Hoy 9 de septiembre, se conmemora el segundo aniversario de los masivos y beligerantes levantamientos del pueblo en contra de los Comandos de Atención Inmediata (CAI) de la Policía Nacional, principalmente en diferentes localidades de Bogotá. Se conmemora un año más del vil asesinato de Javier Ordoñez, una persona del común que trabajaba manejando un taxi y que le faltaba un examen para graduarse de abogado. Javier, padre de dos adolescentes, fue asesinado por la Policía Nacional, después de ser golpeado y torturado en claro estado de indefensión, víctima de patadas, puños, descargas eléctricas, gritos y ofensas de todo tipo por parte de un grupo de agentes policiales. Realmente esa fue la gota que rebosó la gota de la indignación popular, pues el pueblo ya estaba hastiado de tantos abusos por parte de la Policía y el régimen de la mafia encabezado por el presidente de la época, Iván Duque y su jefe Álvaro Uribe Vélez.
Ese hastío llevó a que las masas populares, principalmente los jóvenes, dirigieran su lucha y odio de clase contra los CAI’s , unos centros de torturas, violaciones y expendedores de drogas que la Policía tiene regados por las principales ciudades de Colombia.
Con piedras, palos, molotovs y todo tipo de artefactos, la juventud revolucionaria dirigió sus ataques contra la Policía y sus guaridas donde hacen de las suyas. La respuesta criminal, no se hizo esperar, el Estado burgués-terrateniente usó el terrorismo de Estado para responder ante el crimen que habían cometido los agentes y contra la violencia popular de la que eran blanco sus agentes: fue así, como fueron asesinados 13 jóvenes, blancos de las armas de fuego de agentes policiales que con y sin uniforme oficial dispararon contra la humanidad de estas personas, abusando de su poder, asesinando a los jóvenes que se encontraban en claro estado de indefensión y actuando como grupos paramilitares al servicio del Estado burgués.
La herida continúa abierta, no perdonamos, no olvidamos. Los verdugos del pueblo deben pagar todos sus crímenes cometidos contra las masas populares. El cambio de gobierno por la vía electoral, ha demostrado que el poder del Estado continúa incólume. Que el gobierno “progresista” en cabeza de Gustavo Petro, apenas va a cumplir con cambios cosméticos y no va a acabar con el ESMAD, reivindicación justa que levantaron los jóvenes que se rebelaron contra el poder de los ricos en el pasado Paro Nacional del 2021. Los asesinos uniformados continúan libres, apenas investigados, mientras mucha de la juventud rebelde terminó asesinada, exiliada, desaparecida y encarcelada.
La masacre policial, la masacre que cometió la policía contra el pueblo, no se olvida ni atemoriza a las masas. Esa podrida institución pagará con el triunfo de la Revolución todos los crímenes cometidos. Mientras tanto, es necesario preparase para la lucha, con más organización, decisión y arrojo. El nuevo gobierno reformista no podrá contener los poderosos levantamientos que se avecinan, producto de las contradicciones irreconciliables que engendra el podrido sistema capitalista. Ya se empiezan a desilusionar muchos de los que votaron por Petro y Cia., al ver la brutal represión con que trata a los recuperadores de tierras en el Cauca, por ejemplo. Invitamos a todos los desilusionados con el gobierno reformista, a que engrosen las filas de la Revolución.
Finalmente, saludamos todos los homenajes populares que, desde los barrios, las masas les hacen a sus muertos, a nuestros muertos, homenajes que deben servir para intercambiar ideas sobre cómo continuar la lucha con independencia de clase y de forma combativa. Compartimos las lecciones que dejó este episodio de la lucha de clases en Colombia y que fueron sintetizadas por el Portal Revolución Obrera en su momento: