Durante el gobierno Santos, más exactamente desde enero de 2016, la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan), perdió la administración de los recursos parafiscales que aporta dicho gremio y que suman aproximadamente $90.000 millones al año. Dicho monopolio, estaba encargado de administrar la cuota parafiscal ganadera desde 1993, es decir, durante 22 años. A partir del pasado 4 de enero, el gobierno uribista le permitió recuperar a los grandes ganaderos el privilegio de volver a administrar por los siguientes diez años esa exorbitante cifra de dinero.
Así, el uribismo favorece directamente los intereses de los terratenientes que a su vez son grandes despojadores de las tierras de los campesinos pobres y medios. Por ejemplo, el Fondo Ganadero de Córdoba despojó de 105 predios a los campesinos de Necoclí y Turbo, entre 1998 y 2000 , obligando a sus propietarios a venderlos por precios risibles (entre $50.000 y $100.000 por hectárea) gracias a las amenazas y crímenes ejecutados por sus socios de la paramilitar «Casa Castaño» -dirigida por los hermanos Vicente, Carlos y Fidel Castaño Gil- contra los humildes campesinos que además, salieron desplazados de sus tierras.
Mientras los demócratas apoltronados en las sillas del Estado burgués se quejan porque no se hizo licitación y se le adjudicó sin más ni más ese privilegio a Fedegan, el gobierno Duque ejerce el poder político para favorecer a los monopolios que lo nombraron como administrador de los negocios de la facción mafiosa de la burguesía. Eso es lo normal bajo el dominio de la democracia burguesa, pues en ella, los que tienen el poder económico son los que mandan. Lo demás, es hacerse vanas ilusiones en la oxidada maquinaria burocrático-militar de los ricos.
Desechar las ilusiones en el Estado que financia y nombra en cargos de poder a los despojadores y verdugos del pueblo. Confiar en la fuerza organizada del proletariado, única capaz de transformar revolucionariamente la sociedad a favor del bien común.