EL ELN Y EL PACIFISMO ARMADO

EL ELN Y EL PACIFISMO ARMADO 1

Por estos días vuelven a ser noticia los atentados y otro “paro armado” del Ejército de Liberación Nacional – ELN. Todos los partidos y los politiqueros han rechazado y condenado las recientes acciones de esta guerrilla, algunos exigiendo el rompimiento inmediato de cualquier diálogo y otros demandando coherencia con sus declaraciones a favor de la paz.

Para el proletariado revolucionario se trata de nuevas acciones desesperadas de una organización pequeñoburguesa desarmada en lo ideológico e impotente en lo político. Son pataleos de los jefes de esa organización por presionar un acuerdo «decoroso» con las clases explotadoras colombianas y no pasar a la historia como claudicantes o traidores.

Pero de nada valen el estruendo de los bombazos y el ruido de las acciones desesperadas del ELN porque las negociaciones de sus jefes son de hecho una claudicación ante los enemigos del pueblo colombiano y una traición a las ideas revolucionarias que le dieron origen a esa organización. El que todavía tengan las armas en la mano no cambia en nada la esencia reformista, nacionalista y pacifista de su perspectiva, incluso su cantaleta exigiendo la tal «participación de la sociedad en la construcción de la paz» es un eufemismo para enmascarar su entrega y no cambia la divisa de su rendición a las clases dominantes y su servicio a los planes pacificadores del imperialismo.

En ese sentido, las recientes acciones del ELN tienen el propósito de presionar un acuerdo reaccionario que no puede ir más allá de lo alcanzado por los jefes de las Farc (legalizar el despojo de los pobres del campo para darle un nuevo impulso al desarrollo del capitalismo en la agricultura), con el agravante de que tales acciones no contribuyen a la lucha revolucionaria del pueblo colombiano y sí sirven a los sectores más cavernarios de las clases dominantes para justificar el terrorismo de Estado.

Pero independiente de lo que digan los politiqueros en campaña, los jefes del ELN seguirán negociando y terminarán firmando un acuerdo con las clases reaccionarias porque ya se encuentran ideológicamente desarmados y su programa reformista puede alcanzarse con la participación en la política burguesa.

Hace ya casi un año, el 3 de marzo de 2017 Revolución Obrera publicó el artículo «Bombazos Presionando la Paz de los Sepulcros» a propósito de los atentados del ELN buscando la tregua bilateral acordada meses después y culminada en enero de este año. Por su plena vigencia reeditamos apartes de esa declaración:

El proletariado revolucionario rechaza los recientes bombazos del ELN pero no desde el punto de vista de los reaccionarios y sus cotorras de los medios de comunicación. Los rechaza porque tienen el objetivo reaccionario de presionar la paz de los sepulcros, y más concretamente el cese bilateral de las acciones que le facilite a la cúpula de esa organización una capitulación «digna». Los rechaza además y en general rechaza el terrorismo individual sistemático, pues desde siempre ha defendido que sin la masa de los trabajadores nada pueden las bombas de cualquier índole.

(…)

Los bombazos del ELN, inútiles y perjudiciales para el avance de la lucha revolucionaria de las masas, tienen además el miserable fin reaccionario de presionar la paz en que están empeñados los imperialistas y las clases dominantes colombianas; una demostración más de que detrás del terrorismo individual se esconde el reformismo, como la cara anversa de la misma moneda de la falta de un programa y plan revolucionarios; testimonio vívido de la decadencia de esa organización derrotada ya para emprender cualquier tarea verdaderamente revolucionaria:

  • Bombazos para acogerse al plan burgués imperialista de la falsa paz cuya base económica es la legalización del despojo de las tierras usurpadas a los campesinos pobres y medios; traicionados y sacrificados ya en los Acuerdos de La Habana.

  • Bombazos para presionar un acuerdo de paz reaccionario que legitimará, como en los Acuerdos de La Habana, el monopolio de las armas en manos de las fuerzas militares y paramilitares que han ahogado en sangre todo grito de rebeldía de las masas populares sometidas a la más cruel superexplotación.

  • Bombazos para que los jefes del ELN anuncien su decisión de abandonar la lucha y arriar las banderas de la revolución que un día levantaron, para arrodillarse al poder del capital y firmar la paz de los sepulcros, traicionando el ideario de sus fundadores.

El proletariado consciente llama a los revolucionarios a no claudicar en la lucha contra la burguesía, los terratenientes y el imperialismo; los exhorta a unirse a los esfuerzos por vincularse a las masas y contribuir a preparar la verdadera guerra popular, desechando el camino del bombazo y el terror individual; a comprender que los bombazos de individuos y pequeños grupos aislados no contribuyen a desatar la fuerza revolucionaria de las masas y sí desorganizan e interrumpen esa labor de movilizarlas al combate.

Nuevamente, los comunistas rechazan las acciones del pacifismo armado presionando un acuerdo reaccionario con los enemigos del pueblo; reafirman su decisión de persistir en la paciente labor de preparar a las masas para la guerra popular, para la insurrección que destruirá todo el poder de los imperialistas, la burguesía y los terratenientes; ratifican la necesidad de la violencia revolucionaria de las masas para instaurar el nuevo Estado de obreros y campesinos, expropiar a los explotadores y desatar las fuerzas para la construcción del socialismo, sistema económico social que abrirá el camino para la construcción de la paz verdadera, solo posible cuando se acabe la causa última de las guerras: la propiedad privada sobre los medios de producción.

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