Golpe militar en Guinea, otra vuelta en el nudo de la falsa democracia

Golpe militar en Guinea, otra vuelta en el nudo de la falsa democracia 1

El pasado 5 de septiembre en Guinea (África), fue perpetrado un golpe de estado por una parte del ejército, mediante una acción militar que destituyó al presidente Alpha Condé, quien fue detenido por la nueva junta militar. El líder del golpe, el coronel Mamady Doumbouya, se identificó como portavoz del llamado “Comité Nacional para el Progreso y Desarrollo” en una alocución televisiva el mismo 5 de septiembre.

La República de Guinea es un país ubicado en la parte media alta de la Costa Atlántica del continente africano, limita con Senegal, Malí, Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona y Guinea Bisáu. Su población aproximada es de 11.600.000 habitantes; la capital es la ciudad de Conakri que cuenta con una población actual de más de 2 millones de personas.

Su territorio, es considerado altamente poderoso en recursos mineros, entre ellos el mayor del mundo en bauxita, además de grandes yacimientos de oro, hierro, diamantes y uranio. Pero, como es común bajo el capitalismo, esta enorme riqueza contrasta con la exagerada pobreza de la mayoría de la población que está por fuera de tener acceso a educación, salud, vivienda, comida. Pero eso sí, los magnates económicos se disputan a muerte esta riqueza, siendo Guinea un trofeo nada despreciable para los imperialistas.

Desde 1895 hasta 1958 fue colonia francesa, cuando obtuvo su independencia formal, pasando a ser una semicolonia que desde entonces ha cargado con el duro peso de ser gobernada por dictaduras todo el tiempo. Tras la independencia formal, fue nombrado Ahmed Sékou Touré, quien la gobernó durante 26 años hasta su muerte en 1984. Inmediatamente después se perpetró un golpe militar que llevó al poder al coronel Lansana Conté, antiguo miembro del ejército francés, que igual al anterior, gobernó el país por 24 años hasta el año 2008 cuando murió, igual que el anterior con la careta de elecciones libres y democráticas cada 7 años. Muerto Conté, la ley ordenaba que debía ser reemplazado por el presidente de la Asamblea Nacional Popular, para convocar antes de 60 días a nuevas elecciones, pero unas horas después de la muerte de Conté, se dio un golpe militar a finales de 2008.

Todo el 2009 se dilataron las elecciones, el capitán del ejército Moussa Dadis Camara tomó las riendas del gobierno, decretó falsas medidas democráticas y bajo su mandato se perpetró una de las masacres más atroces en ese país cuando fueron asesinadas, en el Estadio Nacional, 157 personas y heridas más de 1000, pues la junta militar ordenó disolver las manifestaciones prodemocracia que exigían el fin de la dictadura, elecciones transparentes, medidas económicas efectivas para mitigar el hambre del pueblo, salud, y todas las demás exigencias normales que el pueblo necesita para sobrevivir. Pero la represión fue contundente y despiadada, Guinea se tiñó de sangre y quedó refrendado que ese país estaba bajo la dictadura de los militares, pero además, auspiciada y apoyada tras bambalinas por los imperialistas, franceses, gringos, y toda la demás lacra de países imperialistas que simplemente reducen sus acciones a declaraciones hipócritas.

La historia reciente, no ha sido muy diferente, el actual presidente, Alpha Condé se presentó a elecciones en el 2010, saliendo ganador en una nueva escena de aparente democracia, aparente y falsa, pues al igual que los anteriores, se atornilló en el gobierno, mediante elecciones amañadas que lo han mantenido reelecto en 3 ocasiones cumpliendo 10 años y claro, enfrentando los ataques de sus contradictores, quienes gozan del apoyo de una parte importante de las fuerzas armadas, con las que realizaron varios intentos de golpe de Estado durante estos 2 lustros, y que el pasado 5 de septiembre llevaron a término con la destitución y detención de Condé, quien a sus 83 años soñaba con seguir el mismo camino de sus antecesores y mantenerse en el poder hasta su muerte. Todo el gabinete fue destituido, abolida la constitución y nombrado un nuevo gobierno encabezado abiertamente por una Junta Militar.

La de Guinea es una dolorosa historia de tragedia para el pueblo; con una de las formas de la dictadura burguesa, menos adobada que las de otras dictaduras, pero en su esencia, la misma que ejercen las clases dominantes: la burguesía, los terratenientes, socios y lacayos de los imperialistas. La careta de democracia durante los últimos 10 años, no ha sido más que una cortina de humo para ocultar la permanente e ininterrumpida política de hambre, superexplotación, opresión de un pueblo en beneficio de uno u otro bloque de las clases parásitas en Guinea.

Para el pueblo, lo que está pasando estos días en Guinea, no es nada nuevo ni inesperado, es el pan de cada día que deben soportar, y que pone en evidencia la verdad de que el único camino que les llevará a una solución real y no efímera, es la organización de las fuerzas revolucionarias que deben estarse formando en medio de la lucha contra la dictadura burguesa, hoy en su forma de dictadura militar abierta. Los revolucionarios en Guinea tienen la impostergable tarea de formar un fuerte Partido Comunista Revolucionario, organizar a las masas en una poderosa Guerra Popular que mediante el poder armado del pueblo barra con toda esa podrida burguesía y todas sus instituciones para formar el Nuevo Estado de Obreros y Campesinos. Ese es el único camino que le sirve al pueblo, y no solo en Guinea, sino en todo el mundo.

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