Antes de la sociedad dividida en clases, hubo una etapa cuando los hombres primitivos trabajaban colectivamente y lo poco que producían lo compartían colectivamente. También era colectiva la propiedad de los rudimentarios instrumentos de trabajo, de la tierra con sus selvas, ríos, mares, y de los productos obtenidos en el trabajo comunitario. Tal fue el Comunismo Primitivo, etapa inicial de la historia de la sociedad humana. Su fin llegó cuando el progreso en la experiencia de los hombres trabajadores, en sus instrumentos y métodos, logró producir más de lo necesario para el sustento social. El producto sobrante se lo apropiaron unos pocos en calidad de propiedad privada que les otorgaba el poder económico para vivir del trabajo de los demás, es decir, de la explotación. Así la sociedad se dividió en clases. La aparición de la propiedad privada y la explotación, hicieron necesario un aparato especial de fuerza, el Estado, para defenderlas y preservarlas.
Muchos siglos después, el desarrollo de la sociedad dio lugar al capitalismo cuya explotación del trabajo se caracteriza por ser asalariada, y la división de clases se antagonizó entre burgueses —dueños de la propiedad privada de los medios de producción— y proletarios —dueños de la fuerza de trabajo. Dada la acumulación de la riqueza en una minoría de zánganos capitalistas y de la pobreza en los trabajadores que producen la riqueza y constituyen la mayor parte de la sociedad, empezaron a surgir ideas y teorías para transformar esa situación irracional, que si bien se llamaban socialistas y comunistas, al no entender las verdaderas leyes y causas de la explotación asalariada, no pasaban de ser teorías idealistas, reaccionarias, utópicas.
Carlos Marx y Federico Engels sí estudiaron a fondo el problema y su devenir histórico, logrando comprender científicamente, tanto las leyes económicas de la etapa capitalista de la sociedad como también de toda su historia, encontrando que su trayectoria era inevitablemente hacia una nueva etapa con características similares al Comunismo Primitivo pero sobre la base del gran avance logrado en varios milenos de lucha de clases, la etapa del Comunismo cuya primera fase es el Socialismo o fase de la Dictadura del Proletariado al mando de la transición del capitalismo al Comunismo.
Marx y Engels en 1848, expusieron magistralmente sus teorías en el Manifiesto del Partido Comunista. Desde entonces, la burguesía se llenó de pánico ante el futuro que le esperaba. De ahí que el Manifiesto se inicie con las siguientes palabras:
Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.
¿Qué partido de oposición no ha sido motejado de comunista por sus adversarios en el Poder? ¿Qué partido de oposición, a su vez, no ha lanzado, tanto a los representantes más avanzados de la oposición como a sus enemigos reaccionarios, el epíteto zahiriente de comunista?
De este hecho resulta una doble enseñanza:
Que el comunismo está ya reconocido como una fuerza por todas las potencias de Europa.
Que ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines y sus aspiraciones; que opongan a la leyenda del fantasma del comunismo un manifiesto del propio Partido.
El temor de todas las clases reaccionarias ante el Comunismo, se hizo frenético cuando el proletariado comenzó a conquistar victorias políticas revolucionarias:
La Comuna de París en 1871, cuyo ejercicio como nuevo Estado de Dictadura del Proletariado en solo 72 días legisló y ejecutó diversos decretos contra la propiedad privada y la explotación, desatando el odio feroz de la burguesía francesa y prusiana, cuya venganza fue una sanguinaria matanza y persecución de los comuneros.
La gran Revolución de Octubre de 1917 en Rusia, instauró la Dictadura del Proletariado durante treinta años, llevando a cabo el primer intento de construcción del socialismo tan exitoso para el pueblo soviético que despertó la simpatía y emulación de obreros y campesinos en otros países. Esta revolución fue derrotada desde adentro del mismo Estado y del partido comunista por el oportunismo en su variedad de revisionismo Jhruschevista. Desde entonces la burguesía imperialista al ver comprobadas en la práctica las teorías del Manifiesto en el gran país de los Soviets, desató una infame campaña mundial de mentiras contra el Comunismo, endilgándole crímenes atroces.
La Revolución de Nueva Democracia de 1949 en China, base para pasar directamente a la construcción del socialismo en un país semifeudal y semicolonial, experiencia exitosa que finalizó en la Gran Revolución Cultural Proletaria de 1966 a 1976 en defensa de la Dictadura del Proletariado contra la nueva burguesía del socialismo cuyo cuartel central agazapado en el Estado y en las filas del partido comunista urde el derrocamiento de la Dictadura del Proletariado y la restauración capitalista, como en efecto ocurrió a partir de 1976. El triunfo de la revolución china y sus enormes progresos y enseñanzas para la humanidad, en especial para el proletariado internacional, desconcertó a la burguesía imperialista quien centuplicó la campaña mundial anti-comunista no solo en la propaganda sino sobre todo, en la represión sanguinaria a todo intento revolucionario del proletariado.
En Colombia por supuesto, las clases reaccionarias ocultan su temor al comunismo tras viles mentiras anti-comunistas. Aterrorizadas por el destino que les espera en una revolución que imponga el poder político de un nuevo Estado de obreros y campesinos, ven fantasmas comunistas por todos lados. Hoy bajo la batuta del cavernario Centro Democrático armaron alharaca por la piadosa propuesta del Alcalde Quintero de Medellín de solicitar apoyo de médicos cubanos a quienes acusan de ser portadores del comunismo. Son tan ignorantes los reaccionarios que se pavonean tildando de comunista a politiqueros como Petro, quien en repetidas ocasiones ha declarado que no es marxista ni comunista y que su programa no es por el socialismo sino para desarrollar el capitalismo en Colombia. Igual ocurre con el epíteto zahiriente de comunista a países como China, Cuba o Venezuela cuyos reaccionarios regímenes de gobierno tapan su esencia burguesa capitalista con falsas banderas socialistas y comunistas.
El horror que causa en los explotadores el comunismo, se les convertirá en una pesadilla de la cual no podrán despertar, cuando retornen los triunfos de las revoluciones proletarias, cuando de nuevo la sociedad tome la senda del verdadero socialismo, la senda que conducirá al triunfo del Comunismo en todo el planeta, y entonces les retumbarán como las trompetas del juicio final, las últimas palabras del Manifiesto: