Los Desgraciados
Ya va a venir el día; da
cuerda a tu brazo, búscate debajo
del colchón, vuelve a pararte
en tu cabeza, para andar derecho.
Ya va a venir el día, ponte el saco.
(…)
No ha existido un momento tan propicio, ni nunca conocí ánimos tan caldeados y exacerbados como los que recorren a las masas en Colombia por estos días. En la fábrica los obreros rasos se preguntan si hay que trabajar este jueves o si hay que parar, se escucha a los estudiantes en sus asambleas hablar sobre la necesidad de golpear al capital bloqueando vías arterias y vitales para la movilidad desde horas tempranas. Inclusive osan de muy buen ánimo los revolucionarios desanimados y alejados de la lucha, quienes aparecen de nuevo en el escenario y recobran alientos para la contienda venidera, también nuestros señores “ultraizquierdistas”, con sus acostumbrados argumentos sobre el desinterés de las masas para la lucha, se les ve de muy buena gana y disposición. Por otro lado, los reformistas y oportunistas amigos de la pacificación, quienes a regañadientes han tenido que aceptar el hecho decidido por las bases en asambleas sobre luchar y parar, defendiendo la idea que el 21 es un día de Paro y no una marcha nacional ni un carnaval, también cabizbajos van a participar de la lucha. Es bello ver como el pueblo se está poniendo de pie.
Ya va a venir el día, ponte el sueño.
Ya va a venir el día, repito
por el órgano oral de tu silencio
y urge tomar la izquierda con el hambre
y tomar la derecha con la sed; de todos modos,
abstente de ser pobre con los ricos,
atiza tu frío,
porque en él se integra mi calor, amada víctima.
No es solo Colombia, latinoamericano arde y detrás del telón –en el ancho mundo– ya en gran parte arde y el resto está por arder, nos da cuenta que el planeta está maduro para la revolución, pero la hienas feroces –las fuerzas armadas de las clases dominantes– se baten y refuerzan la violencia contra las justas peticiones y luchas de las masas, no les importa fusilar, garrotear, gasear, encarcelar, torturar, sacarle los ojos al pueblo (en Chile van 197 personas tuertas) para contener la marea popular y hacer cumplir los mezquinos intereses de unos contados parásitos sociales, monopolios, organizaciones internacionales y bancos.
Pero ¿Qué puede perder el joven desempleado y sin perspectivas en esta sociedad, o el obrero con un mísero salario, o el estudiante empeñado de por vida al capital financiero y los préstamos, o el hambriento campesino expropiado a sangre y fuego de sus tierras, o la ama de casa en sus trajines y faenas diarias inmensamente ingratas y no pagas, o el marginal caído en las drogas, o el pequeño comerciante, el pequeño productor o tendero empeñados también año tras año a los bancos? Nada, pues en esta sociedad estamos irremediablemente perdidos, en la lucha tenemos todo por ganar, inclusive de nuestras derrotas aprendemos, de los golpes, tarde o temprano se recupera, el efecto de los gases tóxicos se puede soportar, los grilletes y la cárcel no atemorizan frente a la asfixiante y miserable realidad. En este periodo de la humanidad, somos los protagonistas históricos rompiendo la cadena eslabón a eslabón.
Por eso, estimado luchador, llego el día para que no te contengas, no lo dejes pasar, sal al escenario y pelea, no te atemorices, recuerda que de este sistema todo apesta. La televisión es basura, los noticieros una mentira, el arte es estéril, su educación y salud: un gran negocio. El deporte esta narcotizado, el sistema judicial corrupto y sobornado, el ejecutivo corrupto y burocratizado, las fuerzas armadas –no sobra decirlo– son la mejor mafia organizada. La naturaleza –pobre naturaleza– destruida y contaminada por los monopolios. La explotación nunca fue tan cruel y la opresión tan exacerbada. ¿Por qué tenerles miedo a las llamas si hay mucho que desechar y destruir? Vamos incansable luchador, canaliza tu primitiva furia y enfoca tus golpes sobre todo lo que te oprime y humilla.
El paquetazo de Duque está perdido frente al pueblo de pie –está perdido– pues con el Paro del 21N arranca una inmensa tormenta revolucionaria popular.
Ya va a venir el día, ponte el sol.
Ya viene el día; dobla
el aliento, triplica
tu bondad rencorosa
y da codos al miedo, nexo y énfasis,
pues tu, como se observa en tu entrepierna y siendo
el malo !ay! inmortal,
has soñado esta noche que vivías
de nada y morías de todo.
Cesar Vallejo
Un camarada
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