Arnold Losovsky fue un brillante dirigente de la Internacional Sindical Roja (ISR), siendo por muchos años su secretario general; un auténtico leninista que tuvo a su cargo una escuela leninista en Moscú, donde impartía clases enseñando los principios leninistas de lucha para el movimiento sindical y obrero mundial; sus alumnos eran delegados sindicalistas de distintos países y militantes de partidos comunistas. Por iniciativa de los camaradas rusos, el material que usaba Losovsky para desarrollar sus conferencias fue agrupado para editarse en el folleto titulado “De la Huelga a la Toma del Poder” donde se expone de una forma sencilla y clara toda la táctica y estrategia bolchevique para educar, organizar y dirigir los movimientos huelguísticos, teniendo en cuenta su diversidad ideológica y política, partiendo de la experiencia de la revolución rusa y de algunos referentes en otras luchas en el mundo.
En la diversidad ideológica y política, Losovsky identifica tres movimientos huelguísticos:
- La concepción economista. Casi la mayoría de movimientos huelguísticos son dirigidos por los reformistas, quienes ante la imposibilidad de evitar que estalle la huelga, cuando sus medios de persuadirla han fallado, se ponen al frente de la misma para traicionarla y vender a los combatientes en el momento indicado. Los dirigentes reformistas y los partidos oportunistas afines con ellos, tienen como objetivo únicamente eliminar los aspectos negativos del sistema capitalista, depurarlo de sus males pero bregando por conservarlo. Tal concepción lucha por maniobrar en el parlamento paralelamente mientras se monta en las luchas económicas de las masas, tal es la concepción de la defensa del sistema burgués en perjuicio del movimiento huelguístico.
- Los anarco-sindicalistas. La concepción anarco-sindicalista surge en un periodo en el cual la lucha política se redujo a la lucha parlamentaria impuesta por los oportunistas de la II internacional, que generó la respuesta de la clase obrera de rechazo a la politiquería. Los anarquistas se basan en el principio de la separación absoluta de la economía y la política, pues según ellos, toda política, inclusive la proletaria, es nociva; consideran las organizaciones económicas por encima de la organización política del proletariado, de su partido y que esas organizaciones son las encargadas de derrumbar a la burguesía mediante una Huelga General; desconociendo el hecho real de que no es posible derrotar a las clases dominantes, sin tomar el aparato estatal, destruirlo y establecer uno nuevo, que garantice el sometimiento de las clases parásitas derrocadas e impida la restauración del capitalismo y esto no lo pueden hacer los sindicatos por su mismo carácter restringido a la lucha de resistencia. Es necesario que la clase obrera cuente con un partido, capaz de dirigir todas las formas de lucha y organización hacia la toma del poder por medio de la violencia revolucionaria, lucha que no puede restringirse a una huelga general.
Y por último, la táctica bolchevique,
- La revolucionaria leninista. Parte del principio que el máximo objetivo del movimiento huelguístico es derrocar el poder del capital y hacerse con el poder para instaurar el socialismo. Tal es la política con que sistemáticamente se debe agitar y educar al movimiento huelguista. La aplicación correcta de la táctica y la estrategia leninista desempeñan un importantísimo papel para sacar el mayor provecho de cada huelga y lucha económica, que paulatinamente, con avances y retrocesos camina hacia su objetivo de derrotar el poder existente. La columna vertebral de tal movimiento lo constituyen los cuadros, quienes deben dominar y saberse orientar por cabeza propia para dirigir los movimientos, aprender de las huelgas del pasado y del movimiento obrero mundial. Tales cuadros son educados y formados en el marxismo revolucionario por el partido bolchevique, deben saber vincularse a las masas y orientarlas.
Losovsky, al tratar de comparar el ejército huelguista con los ejércitos modernos desnuda las características de los movimientos huelguistas y describe algunas debilidades del mismo:
- Los ejércitos modernos están adoctrinados para una lucha invasora a otra nación o evitar la invasión de un país enemigo, cuentan con un cuartel general adoctrinado por una ciencia militar -según Marx, la ciencia de la matanza humana- recopilada en millares de ejemplares impresos, impartida en escuelas, en donde los filtros solo permiten ingresar a representantes de las clases dominantes. Los Estados modernos cuentan con medios de coerción para obligar a los obreros a empuñar las armas a su favor.
- Por su parte el ejército huelguístico no cuenta con ninguna forma de coerción para obligar a los obreros a la lucha, parten del principio de la disciplina consciente y la lucha voluntaria de los combatientes, no cuentan con grandes medios económicos para sostener su lucha, contrario a los Estados modernos y la burguesía. Su Estado mayor casi siempre está al servicio del enemigo, dominado por los reformistas, por lo tanto es una lucha bastante desigual, que se puede igualar en la medida en que las masas sean educadas revolucionariamente y exista un partido leninista que dirija las luchas.
Al tratar de racionalizar el movimiento huelguístico en el marco de las ciencias militares, Losovsky asegura que se aplican 4 principios básicos:
- Poner en tensión las fuerzas de lucha existentes
- Concentrar todas las fuerzas existentes en el punto decisivo.
- No perder tiempo.
- Obtener el mayor provecho de cada éxito obtenido.
En tales principios entra en juego el papel de la ofensiva y la defensiva, en donde la mejor defensiva es una fuerte ofensiva, además debe saber replegarse a tiempo para reagrupar las fuerzas y dar nuevos alientos para los combates venideros, tales principios deben ser estudiados a fondo por todos los obreros conscientes y por los interesados en triunfar y sacar el mayor provecho de cada lucha, según la etapa que se atraviesa. Entre otros temas que expone el folleto, se encuentran los principios que rigen una insurrección popular.
Estas son solo algunas ideas que se pueden extraer del estudio del folleto, que hoy, en la presente lucha del Paro Nacional en Colombia, sus letras encuentran una gran significación práctica y de orientación política, pues los reformistas maniobran por todos sus medios para desmovilizar la lucha mientras las masas prosiguen sus combates callejeros pero aun sin dar el paso de parar la producción. De seguro para los auténticos luchadores populares, las enseñanzas de Losovsky serán muy ilustrativas y servirán para poner todo su empeño en el triunfo de la presente lucha por echar atrás el paquetazo de Duque, un incentivo moral que contribuirá a la construcción del auténtico partido del proletariado y avanzar a la revolución socialista.
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