión de los avakianistas en Estados Unidos, que se puede encontrar fácilmente en su página web, es la siguiente:

“A esta hora crítica, hay que utilizar todos los medios apropiados de acción no violenta para sacar del poder a este régimen. Para que quede claro, esto no se refiere a un “voto de protesta” por algún candidato que no tiene posibilidades de ganar, sino votar concretamente por el candidato del Partido Demócrata, Biden, a fin de dar un voto que tenga un efecto real contra Trump.” (s.n) Todo esto, lo intentan justificar con la consigna de “¡El régimen fascista de Trump y Pence tiene que marcharse!” (s.n.).

Antes que nada, se debe caracterizar correctamente el régimen que administra los negocios de la burguesía en Estados Unidos, hoy en cabeza del asesino Donald Trump. No basta con apoyarse en la apariencia del fenómeno para afirmar que es un “régimen fascista”, como lo afirma Avakian. ¿Qué de especial tiene dicho régimen, cuando hace las mismas cosas que todos los regímenes democrático-burgueses? Avakian basa su caracterización en la represión brutal que ejerce Trump contra el pueblo desarmado, en una que otra tonta declaración donde insinúa que no va a reconocer los resultados electorales si no sale nombrado nuevamente como presidente y en la violación de los derechos del pueblo. En sus palabras, Avakian se lamenta porque Trump promueve “la injusticia social, la desigualdad abierta y la violencia policial desenfrenada”.

Sobre lo primero, hay que decir que absolutamente todas las democracias burguesas usan la violencia organizada para garantizar el poder político de las clases explotadoras, esa es la esencia del Estado burgués. Desde los más cavernarios como Trump, Uribe, Bolsonaro, Erdogan… hasta los más “democráticos” que se disfrazan con el velo del “Socialismo del Siglo XXI” como Maduro, o como en Francia donde en manos del socialdemócrata Francois Hollande no cesó la represión cada vez que el pueblo se manifestó en las calles contra la brutalidad policial. En ese sentido, Trump ha hecho lo que hace cualquier presidente de un régimen democrático-burgués como lo es el yanqui: usar la bota militar para aplastar la rebeldía del pueblo.

De lo otro muy poco qué decir: Trump es un monigote acostumbrado a expresar cuanta tontería se le ocurre. Si bien su mensaje no ha sido directo sobre no respetar el conteo de votos y demás, sus insinuaciones sobre continuar en el poder sin respetar la formalidad de la democracia burguesa, no se sustenta en el apoyo irrestricto de las Fuerzas Armadas, ni de un sector importante y mucho menos monolítico de la burguesía; apenas cuenta con el apoyo de unos cuantos supremacistas blancos que son contrarrestados con la organización de un amplio sector del pueblo –armado alguno– que no se deja intimidar y también marcha y se organiza para confrontarlos en las calles.

Lo cierto sí es que el exmarxista Avakian olvidó que el capitalismo, como sistema mundial de opresión y superexplotación, es un sistema que tiene como contradicción fundamental la producción cada vez más social y la apropiación de lo producido de forma cada vez más privada, siendo esta la base de “la injusticia social, la desigualdad abierta y la violencia policial desenfrenada”, que le parecen tan “especiales” bajo el gobierno de Trump, pero que son tan normales en todos los países bajo la dictadura de los capitalistas.

Ahora, sobre intentar concentrar todos los poderes del Estado, es algo muy normal en todos los regímenes democrático burgueses: lo hacen los chavistas en Venezuela, los uribistas en Colombia… todos, en medio de contradicciones entre las clases dominantes, con triunfos y derrotas para los diferentes sectores de la burguesía y los terratenientes. Es decir, el régimen de Trump tampoco tiene nada de especial en ese sentido, no cerró el parlamento, no tiene concentrado todo el poder, los medios de comunicación responden a los intereses de las diferentes facciones de la burguesía… el de Trump, por muy desfachatado y brutal que sea, cumple todas las normas de la democracia burguesa y su partido, el Republicano, es un partido burgués, al igual que el Demócrata.

Además habría que preguntarse, si Trump fuera en realidad la cabeza de un régimen fascista, ¿Qué razón habría para que los autodenominados y falsos “comunistas” organizados en el PCR, EU hicieran un llamado a votar por otro de los candidatos burgueses? La razón es que no son marxistas, negaron la Dictadura del Proletariado y por lo tanto no les interesa la Revolución Proletaria Mundial ni dirigir la Revolución Socialista. Los “comunistas” agrupados en torno a Avakian, traicionaron al pueblo estadounidense y no solo eso, traicionaron al proletariado y a la Revolución Proletaria Mundial, ahora, apoyando a un sector de la burguesía imperialista, que cuando ha estado en el poder también ha mantenido la política de expoliar y sojuzgar pueblos, naciones y países para satisfacer su apetito infinito de ganancia a costa de la superexplotación y opresión de millones de trabajadores a nivel mundial.

