El genocidio y la agresión contra las mujeres palestinas

EL genocidio y la agresión contra las mujeres palestinas

A propósito de cumplirse un año del nuevo genocidio contra el pueblo palestino, como hombres y mujeres revolucionarios, levantamos nuestras voces, sobre todo, en nombre de aquellas que han sido atacadas por la barbarie imperialista. Con la valentía que exige esta época de horror, nos alzamos contra el aleve y reaccionario ataque, y las despiadadas fauces que devoran las vidas y esperanzas del pueblo palestino.

Hoy, cuando la crueldad del genocidio se manifiesta con una intensidad que no puede ser ignorada por los pueblos del mundo, es vital recordar las escalofriantes cifras de este año de exterminio:

  • Más de 41.870 palestinos asesinados, de los cuales dos tercios son mujeres y niños.
  • Cada hora, dos madres en Gaza son asesinadas
  • Más de 97.166 heridos, de los cuales el 70 % son mujeres
  • Cada día, 183 mujeres dan a luz sin anestesia, enfrentándose a un dolor inimaginable en medio de la destrucción
  • El 95 % de las embarazadas y lactantes sufren desnutrición.
  • 155.000 mujeres embarazadas y madres en postparto no reciben la atención sanitaria que necesitan.
  • Los abortos han aumentado en un 300 % dado el estrés que genera esta invasión                                                                                
  • 700.000 mujeres jóvenes viven su menstruación como una pesadilla, despojadas de privacidad y de medios de higiene

Las mujeres y hombres de los pueblos del mundo, no podemos ser cómplices de esta barbarie. No podemos quedarnos pasivos, viendo en las pantallas cómo nuestros hermanos y hermanas palestinos sufren, cómo sus sueños y sus vidas son arrebatados por esta infame invasión imperialista. Al contrario, es el momento de atender los llamados a la movilización revolucionaria; debemos transformar nuestra rabia en acción rebelde, unir nuestras fuerzas para educar y movilizar a nuestra clase, crear conciencia sobre la brutal realidad de esta desigual guerra imperialista y destrucción que la acompaña. Donde los reaccionarios no solo pretenden acabar con todo asomo de cultura de los pueblos que invaden, sino acabar con los pueblos mismos impidiendo incluso su reproducción.

Por eso, este 7 de octubre fue un día de gran significado, un día en que la solidaridad del proletariado internacional se expresó en todo el mundo a través de masivas manifestaciones. En esta fecha el pueblo palestino recibió los cálidos saludos del proletariado mundial, que, como una sola clase protesta contra esta y todas las guerras reaccionarias.

Las cifras hablan por sí solas del empeoramiento exponencial de las condiciones de vida sufridos por las mujeres cuando los imperialistas deciden apoyar o generar la invasión de los pueblos del mundo y aquí cabe la necesidad de convertir tales guerras reaccionarias contra el pueblo en guerras civiles revolucionarias, en guerras populares que le permitan al pueblo palestino luchar denodadamente por el socialismo y el comunismo que permitan elevar de verdad las condiciones de vida de sus mujeres, quienes en adelante, más que nunca podrán tener los hijos que quieran junto a los hombres de su clase, la más digna y revolucionaria.

Hoy también recordamos que el proletariado no conoce fronteras; que, como lo señalaba la camarada Kollontai reconocemos solo dos «naciones»: los explotadores y los explotados; y ante ello la nación de los explotados se levanta, la creciente combatividad del proletariado que abre las alas es un signo de la esperanza y a lo largo de los años, hemos sido testigos, de cómo la fuerza del proletariado aumenta cada día.

Por su parte la nación de los explotadores dispone sus tanques y cañones, pretendiendo enseñarnos a venerar su militarismo, pero los pueblos del mundo respondemos con un grito unánime: ¡Abajo la guerra imperialista! Ya en el pasado, el proletariado internacional nos demostró que si no se puede detener la inminente guerra imperialista, el rojo fantasma sí puede transformarla en revolución socialista, esa revolución socialista que no solo es necesaria, sino también inevitable. Luchemos por cada vida que ha sido arrebatada, por cada madre, por cada hijo que ha sufrido en este horror sionista. La solidaridad entre los pueblos es un arma poderosa, y si la burguesía y los capitalistas nos hablan de guerra, las miles de voces de los pueblos del mundo organizadas debemos responder:

¡Abajo la guerra imperialista, Viva la revolución socialista!

¡Viva Palestina libre!

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