En medio de la aguda confrontación entre los países imperialistas por el dominio del mundo, la IX Cumbre de las Américas representa el escenario donde Estados Unidos pretende reafirmar ante sus contrincantes, que todos los países de América a excepción de Canadá, están en la órbita de su dominio semicolonial. Sin embargo, la no invitación a Cuba, Nicaragua y Venezuela, motivo para la inasistencia de los Presidentes de México, Bolivia, Honduras y Guatemala, refleja el resquebrajamiento de la dominación yanqui hegemónica en el continente, por la injerencia de otras potencias imperialistas como Rusia y China. En este sentido, la Cumbre quedó reducida a un aquelarre de gobernantes lacayos (¡incluido Boric de Chile!) y sus amos imperialistas en el continente.
Como siempre ocurre en las reuniones cumbres organizadas por los imperialistas, el temario a tratar, se pinta con hermosas tonalidades de “beneficio social”, “de ayuda a los más pobres”, “de lucha por la igualdad”… Y esta Cumbre en Los Ángeles no es la excepción: parlotean sobre “la crisis climática”, “la crisis migratoria”, “la defensa de la democracia” y bla, bla, bla… tanto así que el lema es “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”. Al lado de tan bondadosos propósitos, van “los acuerdos para el progreso y bienestar”: Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica, un nuevo pacto económico para “ayudar a las economías de la región”; pacto migratorio regional, contra la inmigración irregular para que las naciones del continente “asuman su responsabilidad”. Es tanta la carga de demagogia y falsedad, que el propio presidente del Consejo estadounidense de Relaciones Exteriores y exjefe de la Oficina de Planificación Política del Departamento de Estado de EE.UU., Richard Haass, manifestó: La Cumbre de las Américas parece ser una debacle, un autogol diplomático. Estados Unidos no tiene una propuesta comercial, una política de inmigración ni un paquete de infraestructura. En cambio, la atención se centra en quién asistirá al evento y en quién no. Por su temario, la IX Cumbre de las Américas es un aquelarre de imperialistas y gobernantes lacayos.
Mientras en Los Ángeles parlotean acerca de la migración, uno de los grandes problemas del capitalismo, fruto de las relaciones sociales de explotación y de la violencia dictatorial de los explotadores cuyos representantes políticos se abrazan en la Cumbre, hacia allí, por las calles de México marchan más de 15 mil migrantes llegados de 20 países principalmente de América, huyendo de la pobreza, de la violencia contra los pobres, de la desigualdad social, con la ilusión de remediar sus males si logran pasar la frontera de Estados Unidos, un sueño que se convierte en pesadilla cuando los ejércitos de los lacayos que están en la Cumbre, los reprimen e impiden su avance por orden de sus amos imperialistas, y si logran atravesar la frontera son recibidos a latigazos, encarcelados, discriminados, perseguidos por ser minorías, por ser ilegales… El verdadero sueño de los migrantes, debe ser destruir la causa de sus desgracias y sufrimientos, y para hacerlo deben unir las masas de su ejército a la lucha mundial del proletariado contra el imperialismo.
Al propio tiempo, en otro recinto de la ciudad de Los Ángeles sesiona La Cumbre de los Pueblos“organizada por grupos comunitarios, sindicalistas, activistas y gente progresista”, un formato de carácter reformista con representantes de distintos países del continente, también para hablar de los problemas sociales, reconocer que “la gente está cansada de que los ricos y poderosos rijan al mundo”, pero depositando las esperanzas en que las mismas instituciones de los explotadores, les resuelvan a los pobres los problemas derivados de la explotación, que las mismas fuerzas de los opresores, liberen a los oprimidos. En esencia, igual engaño de la Cumbre de los opresores: deleitarse hablando de los problemas sociales, y nada de fondo para resolverlos.
Las masas populares de América deben saber y convencerse, que las promesas, planes, acuerdos y pactos que promueven los imperialistas, son siempre en favor de sus intereses, garantía para superexplotar a los trabajadores, carta blanca para el saqueo de las riquezas naturales, luz verde para endurecer el yugo semicolonial del imperialismo sobre los países oprimidos. Y todo con el apoyo de los gobernantes lacayos, representantes políticos de los burgueses y terratenientes pro-imperialistas.
La actitud de los trabajadores, no puede ser de apoyo a las propuestas reformistas de convivir en paz y convencer con súplicas a los imperialistas, para que mermen su sanguinaria dominación. De los imperialistas, como lo demuestra la historia, sólo se puede esperar guerras, muerte, dictadura, saqueo, hambre, ruina, miseria…, porque su sistema está podrido hasta la médula, no le sirve a la sociedad pues solo favorece a una exigua minoría de grupos monopolistas dueños de todo.
La posición del proletariado y los pueblos de América y del mundo, tiene que ser de combate revolucionario a los imperialistas y sus lacayos, de lucha contra su sistema mundial de opresión y explotación, fuente de todos los males sociales que hoy padece la humanidad.