La voz del magisterio colombiano continúa retumbando en las calles, y no es para menos. Aunque este miércoles 19 de junio, el Congreso de la República archivó la Ley Estatutaria de Educación debido a las vacaciones de los congresistas, no debemos dejarnos engañar: solo se está posponiendo para el próximo período legislativo.
Aun así, con estos días de paro los maestros hemos demostrado, una vez más, que la lucha directa y la movilización en las calles son nuestras herramientas más poderosas. Volver a las calles, retomar la lucha directa, es un recordatorio contundente de que, gobierne quien gobierne, nunca debemos dejar de lado nuestra independencia de clase. De que los sindicatos y las organizaciones de masas deben mantenerse firmes, independientes y combativos.
Más ahora, cuando la situación actual es un claro llamado a la acción. Como maestros y proletarios sabemos que la educación pública necesita cambiar, pero ese cambio debe ser dirigido por el pueblo y para el pueblo. Sabemos que la mejora en la calidad de la educación pública pasa, sin duda, por reducir la cantidad de estudiantes por aula; asegurar la atención en salud para problemas físicos y mentales de nuestros niños y jóvenes; dotar a nuestras escuelas y colegios de personal especializado como enfermeros, psicólogos y educadores especiales, que atiendan las necesidades que a diario se presentan en cada escuela y colegio de Colombia. ¡Nos urge más infraestructura, más coordinadores, nuevas escuelas y colegios públicos! Necesitamos que el Estado garantice los tres grados de preescolar en manos de las escuelas públicas, con docentes capacitados para atender la primera infancia; que realmente formarse a nivel postgradual genere ascenso en el escalafón, etc.
La situación actual es un claro llamado a no confiar en que el parlamento legislará a nuestro favor. Aunque pueda haber personas con buenas intenciones, la esencia del Estado burgués es servir a los intereses del capital, y esos intereses siempre han buscado dejar al pueblo sin derechos y lucrarse de nuestras necesidades. El verdadero poder del pueblo radica en su lucha directa, en su capacidad de movilización y en su independencia. Lo que aprendimos en este paro es que la educación pública y todos los derechos del pueblo se defienden en las calles, confiando solo en nuestra fuerza colectiva y no en los aparatos del Estado que sirven a la burguesía. ¡Solo el pueblo salva al pueblo!
Los maestros debemos continuar luchando para que los recursos educativos no terminen en los bolsillos del sector privado. No podemos permitir que se sigan financiando los colegios de cobertura o de concesión con recursos públicos. Esos recursos deben ser destinados exclusivamente al sector estatal. Se necesita que desde el Sistema General de Participaciones se aumenten los ingresos para el sistema educativo oficial, mejorando así el derecho a la educación del pueblo.
Los maestros debemos continuar luchando para que los procesos de enseñanza-aprendizaje no se sometan a las necesidades del mercado y de los empresarios. Nuestras escuelas, colegios y universidades no pueden ser meros proveedores de mano de obra barata y dócil para el mercado, puesto que dicha situación afectaría directamente la calidad de la educación, que tanto cacarean defender personajes de los partidos más reaccionarios como Cambio Radical, Centro Democrático, Partido de la U, etc.
Los maestros debemos continuar luchando para que la evaluación de desempeño no sancione a los docentes y no ponga en riesgo su estabilidad laboral. Es inadmisible que se pretenda desconocer que el desempeño de los estudiantes depende de múltiples variables y dimensiones formativas y de contexto escolar, no solo de la labor docente. Es inadmisible que mediante una evaluación sanción se busque generar inestabilidad laboral en el magisterio, lo que incrementaría el clientelismo con contratos a dedo, como sucede hoy con muchos docentes provisionales que son contratados según la conveniencia de los politiqueros.
La movilización de los últimos días ha demostrado que el pueblo tiene la capacidad y la determinación para luchar por sus derechos, a pesar de las adversidades y las confusiones que intentan sembrar en nuestras filas. Algunos creen que movilizarse en estos momentos es marchar contra el gobierno de Petro, pero nada podría estar más alejado de la verdad. Nuestra lucha es independiente y autónoma, y no está sujeta a los vaivenes de ningún gobierno. ¡Nuestro compromiso es con el pueblo y sus necesidades!
Es crucial entender que nuestra movilización no es un acto en contra de Petro, sino una defensa férrea de nuestros derechos. Las medidas que nos afectaban, medidas conciliadas con sectores del Pacto Histórico, exigen nuestra lucha directa. La salud, la educación, los derechos laborales, la vivienda y todos los ámbitos donde se juegan nuestras vidas no pueden esperar. ¡No es momento de elegir entre movilizarnos y no movilizarnos por temor a afectar al gobierno! La defensa de nuestros derechos es siempre justa, y movilizarse en su favor es un deber revolucionario.
No permitamos que nos confundan: defender nuestros derechos no es apoyar a la derecha, es luchar por lo que es justo. El pueblo tiene claras sus reivindicaciones y sabe que su lucha es legítima. Si el gobierno realmente apoya al pueblo, entonces deberá alinearse con nuestras demandas. ¡No es nuestra responsabilidad abstenernos de la lucha para proteger al gobierno, es el gobierno el que debe decidir si apoya al pueblo en su justa causa!
Es imperativo que sigamos movilizándonos con independencia de clase, que asistamos a la cita, este 13 y 14 de julio en Cali, para sesionar en una Asamblea Nacional Popular Independiente y poner por encima de cualquier interés político de los partidos oficiales las reivindicaciones del pueblo colombiano. Esta asamblea se opone a los enemigos del pueblo: la burguesía, los terratenientes, los imperialistas y todos aquellos que buscan perpetuar nuestras miserias.
A pesar de las buenas intenciones que pueda tener el gobierno de Petro, la realidad es que nuestras necesidades siguen sin ser atendidas. Es por eso que el pueblo debe organizarse, movilizarse y luchar por sus derechos con independencia y firmeza. Es a través de la lucha directa y la organización popular que podremos conquistar las mejoras que necesitamos con urgencia.
La verdadera lucha es por nuestros derechos y nuestra dignidad. No podemos esperar que el parlamento, dominado por los intereses del capital, legisle a nuestro favor. ¡La esencia del Estado burgués es servir al capital, y nuestras necesidades nunca serán su prioridad! Solo el poder popular, la movilización en las calles y la independencia de clase nos llevarán a la victoria.
Sigamos adelante con nuestra lucha: ¡Solo con unidad, movilización y combatividad podemos asegurar una educación pública de calidad para todos!