A tres años de la sentencia de despenalización del aborto en Colombia

A tres años de la sentencia de despenalización del aborto en Colombia 1

El 21 de febrero se cumplieron tres años desde que la Corte Constitucional, en la Sentencia C-055 de 2022, desarrolló y amplió el derecho al aborto en Colombia, otorgando a las mujeres gestantes la posibilidad de interrumpir su embarazo de forma voluntaria hasta la semana 24 de gestación, sin necesidad de ampararse en ninguna justificación o causal.

Si bien esto representó un triunfo en la lucha por la autonomía reproductiva de las mujeres, también debemos verlo dentro del contexto más amplio de nuestra lucha revolucionaria, una lucha que no solo exige la garantía de este derecho, sino la transformación radical de las condiciones materiales de vida de las mujeres del pueblo trabajador, para que la decisión de interrumpir un embarazo no sea una necesidad forzada sino una opción en un contexto social, económico y político que garantice los derechos en su totalidad.

El derecho al aborto —que debe ser defendido sin vacilaciones—, realmente será un derecho cuando deje de ser la primera opción de una mujer pobre, cuando las mujeres del pueblo realmente tengamos la libertad de elegir sin las presiones que nos impone la pobreza y la falta de los recursos necesarios para una maternidad digna. En lugar de seguir reduciendo la cuestión del aborto a una decisión sobre el cuerpo de las mujeres, debemos abordar las causas materiales que lo provocan.

Cuando se analizan los datos sobre la prevalencia del aborto, vemos que no es solo una cuestión de derechos individuales, sino un reflejo de las condiciones materiales de vida que enfrenta la clase obrera. Mayoritariamente son las mujeres jóvenes, con niveles educativos bajos, carentes de empleos que brinden estabilidad económica, quienes se ven empujadas a recurrir al aborto. Pues, bajo un sistema económico que nos obliga a vivir en condiciones de esclavitud asalariada y esclavitud doméstica, la maternidad se convierte en una carga, no en un derecho garantizado.

El aborto, entonces, es un síntoma de la opresión de las mujeres trabajadoras bajo el capitalismo, nos vemos obligadas a tomar decisiones drásticas debido a la falta condiciones de vida digna. Así las cosas, la solución no radica solo en la legalización o despenalización del aborto, sino en la transformación revolucionaria de las condiciones de vida de todo el pueblo trabajador, para que el aborto deje de ser un recurso necesario por razones económicas. Debemos luchar por educación sexual integral, acceso a métodos anticonceptivos gratuitos, vivienda digna, salud, educación, contratación directa y alza de salarios que permitan a las mujeres trabajadoras tomar decisiones reproductivas desde una posición de poder y autonomía.

El aborto no puede ser visto como una mera cuestión individual. Debemos destruir este sistema de opresión y explotación que lleva a que las mujeres no tengamos condiciones de vida dignas, y que nos empujan a decidir entre la maternidad y la supervivencia. Es fundamental entender que el aborto no es solo un derecho reproductivo, sino una manifestación de la opresión que sufren las proletarias y las campesinas bajo el capitalismo.

Es necesario que nuestra lucha no solo se centre en la defensa del derecho al aborto, sino también por la eliminación de las condiciones que hacen de este derecho una necesidad de primer orden. Es preciso que la pobreza deje de ser el verdadero obstáculo para la maternidad; que la falta de empleo, vivienda y salud no sigan siendo un impedimento importante en la decisión de ser madre.

Nuestra lucha por el derecho al aborto debe ir acompañada de una lucha decidida por transformar las condiciones de vida del pueblo trabajador. No es suficiente con legalizar el aborto si no estamos creando las condiciones para que las mujeres puedan decidir con autonomía, sin que la pobreza las obligue a tomar esa decisión.

Necesitamos de una Revolución Socialista que construya una sociedad donde la maternidad deje de ser una carga y pase a ser una opción libre, garantizada por un Estado de obreros y campesinos que proporcione educación, salud, trabajo, vivienda y métodos anticonceptivos a todas las mujeres. Una sociedad socialista en la que la maternidad sea un derecho que cuando se desee pueda ser ejercido en condiciones de dignidad. Solo el sistema socialista podrá garantizar que el derecho al aborto sea el último recurso.

A través de la transformación radical del sistema que oprime y explota a las mujeres y a la clase trabajadora podremos garantizar que la maternidad sea una opción deseada y no una carga. Sigamos luchando por un futuro donde todas las mujeres puedan elegir libremente sobre su vida reproductiva, una sociedad que les ofrezca todas las garantías materiales para que esa elección sea realmente libre.

¡Por una revolución socialista que libere a las mujeres y a todo el pueblo trabajador! Organizar el Movimiento Femenino Revolucionario

Por el aumento general de salarios, salud, educación y vivienda: ¡Viva la lucha revolucionaria de las mujeres del pueblo!

Contra la tercerización laboral y la subcontratación: ¡Viva la lucha revolucionaria de las mujeres del pueblo!

Por empleo y contratación directa: Organizar el Movimiento Femenino Revolucionario

Salvo el poder todo es ilusión: para las mujeres del pueblo Revolución

Mujeres contra el Estado. Mujeres contra el capital. Mujeres contra el machismo, contra el fascismo, el imperialismo y la patronal

Abajo las desigualdades, la falta de derechos y la opresión de la mujer:

horroroso legado del mundo burgués

¡Abajo el capitalismo imperialista y los horrores infames que engendra contra la mujer!

Por salud, empleo, vivienda, tierra y paz:

lucha revolucionaria de las mujeres del pueblo

Todo el dolor femenino terminará:

adelante con la Revolución Socialista

¿Y por qué las mujeres se levantan? Porque las mujeres ya no aguantan.

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