
Hace un tiempo un tribunal de Bogotá ordenó la captura de Carlos Ramón González Merchán, exdirector del Departamento Administrativo de Presidencia (DAPRE) y exdirector de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). Carlos Ramón es uno de los políticos más cercanos a Gustavo Petro. La Fiscalía lo acusa de coordinar un complejo entramado de corrupción para sobornar a congresistas a cambio de que apoyaran los trámites legislativos de las reformas sociales del Gobierno desviando dineros desde la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
Desde hace meses, González viene huyendo de la justicia burguesa y hoy está prófugo. La cercanía de Carlos Ramón con Petro data desde que ambos fueron militantes del M-19, luego de la desmovilización de esa guerrilla, González mantuvo cercanía con la línea de centro en lo político y años después se convirtió en el presidente del Partido Alianza Verde. Gracias a eso un sector de «los verdes» apoyo a Petro en las elecciones presidenciales. Hace unos días se supo que González recibió asilo político de parte del gobierno de Nicaragua, país al que viajó cuando pertenecía al M-19 para vincularse a la guerra contra dictador Somoza, lo que llevó a que el gobierno Petro tuviera que solicitar la extradición de su antiguo aliado para que responda ante la justicia colombiana, sin embargo, el Estado nicaragüense rechazó la solicitud.
Todo este escándalo que estalló en el gobierno Petro responde a que las dinámicas al interior del Estado burgués solo se mueven con corrupción, sin importar si es un gobierno de derecha o de «izquierda», mientras se mueva en el estrecho marco legal burgués siempre habrá compra de votos, mermeladas, sobornos y diferentes actos de corrupción, porque la burguesía y la pequeña burguesía se disputan el control del Estado por los recursos y el poder.
En este caso, hay una pugna entre la pequeña burguesía que representa Petro junto a aliados de la burguesía liberal contra la burguesía reaccionaria, mafiosa y conservadora en cabeza de líderes como Álvaro Uribe Vélez, lo más degradante de todo esto es que la clase obrera colombiana, los semiproletarios, los campesinos pobres, los explotados y oprimidos son quienes sufren las consecuencias de este sistema capitalista y deben aguantarse los malos manejos estatales de la burguesía y la pequeña burguesía y que terminan sólo fortaleciendo la explotación y el sufrimiento diario de la gente.
Por eso, los comunistas planteamos lo que se da en la realidad, la justicia burguesa solo castiga al pobre; hemos visto como Uribe salió libre y anda haciendo campaña política tras ser condenado doce años en prisión domiciliaria y no cumplió ni el mes de estar encerrado. Carlos Ramón pudo fugarse y ahora está protegido por la corrupción de los Ortega en Nicaragua, y así hay muchos casos de poderosos que logran huir y salir libres, mientras personas pobres o luchadores como los miembros de las Primeras Líneas sí sufren el encierro en cárceles inmundas y con penas largas.
El pueblo colombiano no puede seguir confiando en las instituciones del Estado burgués, no pueden confiar en la ley burguesa y menos creer que en las urnas habrá solución, cada cuatro años un sector del pueblo vota para nada, para que todo siga igual y para que surjan nuevos corruptos y parásitos de la burocracia estatal, ¡no les creamos más!






