La burguesía parásita de Colombia es una clase vil y descarada que nos cree pendejos; pero eso se le está acabando, porque ya no le queda tan fácil engañarnos como casi siempre lo ha hecho con mentiras. Pues eso es precisamente el decreto 1174 expedido el pasado 27 de agosto por el régimen benefactor de los ricos.
Ese decreto, como dice el Ministro de Trabajo Ángel Custodio Cabrera, estaba efectivamente ya planteado en el Plan Nacional de Desarrollo aprobado por el Congreso, y mucho antes en la Agenda Empresarial 2018-2022 de los grandes monopolios del Consejo Gremial. Es así que con la mentira de proteger a los más de 22 millones de trabajadores informales, los capitalistas se propusieron “flexibilizar” aún más la contratación laboral (Reforma Laboral) y dentro de la Reforma Pensional, hacer que más trabajadores cotizaran al sector financiero sin recibir una verdadera pensión.
El argumento del gobierno es cínico. Plantea que debemos estar agradecidos porque supuestamente se va a beneficiar a una inmensa población trabajadora que no tiene acceso a seguridad social. Pero entonces, ¿por qué si está realmente preocupado, no le garantiza a la clase obrera un trabajo formal con todos los derechos de ley ya adquiridos, en vez de imponerle una reforma que de conjunto va a perjudicarla?
Empecemos por lo último. Con el Decreto 1174 se le da vía libre a los capitalistas para contratar por horas y por debajo del salario mínimo, y aunque el cínico Ministro diga que a los trabajadores formales no se les puede cambiar su contrato o desmejorar, se hace el idiota, pues todos sabemos que las empresas van a despedir a los trabajadores formales para contratar carne fresca y barata para superexplotar aún más bajo la nueva modalidad; quedando los trabajadores despedidos obligados a aceptar este tipo de contratación en otra empresa o en la misma, como ya lo vienen haciendo, pues están siendo presionados para acogerse a los “retiros voluntarios” u obligados a firmar los otro sí. Es decir, de conjunto para toda la clase obrera significa una desmejora letal, pues en esencia es una rebaja general del salario, que traerá todas las consecuencias del aumento de la superexplotación que conlleva a la degradación física y moral de los trabajadores.
Además y como complemento de lo anterior, todos los trabajadores informales, que no cotizan a pensiones porque no les alcanza su miserable ingreso, tendrán que cotizar el 15% a los Beneficios Económicos Periódicos – BEPS; esa cotización ingresará como un ahorro y no como un derecho a recibir una pensión. En cuanto a los trabajadores que sean contratados por horas, es decir por menos de un salario mínimo, el 1% lo aportará la empresa a riesgos laborales y el 14% a los BEPS, también como un ahorro para cuando lleguen a la vejez, y el cual les será entregado por cuotas muy por debajo del salario mínimo. Además, con esta forma ningún trabajador tendrá derecho a una pensión por invalidez o de sobreviviente, pues para esto debe estar cotizando a los fondos de pensiones. El Ministro hipócrita y mentiroso argumenta que cuando las empresas decidan contratar de manera formal a un trabajador, se sumarán las semanas ahorradas en los BEPS a la cotización formal para pensiones; pero no se necesita ser muy ilustrado para saber que las empresas no van a formalizar la contratación, pues eso sería perder su minita de oro.
Es por esto que la respuesta no puede ser esperar los resultados de interponer demandas y fallos de las Cortes que, como ya hemos visto en estos meses, no sirven para nada. Los trabajadores tampoco podemos confiar a que en las elecciones del 2022 salga “elegido” un Petro o cualquier otro demócrata-burgués, que nos prometa reformar el sistema capitalista para “salvarnos” de la voracidad de los explotadores, mientras se permita que los burgueses sigan explotando. Igualmente, no podemos esperar que el Comité Nacional de Paro y las camarillas dirigentes y vendidas de las centrales sindicales hagan algo, pues lo único que plantean es pedirle al gobierno reuniones para concertar y conciliar. ¡Ellos no nos representan!
No nos queda otro camino que la unidad, la organización y la lucha. El Decreto 1174 es un motivo más para avanzar en la preparación y organización del Paro General Indefinido. Las organizaciones que lo están empujando necesitan aumentar la actividad y llamar a nuevas jornadas de movilización general, a paralizar la producción, a prepararse para enfrentar las fuerzas represivas del Estado y sostener indefinidamente la lucha hasta hacer retroceder al régimen narco paramilitar. Pero sobre todo, los trabajadores debemos convencernos que la dirección de la sociedad no puede seguir en manos de los capitalistas, sino que debe pasar a manos de los obreros y los campesinos.