Algunas notas de la dramática realidad de Bérgamo
El otro lado del drama
Tomado de Proletari Comunisti, Órgano del PCmI, 18 de marzo 2020. Traducción de Revolución Obrera
Los mensajes insistentes –desesperados y objetivamente “terroristas”– de la televisión, de la prensa, difunden entre la gente un humus reaccionario y maloliente: ser “buen italiano”, con una bandera tricolor en la ventana, significa denunciar, “perseguir” a los que están en la calle.
En Bérgamo, principalmente en el último año, ha habido un fenómeno, la creación de los llamados “grupos de vecindad”, una especie de grupos de control del territorio, de los robos en las casas, a la deriva más general de la seguridad y la reacción. Ahora corren el riesgo de servir objetivamente de base, para una acción eficaz y multiplicadora, de apoyo a los llamamientos gubernamentales y no gubernamentales, que viene de muchos sectores, a “quedarse en casa”, inculpando a los que no se adaptan y responsabilizándolos de todo, desde los que han destruido la asistencia sanitaria hasta de los patrones que hacen trabajar sin importar las condiciones. En la emergencia del coronavirus, esta gente ahora desde sus casas fotografía las personas que se encuentran en la calle y envía las fotos a los bomberos o la policía y las ponen en la red.
Para los ancianos, “quedarse en casa” sólo puede significar esperar a morir. Los ancianos mueren porque muchos están solos en casa y ningún médico va a verlos. Pero cada día más gente se da cuenta de que en realidad están abandonados. En los hospitales hay que hacer una selección entre un joven y un anciano y ponen el dispositivo de oxígeno al joven.
Deberían equipar muchísimas áreas, comprometer a muchos voluntarios preparados que están allí, que se proponen; pero eso significaría llamar a las masas a participar, lo cual tienen mucho cuidado de no hacer. De hecho, es exactamente lo que no quieren. Las masas son consideradas en cambio un “problema”, un obstáculo, no el verdadero recurso, si se movilizan y organizan.
Hacia las masas también van las últimas medidas –véase la nueva autocertificación y las consiguientes sanciones/funciones– encaminadas cada vez más a sólo aumentar los controles represivos, persecutorios (con pretensiones de respuestas incluso absurdas: ¿cómo declara una persona “no haber dado positivo en el test del virus COVID-19”, cuando no se han realizado los frotis?) y a aumentar las denuncias, las sanciones, hasta el arresto. Ahora está previsto también el “procesamiento y comunicación de datos de naturaleza sanitaria”; de hecho, una oportunidad para que las fuerzas del orden tengan una mega “base de datos”, que permanecerá y podrá ser utilizada incluso después de la emergencia para tener bajo control a millones de personas.
Hacia los trabajadores o son enviados a casa si trabajan en sectores “no esenciales”, pero ¿qué hacen en casa? o, a lo sumo, se les considera personas objeto de medidas de asistencia (medidas a menudo inexistentes o mínimas y siempre insuficientes), y si reclaman una seguridad real, si protestan, hacen huelga, son un obstáculo para los patrones, deben ser reprimidos, incluso despedidos.
Así que las masas y los trabajadores son considerados un “problema”, personas pasivas y no protagonistas.
En el pasado, en las mismas provincias con mayor presencia de fábricas, los trabajadores siempre se han hecho oír, han sido activos en las soluciones. Hoy en día podrían estar igual de activos. Pero la empresa, y los sindicatos confederados, que tratan de conciliar/subordinar la protección de la salud de los trabajadores con la continuación del beneficio de la patronal, no lo quieren en absoluto, porque saben de dónde parten los trabajadores activos pero no se saben a dónde quieren llegar…
Pero para los trabajadores, las masas más conscientes no hay “solución”, incluso en esta emergencia de “coronavirus”, que su protagonismo, su verdadero conocimiento, su crítica activa hacia la verdadera causa de esta pandemia: el sistema capitalista que en su fase superior, destructiva y podrida, imperialista no puede sino producir viejas y nuevas enfermedades, devastaciones cada vez más “irresolubles”, por sus estados y gobiernos. No hay otra solución que la lucha, necesaria también hacia las grandes masas para afirmar/imponer otra visión y otra acción.
MC
Proletario Comunista/PCm Italia
18/3/2020