Contra la Reforma Tributaria, Avanzar al Paro General Indefinido

Contra la Reforma Tributaria, Avanzar al Paro General Indefinido 1

Tanto los organismos “multilaterales” del imperialismo: el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, el BID, el Banco Mundial, la CEPAL, la OIT; como los gremios económicos de la burguesía en Colombia, el régimen uribista de Duque y algunos sectores de la dirigencia de las centrales sindicales, afirman que es necesaria una nueva reforma tributaria para superar la crisis económica provocada por la covid-19.

Para empezar, es necesario denunciar que la crisis económica no fue provocada por el coronavirus como argumentan la burguesía y los demás enemigos de la clase obrera; es una crisis de sobreproducción que viene desde el 2008 y lo que hizo la pandemia fue agudizarla simplemente. Por consiguiente, la crisis sanitaria se convirtió en un pretexto del imperialismo y la reacción para imponer las nuevas reformas antiobreras que ya tenían previstas, en el vano intento de superar la profunda crisis de su sistema moribundo. La reforma tributaria es una de ellas, prevista en la Agenda Empresarial 2018-2022 del Consejos Gremial Nacional en noviembre del 2017, y aprobada en el Plan Nacional de Desarrollo del títere Duque; además esta es la tercera reforma tributaria de su gobierno.

En las dos reformas anteriores, la “Ley de Financiamiento” de 2018 y la “Ley de Crecimiento Económico” de 2019, el Gobierno ya impuso medidas para beneficiar a los grandes grupos monopolistas. Ahora con el nombre de “Solidaridad Sostenible” y con la demagogia de “garantizar el ingreso mínimo a los hogares que se encuentran en condición de pobreza y pobreza extrema”lanza una nueva y criminal arremetida contra el pueblo trabajador.

Aunque todavía no se conoce el texto definitivo del proyecto, es vox populi que la nueva reforma tributaria ampliará la cantidad de productos y actividades que pagan IVA y con el ardid de un “nuevo contrato social” para salvar al país o “la justicia tributaria” piensan poner a pagar impuestos a millones de trabajadores mientras protegen a los grandes monopolios con la excusa de que se requiere de su protección mientras se supera el efecto de la pandemia; subterfugio que se cae de su peso pues antes de la pandemia tampoco los ricos tributaban, o si lo han hecho ha sido como si fueran los más pobres, ¡la pobre viejecita les quedó en pañales!

La crisis sanitaria de la covid-19 y proteger a los más vulnerables es utilizada desvergonzadamente para endulzar el amargo veneno que tiene el interés de la burguesía en aumentar la super-explotación de la clase obrera y los sectores populares, lo que se traduce en mayores impuestos para los asalariados y los trabajadores informales que han sido los más golpeados en la pandemia por los despidos masivos, el aumento del desempleo, la rebaja de salarios, al igual que sectores de la pequeña burguesía por la quiebra de sus pequeños negocios productivos y comerciales.

La reforma se propone pasar algunas empresas al régimen simplificado para que no paguen impuestos; desmontar los subsidios brindados a los campesinos, por los bajos precios del mercado y los créditos favorables para los mismos; reducir los aportes a las regiones y municipios en lugar de aumentar los impuestos a los empresarios; cobrar impuesto a las pensiones que superen los 3 millones de pesos y a los asalariados que devenguen más de 2 y medios salarios mínimos.

Además, la reforma pretende ampliar el IVA a más productos y actividades pues considera insuficiente que en Colombia dicho impuesto represente entre el 30 – 40% de los ingresos del Estado Colombiano y entre un 4 y 6% del PIB del país. Con este argumento esconde que la burguesía, que debiera tributar muchos más debido a sus súper ingresos, no lo hace; así que la carga tributaria principalmente recae sobre las masas trabajadoras y la pequeña burguesía.

La clase obrera no le debe nada a la burguesía ni al régimen por el gasto social efectuado para menguar el impacto de los confinamientos masivos realizados en los últimos meses, pues han sido recursos que han salido del bolsillo de los trabajadores a través de la plata del mismo Estado para sufragar los gastos de los programas Ingreso Solidario, Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Colombia Mayor que, dicho sea de paso, son apenas limosnas para cautivar votos y mamparas para el saqueo del erario.

La burguesía no se ha metido la mano al bolsillo y por el contrario ha recibido billones de ayuda, sobre todo el capital parásito financiero directamente y a través de las EPS, las cuales han demostrado ser ineficaces para atender los problemas de salud del pueblo. Ha recibido además y seguirá recibiendo según la nueva reforma, hasta mitad de este año, el subsidio especial a través del Programa de Apoyo al Empleo Formal (PAEF) con el cual el Estado contribuye a pagar la nómina de los grandes explotadores, además de que los exonera del pago de seguridad social durante 5 años si contratan jóvenes de primer empleo.

Son billones y billones que han salido y seguirán saliendo de los impuestos arrebatados al pueblo trabajador para entregárselos a los parásitos capitalistas, con el argumento de generar empleo, pero que solo han servido para agigantar las abultadas fortunas de los holgazanes que se lucran explotando y saqueando las arcas del Estado, mientras siguen despidiendo trabajadores todos los días y agravando la crisis social.

Los trabajadores no se deben dejar engañar con las palabrejas como el “nuevo” contrato social, o la “solidaridad social”, pues en realidad las reformas tributarias refuerzan las cadenas de la esclavitud asalariada y la dominación del imperialismo sobre el país.

La clase obrera, los campesinos, los pequeños comerciantes y productores, la juventud y las mujeres del pueblo no tienen otra salida que preparar un nuevo Paro General Indefinido desde las bases para enfrentar el paquete de reformas del gobierno por encima de la dirección de las centrales sindicales y del mal llamado Comité Nacional de Paro, dado que están comprometidas con el gobierno y de espaldas a la terrible situación de hambre y miseria del pueblo trabajador.

La anarquía de la producción capitalista ha provocado la crisis económica mundial y la burguesía para salir de ella acude al aumento de la carga impositiva para mantener su carácter parasitario, lo cual afecta a las clases productoras e impide su supervivencia. La crisis del capitalismo mundial no es por falta de mercancías o de capital, por el contrario es la demostración de que está sobrando capital y abundancia extrema, pero todo ese esplendor producto del trabajo social de los asalariados, se encuentra en las manos de quienes no trabajan; esto lleva a que la sociedad no pueda avanzar, hace necesaria la revolución que rompa el orden establecido, y entregue a los productores directos, no solo los medios de producción sino el producto del trabajo, para que desde el nuevo Estado, se satisfagan las necesidades sociales. La crisis económica del capitalismo mundial pone al orden del día la necesidad de un Estado de dictadura del proletariado mucho más eficiente y económico que el actual.

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