Que la propaganda capitalista del coronavirus no nos aterrorice. Por el contrario, que sea una razón más para exigir al Estado, con un Paro General Indefinido, un servicio de salud de calidad y al servicio del pueblo.
A la fecha el gobierno nacional ha decretado la emergencia sanitaria en todo el país con la supuesta idea de controlar la expansión del coronavirus. Supuesta, no porque no exista el COVID 19, sino porque el control que quieren ejercer es sobre la inconformidad creciente de las mayorías trabajadoras que exigen y luchan por conquistar y defender derechos ganados décadas atrás con la lucha directa y en las calles, pero que quieren arrebatar con la imposición de sus reformas en lo laboral, pensional, tributario, así como con recortes a la educación, a la salud, a la ciencia, etc.
En algunas ciudades los gobiernos locales ya han dictado medidas tales como toques de queda o la prohibición de reuniones de más de 10 o 20 personas; hipócritas sin más recurso que las mentiras, pues en los hospitales la gente hace filas interminables para autorizar citas, pedir medicamentos o, en su defecto, salas de emergencias repletas de pacientes arrinconados por falta de insumos y atención médica.
Criminales que mientras llaman a quedarse en casa no han hecho nada para impedir el contagio en el transporte público, donde los usuarios deben hacinarse en las estaciones y buses por cientos para poder ir a sus lugares de trabajo, en donde tampoco se han tomado medidas para garantizar la sanidad. En últimas, medidas para controlar la atención, la rabia y la lucha de los de abajo, porque son incapaces de resolver un problema de salud pública aun disponiendo de la infraestructura, la ciencia y la tecnología para resolverlo, pues lo que interesa aquí son las ganancias y que el pueblo se joda.
Los trabajadores deben exigir el cese de medidas reaccionarias como los toques de queda y el confinamiento que solo tienen el fin político de aplastar la rebeldía popular, y hacer que el gobierno implemente medidas sanitarias de verdad como la cuarentena para evitar la propagación (cerrar todas las fábricas, empresas y servicios no esenciales), pero garantizando el salario y las condiciones de vida de los trabajadores y desempleados; ampliando el número de camas y UCI para atender de verdad a los contagiados, entre otras.
El capitalismo mundial sufre una de sus peores crisis económicas a causa de la superproducción y con ocasión del Coronavirus, qué mejor razón para justificar medidas que ya se venían dando como el cese de algunas actividades y, en consecuencia, el licenciamiento y despido masivo de trabajadores apalancado en directrices como la Circular 049. Estos recortes ya se vienen dando en algunos países como Italia, Francia, España y Argentina por una verdadera razón: amortiguar temporalmente la crisis económica y al mismo tiempo dinamizar el capital acumulado y estancado producto de la explotación mundial del capitalismo.
Aún más, en el caso colombiano la pandemia ha servido como cortina de humo para desviar la atención de la descarada corrupción en todas las instituciones del Estado, los nexos del actual régimen con el narcoparamilitarismo, el aumento de la inflación por la caída abismal del peso, la altísima tasa de desempleo, el hambre que azota las regiones más pobres del país y que en la Guajira ha cobrado la vida de 4770 niños hasta inicios del 2019, las reformas impuestas y anunciadas para acrecentar más las ganancias de los dueños del capital a costa del empobrecimiento y pauperización de los trabajadores, entre muchas más.
La preocupación que tiene el pueblo por el coronavirus (no tan letal como el dengue que solo en el 2020 en Colombia, según el INS, van 12217 casos registrados y 18 muertes) debe justificarse no en el pánico infundado por los medios, sino en el inservible sistema de salud que tenemos actualmente en el país. Una razón de más para obligar al régimen a tomar medidas serias (aunque tardías) y acoger las recomendaciones de la comunidad científica para prevenir el contagio, lo cual requiere, en lo personal, adoptar las mínimas medidas como el lavado frecuente de las manos, el consumo abundante de agua y el uso del tapabocas cuando se tengan los síntomas o gripa.
Que el coronavirus no nos produzca el pánico que los ricos y su Estado pretenden generar, el capitalismo imperialista es la verdadera pandemia y solo los trabajadores podremos destruirlo para construir un mundo mejor.