Al mismo tiempo que parte de Europa y China sufrían las inundaciones más grandes de su historia reciente, en Estados Unidos y Canadá se enfrentaban a una ola de calor sin par en muchas décadas, tan alta, que ha sido calificada como la mayor alza de temperatura conocida en toda la historia de la región.
Las inundaciones en Europa dejaron, según las últimas cifras oficiales, más de 200 muertos y cientos de desaparecidos, donde los países más golpeados fueron Alemania, Bélgica y Países Bajos. De repente todo se convirtió en un diluvio, las torrenciales precipitaciones fueron apoderándose y arrastrando todo a su paso, las casas fueron destruidas, los carros desaparecían en medio de las tormentas que desbordaron los ríos e inundaron ciudades enteras, las calles se destruían como si fueran de plastilina; los cultivos en grandes extensiones fueron cubiertos por el agua… En China el metro subterráneo se convirtió en una cabina de tortura para decenas de personas que veían como el agua les subía poco a poco hasta el cuello, llevando a la crisis y la muerte a varias personas que no soportaron; el desespero fue total, varias ciudades fueron inundadas en una gran cantidad de sus calles, y todo colapsó; todo era un horror sin fin, algo extraño estaba sucediendo.
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«Nos enfrentaremos a tales eventos una y otra vez, y eso significa que necesitamos acelerar las medidas de protección al clima… porque el cambio climático no se limita a un solo estado», dijo Armin Laschet el primer Ministro de Renania al ver la catástrofe causada por las inundaciones en Europa, ratificando que el calentamiento global es el fenómeno que ha desencadenado esta terrible emergencia, y no simplemente la acción de la naturaleza.
En el norte de América, la última ola de calor dejó cerca de 500 muertos en Canadá y 80 en Estados Unidos en lo que han llamado como una “temperatura record” que ha alcanzado un tope mayor de 49,6°C. Y aunque no es posible establecer la relación directa de todas las muertes repentinas con el aumento de calor, sí es una realidad el incremento desproporcionado y alarmante de fallecimientos en medio del calor sin precedentes. «Desde el viernes, la policía de la ciudad portuaria de Vancouver ha atendido a más de 130 muertes repentinas. En su mayoría las víctimas eran ancianos o tenían problemas de salud, y el calor fue un factor determinante». Reportó la página oficial de la BBC Mundo
Las redes sociales colgaron cientos de videos que muestran el drama y la magnitud de las tragedias que azotan a parte de Europa, China y Norte América; pero lo más importante y preocupante de esta situación, es que la causa principal y de fondo, tiene que ver con el acelerado cambio climático causado por la acción destructiva y creciente de un sistema económico que todo lo vuelve dinero, todo lo convierte en vulgar mercancía con valor de cambio, y pareciera como que esto no tuviera marcha atrás. La naturaleza sigue siendo destruida por el apetito insaciable de ganancia de los capitalistas, los países poderosos encabezan una guerra total entre ellos para disputarse la economía del mundo, y allí, lo que menos importa es el precio que tengan que pagar, tanto la naturaleza, como las clases trabajadoras del mundo, y sobre todo la clase obrera y los campesinos.
Y claro, mientras el apetito de la ganancia esté al mando, no habrá poder alguno que le ponga freno a esta acción criminal contra la naturaleza y con ello contra la humanidad; solo cuando la sociedad pueda avanzar hacia una donde el ser humano tome de la naturaleza solo lo que necesita para su desarrollo, y actúe en correspondencia, retribuyéndole un trato y cuidado para su conservación y desarrollo, solo ahí, la naturaleza volverá a vivir en plena armonía con el ser humano; y eso, solo tiene una única posibilidad: la destrucción del sistema capitalista, y la implantación de Estado gobernado por quienes todo lo producen en esta sociedad, los obreros y campesinos, quienes tienen el verdadero poder de seguir con la edificación de la sociedad, en plena armonía con la naturaleza.
Mientras tanto, mientras sea la ganancia la que comande las riendas de la sociedad, la naturaleza seguirá muriendo, y las convulsiones estrepitosas de su agonía, seguirán expresándose de las maneras más violentas contra la vida humana y contra las demás formas de vida en el planeta; solo la revolución proletaria mundial, logrará volver a poner todo en su sitio, esa es la enorme tarea y por ella hay que ir.