El oportunismo defiende la paz burguesa que legaliza el despojo y desarma ideológicamente a las masas que luchan a diario contra las medidas anti obreras y anti populares y contra la miseria propia del capitalismo; ayuda a la burguesía frente a sus problemas y divisiones, como es el caso de las pujas entre Santos y Uribe, en las que el senador Jorge Robledo, integrante del autoproclamado Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario – MOIR, aconsejó con llamados de reconciliación entre estos bandidos enemigos del pueblo colombiano. El falso Partido Comunista Colombiano, por su parte, también respalda la mal llamada «izquierda democrática», declarada enemiga de la violencia revolucionaria, que hoy se une en el Frente Amplio por la Paz en respaldo al despojo de los pobres del campo.
Ambos partidos oportunistas, MOIR y PCC avalaron la campaña de Clara López a la presidencia. Personaje siniestro que en su momento declaró no haría parte del gobierno Santos y que hoy al mando del Ministerio de Trabajo es artífice del miserable aumento del salario mínimo para 2017, así como defensora a ultranza de los intereses de los capitalistas.
El MOIR hoy puja por la presidencia de la república para el periodo 2018-2022, respaldando a los odiados dueños de los ingenios azucareros, arroceros y burguesía cafetera, la misma que superexplota a los trabajadores y ha patrocinado el paramilitarismo que desangró el campo colombiano.
Por su parte, el mal llamado Partido Comunista de Colombia (Marxista Leninista) – PC de C (ml), se suma a la prédica burguesa de la paz que incluya a los reductos del EPL y sea refrendada por una Asamblea Constituyente, esperpento que solo puede ser burguesa y reaccionaria como la de 1991.
Y en esa campaña por la paz de los ricos, léase guerra contra el pueblo, no se queda atrás el trotskismo que aboga también por una Asamblea Constituyente, mecanismo de la pútrida democracia burguesa que cuando más, solo sirve para maquillar la dictadura de los explotadores.
Esos partidos que se autoproclaman comunistas o representantes de la clase obrera, son destacamentos de la burguesía y el imperialismo en el seno del movimiento obrero. Son instrumentos de la reacción que hacen pasar por revolucionarias y progresistas las viejas y rancias ideas liberales y socialdemócratas en las filas del movimiento obrero. Ese oportunismo de derecha está conformado por un puñado de jefes reformistas que niegan la necesidad de la violencia revolucionaria para alcanzar los objetivos del proletariado y condenan a la clase obrera a marchar a la cola de los intereses de la burguesía y a movilizarse en apoyo a la paz burguesa, a la farsa electoral que le da la apariencia democrática a la dominación de los capitalistas, a respaldar las instituciones de la maquinaria estatal con la cual ejecutan la brutal dictadura los explotadores.
Los revolucionarios e intelectuales del pueblo, deben darse cuenta que es inevitable y necesaria la violencia revolucionaria de las masas para derrocar a los capitalistas y expulsar a los imperialistas, para demoler todo su podrido aparato estatal que oprime al pueblo colombiano y para quitarle la gran propiedad a los no más de 5000 burgueses y terratenientes que monopolizan el capital y la tierra en el país, mientras condenan a millones de obreros y campesinos a la súper explotación, al despojo, a la miseria y a la muerte. De esa violencia revolucionaria han renegado públicamente y en masa los oportunistas y por eso está claro que son destacamentos de la burguesía en el seno del movimiento obrero de los cuales los trabajadores deben independizarse.
La paz de la que hablan ahora, oculta que la guerra actual entre las guerrillas, el Estado y los paramilitares es reaccionaria y no tiene nada que ver con la guerra iniciada a mediados del siglo pasado por los campesinos que respondieron justamente a la opresión y el asesinato por parte del Estado, en representación de burgueses y terratenientes. Los acuerdos entre los bandos en esta guerra de la coca, la minería y el petróleo en Colombia, iniciada en los años 80’s del siglo pasado, solo han legalizado el despojo de 7 millones de campesinos, como lo atestigua e mismo Acuerdo de La Habana, el cual respetará la propiedad de los 10 millones de hectáreas robadas a los pobres del campo, hoy en manos de un puñado de asesinos despojadores. Por ello la consigna de la ‘paz social’ es un veneno contra el movimiento obrero, que se opone a la lucha directa e independiente de las masas, quienes deben luchar para hacer retroceder el ataque de los enemigos comunes.
Los comunistas denuncian la dictadura de clase de los explotadores, la putrefacción del Estado y su opresión política contra el pueblo; denuncian la conciliación promovida por el oportunismo; reivindican e impulsan la lucha de clases, propagando y organizando la violencia revolucionaria de las masas; hacen propaganda del socialismo científico como la única solución a los problemas a que ha llevado la sociedad la dictadura de clase de los miserables explotadores y su sistema económico social en agonía.
¡La lucha independiente y revolucionaria es el camino para la clase obrera! ¡No marchar a la cola del gobierno criminal, ni del uribismo despojador! ¡Tampoco de los mecanismos de la democracia burguesa, como la Asamblea Constituyente!
La clase obrera debe organizarse con independencia y pelear por sus propios intereses, que son antagónicos a los bandos de sus enemigos. Persistir en el camino de la lucha, levantando la bandera de la unidad del pueblo alrededor de sus reivindicaciones inmediatas, contenidas en la Plataforma de Lucha del Pueblo Colombiano que insistentemente promocionan los comités de lucha por todo el país; así como enlazar la lucha actual al combate por la Revolución Socialista.
Solo un sistema que tenga como finalidad el bienestar social puede ser justo para el pueblo. Y algo así no puede existir mientras no se derroque la dictadura de los explotadores y se erija sobre sus ruinas la Dictadura del Proletariado, única forma de Estado capaz de hacer que la voluntad de la mayoría trabajadora se imponga sobre la resistencia de la minoría capitalista expropiada y el imperialismo que la respalda. Es el único régimen de poder que entrega a los trabajadores la decisión y el poder omnímodo para solucionar sus problemas, quitando del medio a los parásitos intermediarios del poder que actúan a favor de la minoría explotadora.
¡NI EL ESTADO NI LOS POLITIQUEROS, SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO!
¡LA PAZ DE LOS RICOS ES GUERRA CONTRA EL PUEBLO!