A pesar de que las alianzas con los enemigos del proletariado son posibles y hasta necesarias en momentos y por tiempos determinados, los comunistas siempre las hacen para ganar algo a favor de la revolución: tiempo, recursos, difusión, etc. Esta vez los avakianistas no van a ganar absolutamente nada, se entregaron a una facción burguesa igual de reaccionaria a la otra ¡a cambio de nada!, pues su adhesión a la campaña de Joe Biden no les va a traer ni tiempo en la televisión, o mejores medios para hacer propaganda, tampoco fondos económicos para financiar la revolución socialista, ni derechos y libertades políticas al pueblo estadounidense… nada de nada, es el colmo del cretinismo electoral. Y a eso hay que sumarle que los avakianistas tienen poco o ningún peso electoral o político. Por lo tanto, su decisión fue ¡recibir nada a cambio de nada! La conclusión de todo esto es: Avakian empezó revisando y renegando del marxismo y terminó arrodillado ante la burguesía imperialista.

Todo esto tiene además del ingrediente de llamar al pueblo a votar por un enemigo, acompañar el voto con “acciones no violentas” porque el régimen de Trump “tiene que marcharse”, y aunque hablan de que “se movilice a las masas de personas en una lucha decidida”, ésta debe ser “no violenta pero sostenida en las calles para exigir la expulsión de este régimen”. Pacifismo que busca postrar al pueblo hasta que “los de arriba” decidan marcharse del poder “por las buenas”, desconociendo no solo la lucha de clases como motor del desarrollo social y la violencia como partera de la historia, sino las miles de manifestaciones, unas violentas otras no, del pueblo estadounidense en los últimos meses contra el racismo, el abuso policial y el régimen de Trump. Acciones que necesitan la dirección de los auténticos comunistas para encauzar y acrecentar esos ríos de rebeldía popular, para acercarlas a la tarea de destruir con la violencia revolucionaria de las masas, con la Guerra Popular, el poder político y económico de la burguesía imperialista.

El llamado pacifista de Avakian es un crimen contra el pueblo, que no debe esperar pacíficamente los mazazos y las balas de la Policía, el Ejército y los supremacistas blancos quienes no actúan de forma “no violenta” en contra de las masas. Si fuera consecuente con la lucha antifascista no haría ese llamado al pueblo a comportarse como mansa oveja frente a un enemigo brutal y sanguinario. ¿Acaso los pueblos del mundo bajo la dirección de Stalin derrotaron al fascismo, llamando a “acciones no violentas” conjugadas con la farsa electoral? A Hitler y a Mussolini les daría risa estos nuevos revisionistas dirigidos por el exmarxista Avakian.

Los comunistas agrupados en la Tercera Internacional crearon y apoyaron el Frente Único Internacional Antifascista del cual Mao Tse-Tung diría en junio de 1941:

“La tarea actual de los comunistas, en el mundo entero, es movilizar a los pueblos de los diversos países con miras a organizar un frente único internacional para luchar contra el fascismo y en defensa de la Unión Soviética, de China y de la libertad e independencia de todas las naciones. En el presente período, todas las fuerzas deben concentrarse en combatir la esclavización fascista”.

Jorge Dimitrov, Secretario General de la Internacional Comunista desde 1935 hasta su disolución en 1943 dijo en el VII Congreso de la Tercera Internacional de 1935:

“¡Camaradas! Millones de obreros y trabajadores de los países capitalistas se preguntan: ¿Cómo puede impedirse que el fascismo llegue al poder y cómo derrocarlo, allí donde ya ha triunfado? La Internacional Comunista contesta: ‘lo primero que hay que hacer es crear el frente único, establecer la unidad de los obreros en cada empresa, en cada barrio, en cada región, en cada país, en el mundo entero. La unidad de acción del proletariado en el plano nacional e internacional: he aquí el arma poderosa que capacita a la clase obrera no solo para una defensa, sino también para una contraofensiva victoriosa contra el fascismo, contra el enemigo de clase”.

Esas son algunas lecciones ejemplares de comunistas que combatieron de verdad al fascismo hasta vencerlo y barrerlo de la faz de la Tierra.

El pueblo estadounidense debe continuar por el camino de la lucha directa contra sus enemigos, contra la burguesía imperialista que usa con contundencia todo el poder del Estado para aplastar la rebeldía de las masas, y así lo han hecho históricamente republicanos y demócratas, ambos partidos enemigos de los pueblos del mundo. Prepararse para continuar luchando en las calles con contundencia, respondiendo al racismo y a cada asesinato policial con lucha callejera y la violencia revolucionaria; exigiendo empleo, salud y legalización de los inmigrantes por medio de la lucha directa; rechazando con la movilización la agresión de su burguesía a los pueblos del mundo, los preparativos de guerra imperialista y su intromisión en los asuntos internos de los demás países; tales son algunas de las tareas de los trabajadores y revolucionarios que contribuyen a frenar la reacción en Estados Unidos y a preparar a las masas para el triunfo sobre sus enemigos. Los comunistas revolucionarios del mundo deben trabajar por la construcción de la nueva Internacional Comunista y los camaradas que se encuentran en el corazón de la bestia imperialista están llamados a ocupar su puesto de vanguardia para cumplir esta importante y decisiva tarea que la Revolución Proletaria Mundial exige.

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