LOS OBREROS DEBEN CONSTRUIR UN SINDICALISMO INDEPENDIENTE, REVOLUCIONARIO Y DE NUEVO TIPO
Este año la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) cumple 30 años de fundada. Tres décadas desde que nació dicha central sindical en Colombia con el «solemne compromiso histórico por la unidad de los trabajadores», el cual consistía en trabajar «en el noble propósito de construir una Central sindical unitaria, clasista, democrática y progresista», como se puede leer en su página web. Letra muerta si se tiene en cuenta que en la práctica no ha servido para nada a los intereses de la clase obrera.
El origen de la CUT se relaciona directamente con la derrota del Sindicalismo Independiente y el triunfo de los agentes de la burguesía en el movimiento sindical (anarcosindicalistas, revisionistas, socialdemócratas, liberales, etc.), que utilizaron la bandera de la «Unidad» para postrar al movimiento sindical ante los enemigos de la clase obrera, desviar el rumbo del Sindicalismo Independiente de los años 70’s, unir en un cascarón organizativo a las organizaciones sindicales existentes, entregar a la socialdemocracia la dirección de la lucha de resistencia y atarla a su política de conciliación y concertación entre clases.
La CUT desde su dirección ha promovido la dispersión de los obreros y la división de las luchas, manifiesto en la creación de cientos de sindicatos sin unidad real para la lucha y en la división de los obreros según el tipo de contrato laboral. La camarilla de la CUT no está interesada en unir en un solo haz las luchas de los obreros de diferentes sectores para potenciar la confrontación al capital, se escuda en la «legalidad» para no promover Huelgas de Solidaridad o en la «paz laboral» para no unir los conflictos y hacerlos más contundentes contra los patronos y el gobierno, como constata la legislación antiobrera impuesta desde 1990 con su complicidad.
Estos 30 años han demostrado que los jefes de la CUT no están interesados en defender los derechos de la clase obrera, sino utilizar la Central como trampolín para acceder a «importantes» puestos dentro del Estado burgués, como el Ministerio del Trabajo, las alcaldías, gobernaciones, la Presidencia… Ejemplos de esto son el primer presidente de la CUT, el señor Jorge Carrillo, Ministro de Trabajo durante el gobierno de Belisario Betancur quien después de pasar por la CUT se convirtió en Asesor de Paz y Embajador en Guatemala, su última incursión en la política fue participando en la campaña presidencial del mafioso Álvaro Uribe Vélez; en 1995 Orlando Obregón expresidente de la CUT, fue nombrado Ministro de Trabajo de Ernesto Samper (vinculado al cartel de Cali), y posteriormente encarcelado en 2006 por peculado por apropiación (es decir, por ladrón) y del cual dijo el periódico El Tiempo en abril de ese año que «fue catalogado como un ministro que defendió los intereses de los trabajadores y trató de conciliarlos con los de los empresarios buscando evitar confrontaciones» como buen representante de la conciliación entre las clases enemigas de la sociedad; casos más recientes son los de Luis Eduardo Garzón, también expresidente de la CUT, exalcalde de Bogotá, excandidato presidencial y en el 2012 Ministro de Trabajo del presidente de los «falsos positivos» Juan Manuel Santos, posteriormente Ministro Consejero para el Diálogo Social, un cargo burocrático para promover la inexistente «paz social» entre las clases sociales; otro tanto sucedió con Angelino Garzón, expresidente de la CUT quien ocupó varios cargos dentro de la burocracia del Estado de los ricos, como por ejemplo asesor del Ministro de Trabajo de Samper (del ya nombrado Orlando Obregón), Ministro de Trabajo en el gobierno de Andrés Pastrana, Gobernador del Valle del Cauca, delegado de Uribe Vélez para negociar el TLC con Estados Unidos y representante de Colombia ante la imperialista Organización Internacional del Trabajo y finalmente, vicepresidente de Juan Manuel Santos, en resumen, un vil sirviente de las clases dominantes. He ahí unas muestras de cómo la CUT ha sido el trampolín de la camarilla dirigente de la central para acceder a los puestos burocráticos desde los cuales ejecutan la dictadura de la burguesía, los terratenientes e imperialistas sobre los obreros y el pueblo colombiano.
