Del 28 de abril al 2 de mayo de 2019 estuvo en Bogotá, el “Refugio Humanitario por la Vida”; tenían como objetivo “visibilizar y sensibilizar a la comunidad nacional e internacional sobre la grave crisis humanitaria y de Derechos Humanos que se vive en Colombia con relación al incremento de la violencia sistemática en contra de personas líderes sociales y defensoras de Derechos Humanos, ex combatientes de FARC en proceso de reincorporación y sus familiares, comunidades en los territorios; mujeres, afrodescendientes, indígenas, obreros, campesinos, víctimas, líderes en todo el territorio nacional, todos los que sienten la vida o la libertad pender de un hilo”, expresó la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC.
Alrededor de 3.000 luchadores y dirigentes campesinos e indígenas, realizaron diferentes actividades como conferencias, un Encuentro Nacional de Líderes y Organizaciones Amenazados, un acto cultural, intervenciones en el Congreso y algunas embajadas y participación en la marcha el Primero de Mayo. Todo encaminado a denunciar el aumento de asesinatos, desplazamiento, desapariciones y los incumplimientos del Estado.
Es de exaltar el esfuerzo que hicieron como forma de protesta, pero es importantísimo aprender que sumado a estas formas de lucha, lo más transcendental es la lucha directa en las calles y carreteras; es continuar por el camino de la minga, es ir a la huelga, al paro; a lo cual deben sumarse los obreros, campesinos, maestros, estudiantes y desplazados. Las palabras de un asistente al Refugio: “con el plantón quedó evidenciado que no tenemos un Gobierno para la gente, sino un Gobierno para los empresarios y las multinacionales”. Son muy ciertas, porque el Estado y sus instituciones están para gobernar y legislar a favor de burgueses, terratenientes e imperialistas; el Estado es una máquina de opresión, explotación y represión contra el pueblo y protectora de los explotadores.
Por eso no se le puede pedir a este Estado“garantías a la seguridad y vida; garantías a la acción social y política”; no se le puede pedir que evite las amenazas, la criminalización de la protesta, el desplazamiento, persecuciones, señalamientos y asesinatos de miles de luchadores del pueblo; porque a ellos el pueblo les importa muy poco; solo lo tienen en cuenta para conseguir votos en las farsas electorales y para exprimirlo hasta más no poder con salarios de hambre, impuestos, reformas.
Solo el pueblo unido, organizado y peleando en las calles, confiando única y exclusivamente en su fuerza y poder, será capaz de poner freno a las políticas de los explotadores y su Estado para eliminar a quienes se atreven a oponerse a sus medidas. El pueblo no debe creer en los ofrecimientos de las instituciones burguesas, que prometen protección y justicia; ellos se quedan en algunas “investigaciones”, en que son hechos de delincuencia, venganzas personales o pasionales; nunca harán nada por capturar a los verdaderos responsables porque son ellos mismos quienes mandan, los que ponen las condiciones, los que dirigen el Estado capitalista.
Las cifras de algunas organizaciones, muestran que luego de la firma de los “acuerdos de paz” entre el gobierno de Santos y los jefes de las FARC, el asesinato de dirigentes aumentó considerablemente con 199 asesinatos en 2016, 170 en 2017 y se ha intensificado durante el gobierno uribista de Duque, ya que en 2018 se registraron 226 asesinatos y en lo corrido de 2019 ya son más de 50. Se corrobora con esto que LA PAZ DE LOS RICOS ES GUERRA CONTRA EL PUEBLO, porque la dicha paz, la paz burguesa es falsa, desarma y desmoraliza al pueblo, mientras fortalece el poder de los explotadores.
Lo que debe tener claro el pueblo explotado y oprimido es que no se puede seguir confiando en este Estado, de nada sirven las exigencias de justicia para dar con los responsables o garantías de seguridad; primero, porque es el mismo Estado al servicio de los capitalistas el verdugo del pueblo y segundo, porque ese Terrorismo de Estado se enfrenta con lucha organizada, con la autoprotección de los dirigentes y sus organizaciones, solo de esta forma podrán alcanzar la conquista de sus derechos y la defensa de su vida.
La guerra reaccionaria contra el pueblo, sigue y se incrementa; los burgueses y terratenientes siguen aplicando métodos sanguinarios a manera de escarmiento para aterrorizar al pueblo luchador; el terrorismo de Estado, como política permanente de los explotadores contra las luchas del pueblo, es aplicado con mayor fuerza en el actual gobierno. Insistimos en el llamado a unir y generalizar las luchas por todo el país, en preparación práctica del Paro Nacional Indefinido, acumulación de fuerzas para batallas más grandes y para demostrarle a los capitalistas y su Estado que la clase obrera y el campesinado unidos son poderosos y que sus intimidaciones y terror no puede detenerlos.