El gobierno de Santos, como fiel representante de los intereses de la burguesía, los terratenientes y los imperialistas, continuó impulsando la política de Estado que busca exterminar las organizaciones sindicales, usando su terrorismo para asesinar, amenazar y exiliar los dirigentes obreros -al igual que lo hace con destacados dirigentes del movimiento estudiantil, de desplazados, periodistas independientes, etc.-, pues a diciembre 10 del 2015 fueron asesinados 18 sindicalistas, sin contar las amenazas y atentados que sufrió en conjunto el movimiento. Es decir, en el gobierno de la reconciliación entre oprimidos y opresores, continúa y se intensifica el asesinato contra los luchadores, donde ahora las balas se envuelven en celofanes de paz, mientras la dictadura de clase de los capitalistas se intensifica contra el pueblo. ¡Por eso la paz de los ricos es guerra contra el pueblo!
La arremetida de los capitalistas no cesó en el 2015, por el contrario, fueron especiales los cierres de importantes centros fabriles como por ejemplo la planta de Cardbury Adams y el inminente cierre o privatización del Hospital Universitario del Valle, ambos en Cali. Estos se constituyeron en fuertes golpes que propinaron la burguesía y su Estado en contra del proletariado y las masas populares. A esto se suma la violación sistemática por parte de los capitalistas y del gobierno Santista de la Estabilidad Laboral Reforzada, al avalar los despidos de obreros enfermos a causa de la superexplotación. De este modo las clases dominantes trasladan el principal peso de la crisis del capitalismo, a las espaldas de los trabajadores.
El movimiento sindical respondió con lucha directa ante estos ataques, impulsados principalmente desde la base, por los obreros más de abajo y peor pagos, ante lo cual las camarillas dirigentes de las centrales obreras sin hacer nada durante todo el año, tuvieron que «ponerse la camisa roja» para iniciar el 2016, posando de antigobiernistas, luego de haber dado su apoyo a la reelección de Santos y estar comprometidos de cabo a rabo con los capitalistas para evitar las huelgas y contener la lucha por alza general de salarios.
En el 2015 se evidenció aún más que la política de concertación y conciliación de clases sirve a los capitalistas, no a los trabajadores; es el centro de la dirección burguesa del movimiento sindical y permite la dominación de los jefes vendeobreros en las centrales sindicales.
Los industriales, comerciantes, terratenientes y banqueros, tienen en la dirección ejecutiva de las centrales obreras un apoyo directo y efectivo, que le organizó dos grandes manifestaciones a favor de los gremios azucareros en el Valle del Cauca, que apoyó sin reservas la reelección de este gobierno antiobrero y antipopular y que son un puntal en la política de pacificación de los oprimidos y explotados. Mientras tanto a los trabajadores tienen la desgracia de que estos traidores digan representarlos.
En el 2015 se comprobó otra vez que las centrales obreras como la CUT fueron convertidas en directorios politiqueros al servicio de los partidos políticos de la burguesía y la pequeñaburguesía, pujando por llevarle votos a partidos corruptos como el Polo Democrático.
Punto aparte merece el paro del magisterio, impulsado por las bases de Fecode y traicionado por su Junta Directiva, quien recibió órdenes de los partidos Liberal, Polo, Progresistas y Verde, los cuales meses antes se repartieron a puerta cerrada y en contra de la base, los cargos directivos de esta organización obrera, para perpetuarse en la dirección y servir a sus intereses.
La base que reclamó una elección transparente de sus dirigentes, que libró importantes movilizaciones contra el gobierno exigiendo las reivindicaciones que les han negado por décadas, fue nuevamente traicionada debido a la dirección burguesa que se tomó su organización e impide el ejercicio de la democracia en su seno. ¡Por esto la independencia de clase es la única política que le sirve al magisterio!
Los jefes del sindicalismo burgués cerraron el año participando en la tradicional farsa de negociación del salario mínimo con el gobierno y capitalistas y resultaron oponiéndose a los resultados de la misma, luego de que sus «contrarios los trataran como cero a la izquierda, prometiendo un 2016 lleno de paros y movilizaciones contra el gobierno. Palabras que se las llevará el viento, porque todos los conflictos en los que hicieron -y hacen- presencia los jefes vendeobreros, son encaminados hacia el apoyo a los diálogos de paz en La Habana, hacia la paz laboral, hacia el apoyo a la burguesía. Así, intentan apagar la combatividad obrera, quedar bien con los enemigos del proletariado y al final, usar los cargos de dirección dentro del movimiento sindical como un trampolín para acceder a algún cargo estatal, como ya lo hicieron, entre otros, los Garzón.
Ante este panorama, se han generado justos brotes de rebeldía contra esta dirección. Sin embargo no es suficiente para derrocar esa camarilla. Es necesaria una verdadera rebelión, que se materializa en concretar la política de independencia de clase y la centralización en Federaciones Regionales con miras a su centralización nacional. En 2016 no se debe convivir más con la dirección burguesa en el movimiento sindical, porque da ventaja a los enemigos; hay que deslindarse completamente de ella, en lo ideológico, en lo político y en lo organizativo.
El 2016 debe ser un año en que se avance en la concreción de los planes del movimiento por la Restructuración del Movimiento Sindical. La vanguardia del proletariado debe trabajar consciente y organizadamente para vincularse a las masas, difundiendo el marxismo leninismo maoísmo, Ciencia de la Revolución Proletaria Mundial, el Programa para la Revolución en Colombia y la táctica de lucha directa y revolucionaria de masas, hacia la Huelga Política de Masas a nivel nacional y por la Revolución Socialista. ¡Ese es el camino correcto para fortalecer la lucha de los obreros!
El Socialismo es más necesario que nunca, pues se trata de una necesidad real y urgente de la sociedad colombiana hacia la cual tiende la enconada lucha de clases, por esto los sindicatos deben ser escuelas para difundir esta teoría científica entre sus afiliados. Los trabajadores deben entender, gracias al trabajo permanente de los comunistas en su seno, que la lucha por la reestructuración del movimiento sindical es parte de la lucha por alcanzar la independencia de clase del movimiento obrero y de construir un auténtico Partido comunista revolucionario como su vanguardia.
Existen ya unos principios, objetivos, reivindicaciones y métodos revolucionarios que son luz para los activistas del movimiento sindical, los cuales pueden encontrar en la dirección https://docs.google.com/file/d/0BxPPaJjCrTlRV2gyTWFBNUlWWUk/edit.
Se hace necesario un sindicalismo revolucionario e independiente del Estado, de los partidos burgueses y pequeño burgueses, de las clases enemigas y del capital. El 2016 será un año de retos para trabajar por un movimiento sindical que adopte métodos y estilos de trabajo revolucionarios, que haga parte de la lucha general del movimiento obrero, que ponga en alto las banderas de la lucha directa, de la unidad entre todos los obreros y de la solidaridad proletaria.