ATRÁS EL TERRORISMO DE ESTADO CONTRA EL MAGISTERIO

ATRÁS EL TERRORISMO DE ESTADO CONTRA EL MAGISTERIO 1

A la brutal y violenta represión ejercida contra los pobladores del puerto de Buenaventura a quienes se le trató como objetivo militar enviándoles el ejército, la marina y la policía, se suman los nuevos crímenes del gobierno de Santos contra los maestros; hechos que no dejan duda acerca de su naturaleza terrorista y de la falsa paz de los ricos. Chorros de agua, gases y garrote, tres docentes asesinados y uno gravemente herido en tan solo una semana demuestran el carácter de la dictadura criminal del gobierno del Nobel de la paz.

Razón tiene FECODE cuando «rechaza estos execrables actos criminales que precisamente se realizan en el marco del PARO NACIONAL DEL MAGISTERIO y que se suma a la campaña de desinformación y desprestigio e intimidación contra el justo movimiento que adelantamos en este momento en defensa de la EDUCACIÓN PÚBLICA Y NUESTROS DERECHOS», como lo afirmó en un comunicado el pasado 8 de junio.

Dos caras tiene el Estado para tratar de acallar la lucha de los maestros: con la cara visible usa sus leyes para amenazarlos con descontarles el salario de los días de paro, envía por ahora las fuerzas represivas de la policía y el Esmad a reprimir sus manifestaciones, además de usar los medios de comunicación a su servicio para propagar todo tipo de mentiras contra este gremio tan golpeado por el capital; con la otra cara, la cara sucia y oculta, moviliza su aparataje paraestatal asesinando activistas, saliendo después a lavarse las manos diciendo que fueron “fuerzas oscuras” y “comprometiéndose” con exhaustivas investigaciones.

Es la obra macabra del Estado terrorista y asesino que les brinda todas las garantías a los capitalistas holgazanes, mientras que a los proletarios, entre ellos los maestros, les ofrece salarios miserables, paseos de la muerte, criminalización de la protesta social y balazos para acallar sus justos reclamos. Por ello la respuesta del magisterio y de las masas populares en general no puede ser otra que intensificar y generalizar la lucha, la movilización y el paro. Hay que frenar la brutalidad y el terrorismo estatal con la fuerza de la lucha popular.

La represión violenta de las manifestaciones y el terrorismo como política de Estado, no solo demuestra el carácter dictatorial del Estado burgués y la mentira de la paz bajo el capitalismo, sino además deja en evidencia la debilidad de las clases dominantes y su incapacidad para seguir dirigiendo la sociedad. El Estado terrorista que defiende los privilegios de las clases parásitas no merece vivir un segundo más y cada lucha debe servir para acabar con su agonía acercando el día de su sepultura.

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