Como bien dicen los trabajadores, la burocracia empotrada en las centrales sindicales, lo único que ha hecho es engañar a los asalariados con la política de conciliación y concertación de clases con los enemigos, con los explotadores capitalistas e imperialistas. Está demostrado que esa política no le sirve a la clase obrera; por algo, Lenin decía que “el contenido político del oportunismo y del socialchovinismo es el mismo: colaboración de clases, renuncia a la dictadura del proletariado, renuncia a la acción revolucionaria, reconocimiento sin reservas de la legalidad burguesa, desconfianza hacia el proletariado, confianza en la burguesía”.
Esto era lo que planteaba refiriéndose a los enemigos del proletariado al interior de su movimiento, y esa es precisamente la actuación de Julio Roberto Gómez; mientras dice estar en contra de las medidas antiobreras de Iván Duque y posar de revolucionario en los medios de comunicación, manifestándose supuestamente en contra de decretos como el 1174, por el otro lado, como un vil patrón capitalista, se vale de ellos para despedir a los trabajadores de la CGT. Hace unos días los despidió, suspendiéndoles los contratos a partir del 31 de octubre, adeudándoles 4 meses de salario junto al bono navideño, e incluso les pidió ceder una parte de los derechos de su liquidación. Denuncia hecha por los mismos miembros del Ejecutivo de esta central.
La CGT y Gómez no solo se han beneficiado de la plusvalía usufructuada del sudor de los trabajadores a través del contratismo sindical, sino que violan cualquier derecho laboral. Ello explica la maquinaria que han montado para impedir que esa rentica se les vaya de sus manos. Se unen con los enemigos de la clase obrera, antier posaban con Uribe, ayer con Santos y hoy con Duque; mientras a los trabajadores los despiden como a perros; además reciben dádivas de la burguesía para que sigan atravesándose como vacas muertas en la lucha de los trabajadores.
Frente al dese de algunos obreros de cambiar desde adentro las centrales sindicales, es imposible, pues las camarillas se han convertido en maquinarias que se comportan como capitalistas y cuando se ven en riesgo de perder sus privilegios se confabulan con los patronos para despedir, porque saben que si un trabajador adquiere conciencia del significado de la independencia de clase, se va a unir con otros y a luchar como una sola clase, retomando formas de lucha como la huelga de solidaridad que harían sentir, en todos los rincones de Colombia y el mundo, el poder de la clase obrera y la posibilidad real de conquistar derechos.
Julio Roberto, quien posa en el Comité Nacional de Paro de estar contra Duque, en realidad es un vendeobrero. Y es ingenuo creer que de verdad ese comité se va a poner al frente de un Paro de verdad. De ahí, tan importante trabajar por el Paro General Indefinido con independencia de clase, con quienes realmente se comprometan con los intereses del pueblo para mejorar sus condiciones de vida y avanzar hacia los grandes objetivos de la transformación revolucionaria de la sociedad.
¡Abajo la conciliación y concertación de clases!
¡Viva la independencia de clase en el movimiento sindical!