El sindicalismo burgués representado en la dirección de las centrales, Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) y Confederación General del Trabajo (CGT) llevó a cabo el pasado 16 de septiembre en Medellín un gran evento en apoyo a la paz de los ricos que reunió más de cuatro mil personas, en el cual el invitado «de lujo» no fue un representante de los obreros luchadores, sino un reformista y politiquero de talla mayor como lo es el expresidente y hoy senador uruguayo Pepe Mujica, adalid de la conciliación y concertación entre clases.
Fue un evento en apoyo a las aspiraciones de los capitalistas por legalizar con el acuerdo de La Habana el despojo de las tierras arrebatadas a los campesinos pobres y medios a través de los años en que el pueblo ha sufrido la guerra reaccionaria, principalmente en el campo. Fue un evento politiquero para desarmar los ánimos de lucha de los obreros y para asfixiarlos con la ideología de la «paz entre clases», en el cual sí se unen los jefes de las tres centrales, lo que no hacen para llamar a la lucha contra los explotadores y su Estado.
Fue un evento para ratificar el compromiso de los jefes vendeobreros con los explotadores y opresores, un nuevo llamado a cesar los conflictos entre las clases antagónicas, a coexistir pacíficamente con aquellos que superexplotan y condenan a los obreros a sobrevivir con salarios y contratos miserables en medio de despidos masivos, enfermedades laborales, persecución sindical y criminalización de la lucha.
Mientras los jefes de las centrales obreras se preparaban para politiquear en torno a la paz de los ricos y en apoyo al plebiscito santista, los compañeros agremiados en Ugetrans, una organización sindical afiliada a la CGT y que reúne a los conductores del SITP y Transmilenio en Bogotá, fueron vilmente agredidos por el Esmad de la policía, mientras realizaban una concentración en la cual las únicas «armas» que tenían eran sus pancartas y gargantas para agitar consignas de lucha: por mejores condiciones de trabajo, contra los turnos partidos y otras arbitrariedades que viene cometiendo este monopolio.
Igualmente, mientras las camarillas sindicales que dirigen las centrales obreras se gastan millones de pesos de las bases obreras en eventos de la paz como el de Mujica, los compañeros de Sintrametal Cota, Sintrametal Chía, Sintrametal Bogotá, Sintrametal Tuta – Boyacá, Sintraunicol, Sintrafortox, trabajadores de Purina, de Holcim, distribuidores del periódico Revolución Obrera, entre otros, apoyándose en su escasos recursos realizaron una significativa manifestación desde el parque central de Mosquera hasta la portería de la empresa Bundy Colombia S.A en la zona industrial de la Montana en el municipio de Mosquera vecino de la capital. Un evento silenciado por la prensa burguesa y si acaso reportado en algún informativo sindical, pero que tiene mucho valor para la lucha de los obreros porque logró unir compañeros de base de diferentes empresas y sindicatos, concretando la unidad por la base y para la lucha, y por su contenido, es una pequeña pero valiosa batalla contra el capital: no puede haber paz entre el capital y el trabajo.
Bundy S.A. es una compañía norteamericana que produce tuberías y autopartes, una voraz devoradora de fuerza de trabajo desde hace 50 años en Colombia, que hoy se niega a negociar el pliego de los trabajadores e intransigente, sin conciliación ni concertación como pregonan los jefes vendeobreros, no solo pretende imponer el contrapliego, sino que respondiendo a la manifestación de los compañeros llamó a los perros guardianes del capital (la policía) a intimidarla, mostrando en qué consiste la paz de los ricos y el carácter antagónico de las contradicciones entre obreros y patronos.
El pregón del sindicalismo burgués sobre la conciliación de clases y la paz social es canalla porque desarma a los trabajadores para enfrentar con la lucha la arremetida de los capitalistas y el gobierno, para frenar los despidos masivos y la rebaja general de los salarios, así como impedir las nuevas reformas tributaria y pensional que serán promulgadas inmediatamente después del Plebiscito. Es una gran favor que le hace a los burgueses, terratenientes e imperialistas porque impide que la clase obrera se ponga a la altura de su obligación histórica para conquistar sus aspiraciones máximas de construir una sociedad sin clases sociales y por consiguiente libre de la esclavitud asalariada que es hoy el yugo más pesado que deben soportar los trabajadores del campo y la ciudad.
Unos botones de muestra que reafirman la necesidad de persistir en la lucha por conquistar la independencia de clase del movimiento sindical: independencia de los patrones y el imperialismo, independencia de los partidos de los explotadores y los politiqueros, e independencia frente al Estado, instrumento de explotación y máquina de opresión en manos de los capitalistas para aplastar con la violencia a los trabajadores y al pueblo.