La guardia roja va a conquistar el corazón de los jóvenes marxistas-leninistas-maoístas

La guardia roja va a conquistar el corazón de los jóvenes marxistas-leninistas-maoístas 1

Una tierra donde efectivamente hay unos jóvenes llamados “guardias ro­jos”. Jóvenes que son ejemplo para mis cuatro hijas. Jóvenes que son como yo quisiera que mis cuatro hijas sean cuando adolescentes.

La Guardia Roja Conquista China, 1968, Robinson Rojas

Todo joven revolucionario tiene una deuda pendiente con la his­toria del Movimiento Comunista Internacional, en defensa y pro­moción de los principios por los cuales miles de jóvenes guardias rojos de China, marxistas-leni­nistas-maoístas, entregaron sus vidas, pues los acontecimientos revolucionarios son continua­mente tergiversados y denigra­dos.

Antes de comprender el porqué de la existencia de los guardias rojos, es necesario comprender el desarrollo del contexto en el que este movimiento aparece. Los guardias rojos o la guardia roja hizo parte del frente que se propuso evitar la restauración del capitalismo en China a través de la Revolución Cultural, para dar paso a un sujeto nuevo, su­perando problemas que no eran exclusivos de China, si no de trascendencia universal para el movi­miento comunista contemporáneo[1].

Otro de los acontecimientos que dio origen a este movimiento sería el de­sarrollo dialéctico de la República Popular China, que traía consigo 40 siglos de feudalismo, la ruptura de las relaciones sino-soviéticas, causa­da por el revisionismo que se había apoderado del PCUS tras la muerte de Stalin. Además, la Guerra Fría y la latente amenaza de un bombardeo nuclear por parte de Estados Unidos jugaría un gran papel.[2]

Todos estos acontecimientos le hi­cieron comprender a Mao las contra­dicciones por las que pasaba el socia­lismo en China, pues bajo la dictadura del proletariado se heredan algunas costumbres del capitalismo y en el caso particular de China también del feudalismo, y esto se veía reflejado en las ideas e intereses de diferen­tes intelectuales, dirigentes, antiguos terratenientes y burgueses. Pues a pesar de que se haya derrotado a las clases reaccionarias económica y po­líticamente, sus ideas persistían, por lo cual la derrota de estas ideas pasó a ser algo principal para evitar la res­tauración del capital.

Es así como los jóvenes en China, que habían vivido ya 17 años de so­cialismo, de dictadura del proletaria­do, serían enormes aliados de la Gran Revolución Cultural Proletaria por­que era la generación que menos te­nía arraigada las ideas del pasado, de­cidirían darlo todo por la revolución y el pueblo atendiendo el llamado de Mao «Todos los intelectuales jóvenes que deseen hacer la revolución de­ben dejar sus humos a un lado, trans­formarse en alumnos voluntarios y aprender sinceramente de los obre­ros y campesinos, así como integrarse a ellos. Deben compartir la posición, los pensamientos y sentimientos de los obreros y campesinos, trabajar y vivir con ellos, querer y odiar lo que ellos quieren y odian, y pasar sus mis­mas penalidades. En la lucha por los intereses de los obreros y campesi­nos, deben despojarse de todo aque­llo que no sea proletario. Sólo de esta forma podrán ser revolucionarios verdaderos». (Rojas, La guardia roja conquista China 1968)

En China los administradores e inte­lectuales habían adquirido diferentes privilegios y por ende tenían preocu­paciones distintas a las de las clases populares, ante esta condición Mao orientó que para ser un verdadero joven revolucionario debe de estar fundido con el pueblo, aprendiendo de él y ayudándole a desarrollar la consciencia socialista. El propósito de la educación sería crear un huma­no nuevo, que sea trabajador e inte­lectual, moral y físicamente apto.

Las universidades y escuelas aún en el socialismo situaron al intelectual y al trabajador en dos puntos distintos y si esto no se modifica la educación seguirá reproduciendo la desigual­dad, pues el trabajo intelectual será visto como superior al trabajo ma­nual, estimulando las aspiraciones individuales, pues el conocimiento se utilizará para alcanzar devoción y privilegios. Combatir esta división es el propósito de la educación socialis­ta y fue el propósito de la Gran Revo­lución Cultural Proletaria.

