En medio de la pandemia, el gobierno en beneficio de los intereses de los terratenientes, los burgueses y el imperialismo ha venido aprobando leyes y medidas contra el pueblo colombiano y la clase obrera. Por estos días, a través del Ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, hizo público el decreto 770, supuestamente para proteger los derechos de los colombianos, la misma demagogia que han utilizado durante esta pandemia.
En este decreto lo único que hacen es desmejorar las condiciones de vida de los trabajadores y arrancar lo que con lucha se ha logrado pactar en las convenciones colectivas; en aras de resolver la crisis de los capitalistas, el Estado le ofrece a los trabajadores una limosna como subsidio de desempleo, que le brinda a través de las cajas de compensación, una limosna equivalente a 160 mil pesos por tres meses, esta medida facilita a las empresas los despidos masivos, lo que incrementará el índice de desempleo, que ya se proyecta del 19% o más. Esto hará que haya una rebaja aún mayor del salario lo que precisamente buscan los capitalistas para aumentar sus ganancias.
Todas estas medidas hacen parte de una nueva reforma laboral anunciada desde el 2017 cuando el Consejo Gremial Nacional presentó la Agenda Empresarial 2018-2022 y ratificada con el ingreso de Colombia a la OCDE. Por ejemplo, sobre la jornada laboral se venía susurrando su rebaja de 48 a 36 horas y ahora se empieza a implementar aprovechando la crisis de “emergencia económica, social y ecológica” decretada por Duque con la excusa de la pandemia. Así mismo, la idea es arrebatar otros derechos tales como el subsidio de transporte, las cajas de compensación, el pago de horas extras y festivos de forma diferida y la prima de mitad de año y aunque digan que es temporal, es evidente, que estas medidas ya se iban a imponer y lo que hizo la pandemia fue facilitarles poder implementar los designios de los capitalistas contra la clase obrera.
Aunque el decreto 770 hable de un común acuerdo entre empresarios y empleados, en los hechos ese “mutuo acuerdo” no existe; en las empresas donde no hay sindicatos se sabe que los patronos hacen lo que se les da la gana y en donde los hay y mantienen una postura de defensa de los derechos, las empresas organizan verdaderas campañas de persecución, otros sindicatos desafortunadamente creen que se debe “ayudar” a la empresa para conservar los empleos y aceptan entregar sus convenciones colectivas. A esto se suma que la dirección mayoritaria de las centrales sindicales con su política de concertación y conciliación, no han sido contundentes para responder a esta arremetida, pues era el momento de llamar a un paro general indefinido, pero se han quedado en pequeños mítines que no sobrepasan las 50 personas.
Es un hecho que el movimiento sindical debe emanciparse de toda esa coyunda de las burocracias de las centrales obreras, que las bases del movimiento sindical deben decir, ya no más conciliación y concertación con el enemigo de clase, no más engaño politiquero, no basta con los quejidos de algunos que han llegado al Congreso y hoy reciben unos super sueldos que llegan a más de 30 millones de pesos, y dizque defienden a los trabajadores con lastimeros quejidos que dan en debates, o con llamados a “firmatones” o “tutelatones” en contra de x ó y decreto.
El movimiento sindical no debe acceder pasivamente a todas las medidas de este decreto que va en contra de los derechos conquistados en sus convenciones colectivas, como decía uno de los sindicatos de los trabajadores tercerizados de Avianca, el problema es de los capitalistas. La clase obrera no puede aceptar a las buenas estas medidas, que los ricos hagan lo que quieran mientras los obreros se organizan para defender sus derechos, con la denuncia, la movilización, la huelga e incluso con la lucha jurídica.
Pero la verdadera lucha para echar para atrás este decreto es con la preparación y ejecución de la Huelga Política de Masas, hoy expresado en un Paro General Indefinido, que le ponga fin a todas las medidas que desde el Estado han impuesto durante esta pandemia, que se proponga reconquistar unas mejores condiciones de vida para todo el pueblo colombiano, que le ponga fin a toda esta arremetida por parte de los terratenientes, los burgueses y el imperialismo y para esto es indispensable que el movimiento sindical actúe con independencia de clase, es decir, que se libere de la política conciliadora y entreguista que hoy lo dirige, utilice los métodos de dirección y de trabajo proletarios y confíe en su propia organización y en la unidad y solidaridad con el resto del pueblo colombiano.