Bogotá, el 15 de agosto más de 2000 trabajadores que viven de la aplicación de domicilios y mensajería Rappi, mejor conocidos como Rappitenderos, realizaron marchas y manifestaciones en Bogotá como parte del paro que denominaron como RappiParo, el cual consistió en desconectarse de la plataforma digital durante dicho día.
Los esclavistas modernos, dueños de la plataforma digital, no los reconocen como trabajadores de la misma, sino como usuarios de la plataforma, es decir, para los capitalistas son “emprendedores” que decidieron “voluntariamente” usar su aplicación y por lo tanto, dicen que no tienen ningún vínculo obrero-patronal, que es la esencia de la tal “economía naranja” tan impulsada y defendida por el régimen mafioso de Uri-Duque.
En bicicletas y en moto se movilizaron los compañeros, a pesar de sufrir el hostigamiento y acoso de las fuerzas represivas de la policía, que siguiendo órdenes de la alcaldesa Claudia López, intentó desde los puntos de salida de las movilizaciones, hacerla fracasar. Sin embargo, los compañeros continuaron con la moral en alto y llenos de indignación por la situación tan precaria en que se encuentran, no se dejaron amedrentar del acoso policial y lograron terminar la protesta frente a las instalaciones de Rappi.
El objetivo principal de la lucha que estos compañeros están dando, consiste en que sean reconocidos como obreros, como trabajadores de la aplicación tecnológica que tiene patrones de carne y hueso y que se lucran muy bien por el trabajo de sus esclavos, a los cuales no les pagan salario fijo, ni prestaciones de ley ―salud, pensión, ARL―; no les pagan plan de datos, ni equipo celular, ni mantenimiento o daños de la moto o bicicleta; no les reconoce un seguro de vida o accidentes en caso de que sufran algún percance; la aplicación calcula las distancias en línea recta como si los domiciliarios pudieran atravesar casas y edificios para pagarles miserables $2.000 por servicio, mientras al cliente final le cobran 5 y más veces solo el domicilio y a los comerciantes el 20% por vender en su plataforma… estos son algunos de los reclamos que tienen los domiciliarios.
Por su parte, el Estado de los ricos por medio del Ministerio del Trabajo, fiel a su papel en la sociedad capitalista, no les garantiza los derechos laborales a estos trabajadores, ni obliga a los capitalistas a hacerlo. Si bien pareciera que la discusión de si son o no trabajadores de Rappi se pudiera dirimir en estrados judiciales solamente, realmente es una lucha abierta contra el capital que se decidirá en las calles, por medio del paro que afecte las ganancias de los magnates de Rappi y que convierta dicho conflicto en un problema de orden público que fuerce a los capitalistas a reconocerle a estos trabajadores todos sus derechos laborales.
Gran ejemplo han dado los Rappitenderos, que deben buscar la unidad de su gremio en medio de las dificultades que les implica luchar, pues día que no trabajan es día que no reciben el pírrico porcentaje que les queda de los domicilios.
Además, la lucha de los compañeros de Rappi debe unirse a la lucha general del pueblo colombiano para frenar la voracidad de los capitalistas y conquistar la reivindicaciones inmediatas de los trabajadores del campo y la ciudad mediante el Paro General Indefinido.
Finalmente, rechazamos los ataques xenófobos del que han sido víctimas estos compañeros, pues es una realidad que casi el 60% de las personas que viven de la plataforma tecnológica son principalmente venezolanos. La clase obrera es una sola a nivel mundial, tiene unos mismos intereses y enemigos, por lo tanto, los obreros no tienen patria, su lucha es legítima y debe gozar de toda la solidaridad de las masas populares.