CAPTURA DE SANTIAGO URIBE

Las Pugnas Interburguesas a la Falsa Justicia Burguesa

santiago uribe

La captura de Santiago Uribe por su participación en el grupo terrorista y paramilitar Los Doce Apóstoles —dedicado al asesinato selectivo, masacres, secuestros y desapariciones forzadas— es un ejemplo vívido de una gran disputa interburguesa.

No es un secreto que las famosas “desmovilizaciones” de las AUC bajo el gobierno de Uribe garantizaron la impunidad y la ganancia a muchos empresarios y compañía imperialistas, quienes aumentaron su patrimonio sobre fosas comunes —en Colombia existe la más grande de América Latina con más de 2000 restos en la Macarena—. Tampoco es un secreto que paramilitares en el Catatumbo, Norte de Santander, implementaron hornos crematorios para desaparecer a sus víctimas al estilo del Tercer Reich… Ahora, quieren hacer pasar como novedoso el esfuerzo por maquillar al gobierno de Santos y a las podridas instituciones del Estado —Fiscalía, Corte Suprema de Justicia, etc.— como entes imparciales por encima de las clases sociales y picota de los criminales, así sean familiares de exgobernantes, cuando esto no es cierto. La justicia burguesa sirve a los capitalistas, y lo que hay detrás de la captura de Santiago Uribe es un episodio más de la disputa entre un sector de la burguesía encabezada por Santos y otro sector dirigido por Álvaro Uribe, ambos patrocinadores del paramilitarismo, beneficiarios de la guerra contra el pueblo y el negocio de los sicotrópicos.

Todos son granujas y asesinos que ahora pelean por la repartija que se negocia en La Habana, por la administración del Estado y los multimillonarios recursos que recaudan de todo el pueblo colombiano, por el jugoso negocio de la salud, la educación, las licencias ambientales, los contratos públicos, etc.

La crisis económica por la que atraviesa el sistema imperialista mundial agudiza sus diferencias. Mientras en el pasado, cuando estaban juntos, se sentaban a la mesa a hablar de negocios, de los dineros públicos, de la jugosa superexplotación de la clase obrera, de las tierras manchadas de sangre y arrebatadas a los campesinos… de vez en cuando, acudían a su justicia para dirimir algunos asuntos no muy claros. Pero ahora es todo lo contrario, se acusan en público, se sacan verdades de forma arrabalera, mueven sus fichas en el Estado y urden tramas al estilo del Cardenal Richelieu, personaje descrito como falto de escrúpulos, codicioso y hambriento de poder, en la novela de Alejandro Dumas, Los Tres Mosqueteros.

Lo que alegra a la clase obrera de la presente situación es que mientras los de arriba se dividen y debilitan, los de abajo se fortalecen en la medida en que aumenta la combatividad e independencia en la lucha que el pueblo colombiano despliega contra sus enemigos, en la cada vez más radical lucha de los pobres para evitar que los ricos los condenen a la condición de hambrientos esclavizados.

A ello se suma el desprestigio creciente de toda la institucionalidad burguesa, en especial, de los entes represores como el ESMAD, la Policía, el Ejército, la Fiscalía… Pero ello solo no basta, no es suficiente, no alcanza para cambiar radicalmente la situación, hace falta un Partido Revolucionario que una y organice la indignación y rebeldía de los de abajo. Y para alegría del pueblo colombiano, ese Partido se está construyendo con el esfuerzo aunado de los obreros conscientes y los intelectuales revolucionarios que hoy luchan por estrechar sus vínculos con la clase obrera y los campesinos, las clases que sostienen la sociedad con su trabajo y cuya alianza acabará con todas las cadenas que oprimen al pueblo trabajador, y con su nuevo Estado, construido sobre las ruinas del viejo Estado de los explotadores, aplicará la verdadera justicia contra sus enemigos y verdugos.

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