Para la camarilla sindical que dirige la CUT, la unidad de la que habla no es la de los obreros para la lucha, sino la unidad con los enemigos de la clase obrera. Unos ejemplos de esto han sido la marcha de octubre del año pasado en la cual movilizaron las bases sindicales en apoyo a la burguesía y los terratenientes que se lucran del negocio del azúcar en el Valle del Cauca y que se vieron afectados con una multa impuesta por la Superintendencia de Industria y Comercio por conformar el llamado «cartel del azúcar»; otro ejemplo de ese compromiso con los enemigos es el apoyo que le ha brindado la camarilla dirigente de la CUT a Santos y a la paz burguesa, primero, ayudándolo a reelegir en el 2014 y más recientemente haciéndole campaña y destinando más de 100 millones de pesos para impulsar el Sí en el plebiscito. La unidad que defiende la camarilla dirigente de la CUT es la que le sirve a los imperialistas, burgueses y terratenientes enemigos declarados del pueblo trabajador.
En los 30 años de la CUT, los comunistas reivindicamos una vez más que la unidad en el movimiento sindical no es un problema que se resuelve fundando cascarones vacíos para «hacer bulto», sino que de fondo, la unidad es un problema político de principios que solo se puede resolver en la medida que el proletariado se convierta en una clase consciente de su posición en la sociedad y de sus intereses inmediatos y futuros. Por lo tanto, en el terreno sindical, la unidad exige la conciencia de los intereses comunes de los obreros en contraposición antagónica a los intereses de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo, estos últimos intereses son los que ha defendido la burocracia sindical de la CUT haciendo gala de la política de conciliación y concertación entre clases.
El movimiento sindical está urgido de conquistar la unidad y la independencia de clase. Para ello es necesaria la participación consciente de las bases en la toma de las decisiones de su movimiento, que contribuyan a la emancipación de la clase obrera al calor de la lucha, a la vez que aceran sus organizaciones y fortalecen la unidad de todos los obreros en medio de la lucha contra las clases enemigas y el Estado que las representa. La independencia de clase en el movimiento sindical, debe reflejarse en la organización como forma material de la unidad consciente de la clase obrera. Las bases y los dirigentes inconformes con la actual dirección del movimiento sindical, representada en la política burguesa de conciliación y concertación de la camarilla que dirige la CUT, debe ser consciente que dicha central no puede ser reestructurada porque nació como un dispositivo de la burguesía, los terratenientes y su podrido Estado para tomarse la dirección del movimiento sindical por medio de sus agentes o quinta columnas dentro del movimiento obrero.
La CUT nació muerta si se le juzga como representante de los intereses de la clase obrera, por lo tanto solo hay una solución: reestructurar el movimiento sindical y construir una Central Sindical Revolucionaria que de verdad centralice, unifique, organice y dirija la lucha sindical, garantizando la más amplia democracia para sus afiliados, en la cual las decisiones no deben estar amarradas a las órdenes de uno u otro partido de la burguesía como sucede hoy en día en las centrales existentes como la CUT, la cual es un directorio politiquero de los partidos Liberal, Verde, Progresistas, Marcha Patriótica, Partido Comunista (mamerto), MOIR, etc.
En la Central Sindical Revolucionaria se debe caracterizar, como parte de sus principios, a la burguesía y al proletariado como clases sociales antagónicas y cuyos intereses son irreconciliables, extirpando la actual política burguesa de conciliación y concertación entre clases; se necesita construir una nueva Central que adopte, no solo ni principalmente la querella jurídica, sino tome las formas revolucionarias de lucha como la movilización y la Huelga, la principal arma que tienen los obreros en su confrontación contra los capitalistas, a la vez que retome la Huelga de Solidaridad como principal manifestación de unidad del movimiento sindical.
Se necesita una Central Sindical Revolucionaria que combata al oportunismo en su seno para garantizar que la lucha de resistencia económica sirva a la lucha por el poder político y a la emancipación de la clase obrera, no a la politiquería que ayuda sostener el Estado de los explotadores con su corrompido parlamento, y putrefactos ministerios, jueces y carceleros… La lucha sindical hace parte inseparable de una sola lucha de la clase obrera cuyo objetivo es establecer el Socialismo en Colombia como parte de la revolución proletaria mundial y el movimiento sindical debe contribuir a preparar a los obreros para la lucha por el poder político; sin embargo, es al Partido Político de la clase obrera a quien le corresponde organizar y dirigir todas las manifestaciones del movimiento obrero por la destrucción de la sociedad capitalista y la construcción del Socialismo.
Tal es la envergadura de las tareas que debe proponerse una Central Obrera que defienda los intereses de los proletarios; por eso deben proponerse organizar nuevas federaciones regionales, reestructuradas en la independencia de clase, como parte de una nueva Central Sindical Revolucionaria que sí represente a todos los obreros que hoy son víctimas de la opresión y superexplotación capitalista.