Se acerca lo que comúnmente se conoce como la «negociación del salario mínimo» para el 2025 en Colombia. Ya la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales definió el cronograma de reuniones para, según ellos, fijar el nuevo salario mínimo de la clase obrera en el país que empezará a regir desde el año entrante teniendo como fecha inicial el 3 de diciembre y como fecha máxima de expedición oficial el 30 de diciembre. La presentación de propuestas oficiales está programada para el 11 de diciembre.
En esa Comisión, ordenada por la Constitución de 1991 la clase obrera entra perdiendo, porque la correlación de fuerzas no le favorece, pues allí se encuentran los administradores temporales del Estado de los ricos -gobierno reformista-, los representantes de las clases enemigas -burguesía, terratenientes- y los falsos representantes de la clase obrera que son los jefes de las centrales sindicales; por el contrario, es desde allí donde histórica y sistemáticamente han rebajado el salario real año a año pues es gente que no sabe lo que es vivir con un salario mínimo, fijando su valor sin sentir lo que significa sobrevivir como lo hacen millones de familias. De lejos se ve que no es una «negociación» con la clase obrera, sino una marrulla de «los de arriba» en la que deciden cómo van a sobrevivir «los de abajo».
Las cifras del nuevo salario mínimo que se manejan son paupérrimas, y lo paradójico, es que vienen de parte del llamado «gobierno amigo del pueblo» de Gustavo Petro. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, dijo que el aumento podría ser del 6,2 %, es decir, de $80.600 mensuales -$2.687 diarios-, para tener un salario mínimo de $1.380.600 al mes. Gustavo Bolívar, escudero de Gustavo Petro y quien hoy tiene el cargo de director del Departamento para la Prosperidad Social, propuso un aumento del 6,5%, que en dinero son $84.500 mensuales -$2.817 diarios- que en total daría un salario mínimo mensual de $1.384.500. Por parte de los jefes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) tienen la propuesta de que el aumento sea de un 10%, es decir, de $130.000 mensuales -$4333 diarios- para un salario mínimo mensual de $1.430.000.
Por el lado de los capitalistas, Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), afirmó que la propuesta de ese gremio saldrá de los datos de productividad e inflación, que a la fecha no se conocen. Sin embargo, el último dato de inflación conocido, la situó en 5,41% para el mes de octubre. Por su parte, Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo -un centro de pensamiento e investigación de la burguesía-, propuso un aumento del 6%. La Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) propone un incremento del 6,3%, lo que equivaldría a $81.900. Como se puede ver, las clases enemigas no están dispuestas a ceder un centavo de sus multimillonarias ganancias al salario de la clase obrera por las buenas o como producto de su benevolencia. Marx expone que en este terreno «el capitalista pugna constantemente por reducir los salarios a su mínimo físico y prolongar la jornada de trabajo hasta su máximo físico, mientras que el obrero presiona constantemente en el sentido contrario. El problema se reduce, por tanto, al problema de las fuerzas respectivas de los contendientes.»
Que los capitalistas propongan un salario mínimo de hambre para la clase obrera y sus familias, es completamente normal. Pero ¿cómo se explica que el gobierno de Petro, el de la «Colombia Potencia de la Vida», ofrezca un incremento nominal paupérrimo que no cubre las necesidades de los trabajadores en el país? Teniendo en cuenta varias fuentes, el costo de vida promedio para una persona en Colombia al mes puede variar entre $2.443.000 y $3.200.000, teniendo en cuenta el Índice de Precios de la Canasta Familiar, la región en que se encuentre, entre otras variables. Por lo tanto, las propuestas del gobierno de Petro para el salario mínimo del 2025 demuestran que, por su política de pacto social con los explotadores, no está al servicio del pueblo, sino, de los enemigos explotadores.
Un gobierno que represente los intereses de los enemigos del pueblo al salvaguardar sus ganancias en contravía de la situación material de las familias obreras no merece ser apoyado por el proletariado. Si Petro realmente está comprometido con la clase obrera y el pueblo en general, está llamado a decretar un alza general de salarios y un salario mínimo de $3.000.000 que satisfaga realmente las necesidades de las familias obreras. ¡Es lo mínimo que un gobierno reformista debería hacer!
Llamamos a unir fuerzas, a organizarnos para la lucha y así conquistar un alza general de salarios. El movimiento sindical debe dejar de marchar a la cola del gobierno y, por el contrario, es necesario que se movilice paralizando la producción y distribución normal de las mercancías; los sindicatos independientes deben convocar y ejecutar una campaña por alza general de los salarios iniciando por exigir un incremento real del salario mínimo. Si bien es cierto que Petro es gobierno pero no tiene el poder, también lo es, que, si desde el gobierno realmente estuvieran interesados en mejorar las condiciones de vida del pueblo, harían todo lo posible por movilizarlo para forzar a la burguesía y a los terratenientes a ceder ante las exigencias de las masas populares. Fijar el salario mínimo que la clase obrera necesita, depende de que la correlación de fuerzas se incline a favor de la clase obrera por medio de su unidad, organización y lucha.
Por lo tanto, no basta cambiar el gobierno, es necesario destruir por medio de la violencia revolucionaria el Estado de los explotadores e instaurar un Nuevo Estado de Obreros y Campesinos. Está demostrado, desde antes de que el gobierno reformista de Petro llegara a la Presidencia, que no basta con el simple cambio de uno u otro personaje dentro de la estructura del Estado burgués-terrateniente para que la clase obrera conquiste sus reivindicaciones como el Alza General de los Salarios que tanto necesita el proletariado.