La preocupación en torno al medio ambiente crece cada día y cobra más importancia en el espectro político mundial, ya que la devastación permanente y cada vez mayor de la naturaleza ha sembrado la semilla de la incertidumbre en la población por el futuro de su planeta; y tienen razones de sobra para estar alarmados, la emisión de los gases de efecto invernadero, el acelerado descongelamiento del Ártico, la contaminación del aire, ríos y mares, la tala indiscriminada de bosques y la destrucción de hábitats naturales, etc., son razones suficientes para que la sombra de la angustia se pose en nuestro rostro.
Ante este panorama, la mayoría de países se han unido bajo diversos tratados con la vana esperanza de poder mitigar el aniquilamiento sistemático que ha sufrido el planeta Tierra por culpa de una minoría burguesa que hace lo que le venga en gana con los recursos naturales. Todos estos inútiles convenios han demostrado una y otra vez, que no cumplen lo pactado y que lo acordado para frenar el cambio climático es tan poco, que así cumplieran las promesas, eso no bastaría para ponerle un freno verdadero a esta catástrofe.
A raíz de esta problemática han surgido numerosos movimientos ambientalistas siendo los más cuantiosos y visibles Fridays For Future liderado por la conocida Greta Thunberg y Extinction Rebellion, ambos fundados en el 2018. El accionar de estos grupos se centra en pedir reformas a los gobiernos de turno para menguar el cambio climático, sin embargo, lastimosamente, no han conseguido ni conseguirán parar el genocidio ambiental. ¿Por qué?
Esto se debe a que el capitalismo, sistema socioeconómico que estos grupos pretenden reformar, es el responsable directo de esta tragedia, y por lo tanto dentro del sistema capitalista no existe ninguna solución real para erradicar el problema. El capitalismo, como se ha demostrado a través de la historia, es un sistema que se nutre a raíz de marchitar la vida misma de los humanos y de la naturaleza, en palabras de Marx: «El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y los seres humanos».
Por lo tanto es indiferente para esta fiera sedienta de dinero si debe arrasar bosques enteros o si debe explotar de la forma más mezquina a otro ser humano, siempre y cuando estas actividades le representen ganancias.
No debemos creer en los mesías y en los lobos vestidos de mansas ovejas cuando pregonan que hay una solución en este sistema… ¡porque, No la hay! Políticos como Petro que tienen la cuestión ambiental en su plan de gobierno, si es que lo llega a realizar, simplemente será como tirar un balde de agua ante la inmensidad de un incendio. Ni Petro, ni ningún otro gobierno bajo este Estado puede arreglar esta hecatombe; no podrá pues los que mandan en el país son nuestros amos gringos, europeos y los ricos connacionales; los cuales, tanto a él como a cualquier gobierno de turno que llegue, le impondrán su plan de gobierno. Y esto Petro lo sabe a consciencia, y aún así trata soterradamente de engañar al pueblo trabajador.
¿Entonces, qué podemos hacer? Atraer a los ambientalistas, al programa socialista para que sea verdaderamente una lucha progresista y revolucionaria, vinculada a la lucha por la transformación radical de la sociedad actual, pues las bases sólidas para la solución real solo pueden construirse en el socialismo, sistema socioeconómico en el cual la economía está planificada de acuerdo a las necesidades de toda la sociedad, por lo tanto no tiene como interés fundamental el enriquecimiento de una minoría rica; sino el bien común de la sociedad; un Estado dirigido por obreros y campesinos que apunte a solucionar todos los problemas que aquejan a su población, que disponga de manera coherente los recursos naturales y emprenda campañas para la recuperación de la naturaleza.
Los comunistas debemos hacerles caer en cuenta tanto a los compañeros ambientalistas como a los distintos sectores que están luchando por separado, llámense colectivos negros, de mujeres, de indígenas, etc., que todos sus problemas tienen solución en el socialismo, y que debemos marchar todos unidos como un único ejército para conquistar nuestra verdadera libertad.
En el caso concreto colombiano urge la necesidad de construir nuestro imprescindible instrumento de combate, el Partido del proletariado, Partido que sea capaz de unir a todas las penas y anhelos del pueblo colombiano, todas sus necesidades y hacerlas estallar en un solo torrente revolucionario de masas.
Como diría el poeta Argemiro Gabaldón:
«No permitas que tu dolor se esconda
Oblígalo a salir desnudo a que combata
Que empuñe el fusil y la granada
Que anime la marcha
Que estalle en un grito en el asalto
que ría y que cante en la emboscada
Tu pena y mi pena y la de todos
En una sola pena militante armada».
Menoquio V.
