Entrevistando a un campesino de la zona cafetera del suroeste antioqueño, nos cuenta la dura situación por la que pasan año tras año. En la pandemia los gobernantes han abandonado por completo los caminos veredales y en los mismos pueblos las calles se encuentran intransitables, lo cual encarece todos los productos por el alza obligada del transporte.
Para sus cultivos deben utilizar tanto el abono como los venenos que son de uso prioritario para una buena cosecha, es así que cada vez son más costosos, obligando al campesino pobre y medio a comprarlos al valor que ponga el capital. La roya es cada vez más fuerte ante las fumigaciones y los suelos cada vez más infértiles dejando pérdidas frecuentemente.
Este año la cosecha se adelantó dos meses y en estos momentos ya ha terminado, algunos calculan que se redujo en un 40%, disminuyendo considerablemente los ingresos. Para completar el drama de los campesinos también han sido engañados con las ventas a futuro de la cosecha de café, consistente en pagar la cosecha del año entrante al mismo precio de hoy; convenios que se dan de uno, dos y hasta tres años, dejándoles perdidas y obligándolos a responder por el producto que no tienen; luego de lo cual viene el chantaje de que si no responden con los compromisos les serán embargadas sus tierras.
Y como si fuera poco el capital parásito financiero le ha ofrecido créditos sin intereses que después de haberlos adquirido resultan con intereses leoninos que son aumentados periódicamente. Tal es la insoportable situación de los hermanos campesinos en la región: abandonados por el Estado, cultivando a pérdida, sometidos por los grandes comerciantes y arruinados por el capital financiero.
La realidad del campesino medio y pobre es de cargar sobre sus hombros la crisis del capitalismo que los estrangula. Los campesinos a pesar de que pueden cultivar sus pequeñas tierras dependen generalmente de los químicos que el Estado regula y cobra impuestos aumentando los precios para que sean menos adquiridos y sus cosechas no sean tan fructíferas llevando a los pobres del campo a la ruina y obligándolos a emigrar a otras tierras o a la ciudad en busca de mejores condiciones para sus familias.
La diferencia entre los obreros y los campesinos no es muy grande porque son quienes sostienen la sociedad con su trabajo, son explotados y oprimidos por comunes enemigos y sobre ellos la burguesía y los terratenientes descargan la crisis del capital. Por eso mismo son un ejército potencial para la revolución; por ende necesitan conocer científicamente la realidad para comprender que no son solo el ejército de los trabajadores, la fuerza principal de la sociedad, sino además la fuerza motriz de la revolución proletaria mundial; de cuya alianza fraternal (laAlianza Obrero-Campesina), depende tomar las riendas de la sociedad, enterrar el viejo Estado burgués terrateniente y proimperialista ejerciendo la dictadura del proletariado para construir sobre las ruinas del capitalismo moribundo el socialismo científico.
Los hermanos campesinos solo pueden confiar en los obreros y por eso sus mejores representantes deben acercarse y hacer parte de la Unión Obrera Comunista (mlm) quien propone en su Programa:
A los Obreros y campesinos: ¿qué piensan y se proponen los comunistas en Colombia?
Que los obreros y los campesinos deben aliarse para conquistar la victoria es una importantísima idea, ya que son la inmensa mayoría – A los obreros y los campesinos de la sociedad y quienes la sostienen con su trabajo; son las clases básicas de la sociedad colombiana y, por tanto, de su alianza fraternal depende el triunfo de su lucha contra sus enemigos comunes. La clase obrera debe dirigir esta alianza, pues de todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, solo el proletariado es una clase revolucionaria hasta el final, por ser la única que no tiene propiedad privada y por sus características especiales, que ya vimos, de ser el sector más concentrado, más instruido, más disciplinado, mejor organizado y más resuelto. Para construir y consolidar la alianza obrero-campesina es necesario que el proletariado agrícola marche a la vanguardia de todos los pobres del campo, pues son la parte más revolucionaria de ellos.
El proletariado agrícola en Colombia está compuesto por los obreros agrícolas —cuya existencia depende únicamente del salario— y por los semiproletarios del campo o campesinos pobres que, si bien tienen y cultivan una pequeña porción de tierra se ven obligados a trabajar por un jornal o salario para subsistir. Los obreros agrícolas deben organizarse con independencia de los campesinos para desprenderse de las ideas y costumbres de la pequeña burguesía rural, de las ideas del propietario y de la ilusión en la pequeña propiedad, para así poder enseñar a sus hermanos campesinos la necesidad de aliarse al proletariado para salvarse; no para defender la propiedad privada, sino para luchar contra ella y convertir la propiedad de su tierra en propiedad y explotación colectivas, pues la explotación individual condicionada por la propiedad individual, es la que empuja y condena a los campesinos a la ruina.
Por tanto, la salvación futura de los campesinos no está en sostener el capitalismo sino en abrazar el socialismo, en aliarse con el proletariado para derrotar a los enemigos comunes: imperialistas, burgueses y terratenientes. Los campesinos medios y la pequeña burguesía urbana, por su posición de trabajadores y a la vez propietarios que explotan fuerza de trabajo, tienen un doble carácter: son revolucionarios en cuanto a oprimidos, asfixiados y lanzados a la ruina, y por consiguiente, aliados del proletariado; son contrarrevolucionarios porque explotan fuerza de trabajo y por ello defienden el sistema capitalista.
La capa inferior de la pequeña burguesía es el sector más confiable porque se encuentra más cercano a las condiciones de vida del proletariado, mientras que las capas media y superior son menos confiables porque están más cercanas a la burguesía en su condición de explotadoras. El campesinado rico o burguesía agraria es una clase enemiga, pero se puede neutralizar, ya que también sufre la explotación y opresión de los grandes monopolios y el imperialismo, pero si se opone a la revolución debe ser incluida entre sus enemigos.
Una camarada