¡A Más Ganancias Para Los Ricos, Más Hambre Para Los Pobres!

¡A Más Ganancias Para Los Ricos, Más Hambre Para Los Pobres! 1

Paralización y cierre de fábricas, reducción de las ventas, quiebras, despidos, desempleo… son las voces de la crisis económica capitalista. Voces aún más estrepitosas por la pandemia. Impotentes los empresarios ante la debacle de su sistema solo apelan a “rebajar costos” para salvar sus negocios.

“Rebajar costos” aparenta ser una sabia medida gerencial pero no es otra cosa que ¡exprimir más a los trabajadores! Recargarles el trabajo de los despedidos, alargarles la jornada, intensificar el ritmo de la producción, suprimirles prestaciones adquiridas, rebajarles el salario, ¡superexplotarlos sin consideración!

Los leves respiros de la producción después del síncope en abril y mayo, los llaman “recuperación económica” y provocan en los capitalistas la ilusión de triunfo de su sistema. ¡Sueñan! El sistema de la explotación asalariada está descompuesto, podrido y agonizando en el mundo y en Colombia. ¡Solo falta la actuación revolucionaria consciente de los trabajadores para sepultarlo!

La llamada recuperación económica hace parte del vaivén natural de las crisis, y siempre tiene como palanca principal el aumento de la superexplotación, posible por el poder político de los empresarios y la dispersión y desorganización temporal de los trabajadores, porque a fuerza de leyes y armas del Estado se favorece a los empresarios y se mutilan los derechos de organización, movilización y huelga de los trabajadores.

He ahí la función de la Ley 010 blindando la privatización de la salud y la reforma laboral impuesta por el Decreto 1174. He ahí al Departamento Nacional de Planeación proponiendo como política de reactivación económica una mayor reducción de salarios y supresión de prestaciones sociales. He ahí a los monopolios imperialistas exigiendo más alivios fiscales y más flexibilización en la contratación –léase, ¡más superexplotación!

¡Hay que parar y suprimir este macabro negocio capitalista de acrecentar las ganancias de los ricos a costa del hambre y miseria de los pobres! ¡Hay que acabar el régimen de la esclavitud asalariada donde el derecho a vivir solo existe a condición de crear más ganancia para los explotadores!

Y la vía no es el perverso propósito de los diálogos de concertación entre los jefes patronales de las centrales sindicales, gobierno y empresarios para desmovilizar a las masas y maquillar la superexplotación.

Tampoco es el Congreso donde la base de acuerdo para las peroratas politiqueras de oportunistas y reformistas es respetar el “modelo económico” de la superexplotación asalariada. No se trata de remodelar el capitalismo preservando socarronamente la superexplotación, tenebroso objetivo de las pujas de partidos oportunistas y reformistas en la farsa electoral.

¡La Revolución es la única solución! Y son los obreros y campesinos, inmensa mayoría de la población colombiana, los únicos que pueden colocar un límite de resistencia a la superexplotación y exterminarla para siempre, pues son ellos quienes producen la riqueza.

Tal es la profunda razón de las protestas y rebeliones. Tal es la inevitable necesidad del Paro General Indefinido que detenga la producción en campos y ciudades. Y aunque chillen el gobierno y los gremios capitalistas implorando no afectar con las manifestaciones y paros la “recuperación económica” ¡hay que seguir adelante con el paro! ¡Ese es justamente el poder de la lucha del pueblo! ¡Estrujar el orden económico y político que solo sirve a los chupasangres capitalistas! ¡Afectar la marcha normal de la economía capitalista que en crisis o en recuperación significa más ganancias para los ricos y más hambre para los pobres!

Y si los capitalistas braman por los desbarajustes de su “reactivación económica” a causa de las manifestaciones y paros, van a aullar y enloquecer cuando la gran masa de superexplotados decida levantarse en armas no solamente para detener la producción, sino para suprimir la esclavización del trabajo asalariado, cortar de tajo el chorro de ganancias de los parásitos empresarios, expropiar a los explotadores y dar por terminados tantos y tan terribles sufrimientos del pueblo colombiano. ¡Esa es la trayectoria histórica de la sociedad que nada ni nadie podrá detener!

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