Por eso la Guardia Roja apareció como una organización de masas, en la que estaban estudiantes de escue­las, universidades y algunos profeso­res, que continuamente habían de­nunciado los métodos burgueses de educación, y que tras la asamblea de estudiantes revolucionarios en la es­cuela anexa a la Universidad de Chin­gjua y el Dazibao difundido a través de la prensa clandestina rebelde, en la que denunciaban el revisionismo en esta institución, y el revisionismo de algunos miembros del Partido Co­munista, se generalizaría esta forma de organización en todo el territorio de China, creando núcleos en todos los establecimientos de enseñanza. Aquí una parte del documento, ex­traída de China, una revolución en agonía 1978, Rojas

«¡VIVA EL ESPÍRITU DE REBELDÍA DEL PROLETARIADO!
La revolución es rebelión, y el alma del pensamiento de Mao Tse-tung es la rebelión. Deci­mos que se debe prestar gran atención a la palabra “apli­cación”, lo que quiere decir: principalmente a la palabra “rebelión”. Atreverse a pensar, hablar, actuar, abrirse camino y hacer la revolución, en una palabra, atreverse a rebelarse, es la cualidad más fundamen­tal y preciosa de los revolu­cionarios proletarios. ¡Este es el principio fundamental del espíritu del partido proletario! ¡No rebelarse es revisionismo, ciento por ciento!».

Los guardias rojos, que a menudo vestían un uniforme verde (aunque no era una regla general), llevaban un brazalete en el hombro con caracte­res amarillos que decían «Hong Wei Bing» (Guardia Roja). En el borde del brazalete se encontraba el nombre de su destacamento y el del estableci­miento al que pertenecían. Sus eda­des oscilaban entre los 12 y 30 años. Estaban en las comunas, ciudades y veredas transformando la educación y el trabajo, sirviendo al pueblo de todo corazón, creando comités del Partido, aprisionando traidores de la revolución, sometiendo al escarnio público a los reaccionarios y destitu­yendo a revisionistas de sus cargos, vigilando junto a las masas los diri­gentes para evitar que las ideas del pasado crecieran.

Aunque la propaganda burguesa los presenta como organización arma­da, de tipo militar, su actividad prin­cipal era de tipo político, pues su fin era sublevar la sociedad para evitar el peligro de la restauración del capital. Las voces de los jóvenes empezaban a tenerse en cuenta, y se normalizaba increpar, hablarle alto y sin miedo a los dirigentes, se podía hacer la críti­ca libremente, y así las ideas revolu­cionarias llegaron a todos los rinco­nes de China, sobre todo a aquellos donde el movimiento revolucionario había sido débil.

—«Por eso es que ahora soy guardia rojo —me dijo Yeh—; porque un gru­po de miserables revisionistas quiere volver al pasado en el que vivió mi familia, y eso, yo, y los que son como yo, más del 70% de los campesinos, no lo permitiremos jamás… para eso estamos los guardias rojos». (Rojas, La guardia roja conquista China 1968)

Gracias a los jóvenes, a la Gran Re­volución Cultural Proletaria y a Mao artífice de las ideas y verdades que inspiraron a miles de comunistas en todo el mundo la restauración del capitalismo en la URSS no significó la bancarrota del comunismo, y se avanzó en la comprensión de la lu­cha de clases, la estrategia y la táctica revolucionaria, dándole al marxismo nuevos y valiosos aportes.

Tras la derrota del socialismo en Chi­na el nombre de los guardias rojos ha sido ensuciado, sus aciertos como sus errores han pretendido ser enterrados por la historiografía burguesa, simpli­ficando y tergiversando los hechos. Pero los revolucionarios que busca­mos la verdad, la encontraremos, y la defenderemos como hacemos en este breve artículo y aprendiendo de los hechos hablaremos cada vez más fuerte, llegaremos a todos los rinco­nes y juntos enterraremos de una vez y por todas a los burgueses, imperia­listas, terratenientes, sionistas y trai­dores de Colombia y el mundo


[1] (Daubier 1976)

[2] (Rojas, La guardia roja conquista China

1968)

Bibliografía

Daubier, Jean. Historia de la revolu­ción cultural proletaria en China. Si­glo XX Editores, 1976.

Rojas, Robinson. China, una revolu­ción en agonía. Barcelona: Martínez Roca, 1978. La guardia roja conquista China. Madrid: 2cuadrados, 2021

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