En los 100 Años de la Revolución de Octubre (XIX)

En los 100 Años de la Revolución de Octubre (XIX) 1

Misión liberadora de la URSS en Europa

«La heroica lucha que sostienen los pueblos de nuestro país por su libertad, honor e independencia provoca la admiración de toda la humanidad progresiva. Los pueblos de todos los países amantes de la libertad ven en la Unión Soviética una fuerza capaz de salvar al mundo de la peste hitleriana». Stalin

Desde Kurks, los fascistas no consiguieron frenar el poderoso avance soviético, ninguna barrera geográfica, río, sistema fortificado, líneas de defensa, ni la puesta en marcha de las «movilizaciones totales» de Hitler logró cambiar la situación a su favor. Los planes de los hitlerianos se cifraban en prepararse en una guerra prolongada defensiva en el frente oriental, ganar tiempo y buscar una paz concertada y aparte con Estados Unidos e Inglaterra, pero el fin del fascismo en Europa era ineluctable. La coalición de los países Aliados ―Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética― se fortaleció y se hizo inquebrantable en su disposición de liquidar al fascismo. Los ciudadanos de los países bajo la bota militar fascista clamaban la liberación y estallaban brotes insurreccionales y se esparcían día tras día las luchas guerrilleras antifascistas en casi todos los países ocupados por las tropas hitlerianas. Stalin el 6 de noviembre de 1943 en un discurso con motivo del 26 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre exclamó: «Los alemanes orientaron sus cálculos hacía la guerra prolongada, comenzaron a construir líneas y ‘murallas’ defensivas, anunciando a viva voz la inexpugnabilidad de sus nuevas posiciones. Pero el Ejército Rojo desbarató también estos cálculos de los alemanes, rompió sus líneas y ‘murallas’, continúa desarrollando victoriosamente la ofensiva y no les da tiempo para prolongar la guerra». Stalin.

Los golpes propinados por el Ejército Rojo a la coalición fascista fueron también correspondidos por las acciones de los Aliados en el desembarco de las tropas norteamericanas en Sicilia el 9 y 10 de julio de 1943, que fue la continuación de las operaciones militares en el norte de África; asimismo los aliados sometieron a intensos bombardeos los centros industriales más importantes de Alemania, debilitando el potencial militar y la máquina bélica fascista, aunque este panorama no podía considerarse como un segundo Frente de Guerra en Europa, sí abría la perspectiva de un segundo frente de guerra en un futuro muy cercano. Con los sucesivos golpes de las fuerzas aliadas en Italia, el régimen fascista de Mussolini se vio desprendido de la coalición hitleriana, la burguesía italiana tambaleaba entre los Aliados y las fuerzas alemanas fascistas que invadieron Italia para «restablecer» el control, el ejército fascista italiano se desperdigó y se vio privado de todo liderazgo, algunas unidades del viejo ejército italiano ejercieron resistencia y combatieron contra las tropas alemanas que intentaban desembarcar en las costas y apoderarse del país. La coalición hitleriana se desintegraba y el caos italiano se le perfilaba ahora a los demás países compinches de la coalición hitleriana: Finlandia, Hungría, Rumania y Bulgaria.

Ya para mayo de 1944 las tropas soviéticas habían recuperado y expulsado de la mayor parte de sus territorios a los agresores fascistas; fue entonces que para el Partido bolchevique y el Ejército Rojo surgió un nuevo lineamiento para liberar del yugo fascista al resto de Europa, un lineamiento que exigía una misión libertadora en Europa: «Como resultado de su victoriosa ofensiva, el Ejército Rojo ha llegado a nuestras fronteras estatales en una extensión de más de 400 kilómetros, liberando del yugo fascista alemán más de las tres cuartas partes de la tierra soviética ocupada. Ahora se trata de limpiar de invasores fascistas toda nuestra tierra y de restablecer las fronteras estatales de la Unión Soviética en toda la línea, desde el mar Negro hasta el mar de Barents. Pero nuestras tareas no pueden limitarse a la expulsión de las tropas enemigas de los límites de nuestra Patria. Las tropas alemanas semejan ahora a una fiera herida, que se ve obligada a arrastrarse hacia las fronteras de su guarida, Alemania, para curar sus heridas. Pero la fiera herida que se ha refugiado en el cubil, no deja de ser peligrosa. Para librar a nuestro país y a los países aliados nuestros del peligro de esclavización, hay que perseguir de cerca a la fiera alemana herida y rematarla en su propia guarida. Y persiguiendo al enemigo, tenemos que liberar de la esclavitud los demás pueblos hermanos polacos y checoslovacos y a los demás pueblos de Europa Occidental aliados nuestros, que se hallan bajo la bota de la Alemania hitleriana». Stalin.

El 6 de junio de 1944 ocurrió el gran desembarco en las playas de Normandía al Norte de Francia por parte de las tropas aliadas, con lo cual se abrió el tan anhelado segundo frente en Europa. Esta hazaña requirió de una minuciosa planificación y maestría en su ejecución que fue culminada exitosamente con la posterior liberación de Francia y Bélgica de las garras del fascismo alemán. A pesar de la creación de este segundo frente, el epicentro y desarrollo de las operaciones en Europa lo seguía constituyendo el frente soviético-alemán, no solo por el número de fuerzas en combate inmensamente superior al frente occidental sino que fue en el frente oriental donde se decidió el desarrollo y desenlace de toda la guerra. Es de resaltar que dentro de los ejércitos aliados, en especial en sus soldados más de base, tras el fragor de los combates y después de varias contiendas se fue forjando un odio justo e irreconciliable hacia las fuerzas fascistas, odio que surgió de la brutalidad y salvajismo practicado por los fascistas no solo contra los prisioneros de guerra, sino contra los civiles indefensos que mantenían bajo su dominio; por tal motivo los soldados de los ejércitos aliados ajusticiaban a los miembros de las SS por encima de las órdenes de sus superiores. Otro punto importante a analizar en los ejércitos aliados en su acción bélica en el frente occidental es que a pesar de pelear en una guerra justa para liberar a la humanidad del yugo fascista, los altos mandos militares conservaban las doctrinas y costumbres militares de los imperialistas, éstos nunca ocultaban sus intereses anticomunistas y antisoviéticos. Estas circunstancias empequeñecían la lucha de los aliados que deseaban ver el fin de y la caída de Hitler. Basta echar una mirada a la rivalidad personal entre los Generales George Patton y Bernard Montgomery que contribuyó a desorganizar las operaciones de los ejércitos aliados en la invasión a Sicilia, o la racista decisión de los generales aliados que el mismo día del desembarco en las playas de Normandía, dieron la orden de que ningún soldado de color participara en el desembarco. Y el colmo del anticomunismo personificado en el general George Patton de parte del ejército de los Estados Unidos, quien deseaba e instigaba a los dirigentes norteamericanos para continuar la guerra contra la Unión Soviética una vez obtenida la rendición con los alemanes.

En la ofensiva del Vístula-Óder, desarrollada entre el 12 de enero y el 2 de febrero de 1945, el Ejército Rojo logró liberar a Polonia del yugo fascista en menos de un mes, los soldados soviéticos cruzaron la llanura polaca desde el río Vístula hasta alcanzar la línea Óder-Neisse, situándose a menos de 70 km de Berlín en el cortísimo lapso de tiempo señalado. En su paso por las distintas ciudades polacas el Ejército Rojo era recibido con ovaciones, gritos de libertadores y besos de agradecimiento por su liberación. Tras su paso por los campos polacos, el Ejército Rojo descubrió y denunció ante el mundo los crímenes del fascismo alemán en las fábricas de la muerte o campos de concentración donde se eliminó sistemáticamente millones de judíos, gitanos, comunistas y todo tipo de polaco que se opusiera a la invasión fascista. Dentro de la liberación de Polonia también jugó un importante papel la lucha guerrillera, un fuerte movimiento guerrillero desarrollado por dos organizaciones: el Ejército Nacional ayudado por los imperialistas británicos y el Ejército Popular, organizado por el Partido Obrero Polaco y ayudado por el Ejército Rojo y el Partido Bolchevique. El Ejército Popular Polaco llego a contar en sus filas hasta con 40 mil hombres en condición de guerrilleros que realizaban misiones de sabotaje, emboscadas y aniquilamiento de las fuerzas fascistas. El Ejército Popular Polaco estuvo presente en cerca de 900 operaciones, matando a 20.000 alemanes, descarrillando 350 trenes y destruyendo 79 puentes.

En el sureste de Europa los compinches de Hitler cayeron sucesivamente. El 4 de septiembre el Ejército Rojo derrotó a los fascistas rumanos y sucesivamente el 9 de septiembre de 1944 una insurrección popular dirigida por los comunistas en Bulgaria derrocó a los fascistas en el poder e iniciaron una revolución que instauró la República Popular de Bulgaria, tras derrocar a los fascistas los búlgaros declararon la guerra a la Hungría fascista de Horthy. El 13 de febrero de 1945 cayó Bucapest, la capital de Hungría, en una acción conjunta entre el Ejército Rojo y los rumanos. Para mediados de febrero de 1945 el fascismo alemán estaba completamente solo y contaba sus horas para ver su derrumbe y colapso.

En el occidente, el 13 de agosto de 1944 París se insurreccionó y se levantó contra la ocupación fascista, allí también existió una buena participación y organización de los comunistas quienes tomaron la iniciativa. El 18 de agosto se declaró una huelga general en la ciudad, convocada por el Partido Comunista Francés; muchos obreros levantaron barricadas, dificultando así los desplazamientos de los vehículos alemanes, a la vez que las escaramuzas con las tropas alemanas de ocupación empezaron a ser frecuentes y con cierta virulencia en los días siguientes, alcanzando el máximo nivel el día 22. El 24 de agosto irrumpieron las tropas aliadas en París, paradójicamente los primeros en entrar a la ciudad fue la compañía conocida popularmente como la nueve, formada por 150 republicanos españoles bajo mando francés, para la sorpresa de todos los parisinos, quienes fueron sus libertadores fueron españoles que llevaban banderas de la Segunda República Española1.

`1` Ver documental: La nueve, los olvidados de la Victoria en [https://www.youtube.com/watch?v=sCTzkiBmMFU][1]

Después de la liberación de París, los ejércitos aliados pasaron un momento crítico en la batalla de las Ardenas, una dura lucha que culminó con la victoria aliada que desbarató la ofensiva alemana, desarrollada con la intención de dividir las fuerzas aliadas en dos y buscar un acuerdo con alguno de sus miembros; dicha ofensiva fue emprendida por más de medio millón de hombres y marcó un punto de viraje en el frente occidental a favor de los aliados. El 24 de marzo de 1945 las tropas aliadas cruzaron el rio Rin y pisaron territorio alemán. En cuestión de pocas semanas Berlín se rendiría al victorioso Ejército Rojo.

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