La salud mental de la juventud y la Asamblea Nacional Popular Independiente

La salud mental de la juventud y la Asamblea Nacional Popular Independiente 1

Los jóvenes hemos sido testigos de las crueles situaciones de opresión y miseria que han caído sobre nuestras espaldas. Nuestras generaciones se ven inmersas en un entorno donde nos enfrentamos a fenómenos que impactan profundamente en nuestras vidas.

Dentro de estos fenómenos se encuentran los discursos de empoderamiento y el coaching de vida saludable, estrategias utilizadas por la ideología burguesa. Aunque se presentan como herramientas para el desarrollo personal, desde nuestra perspectiva socialista los interpretamos como mecanismos que refuerzan la superestructura de la superexplotación y alienación.

El fetichismo del dinero deshumaniza al individuo al envenenar la mente ya perturbada y alienada de la clase obrera con la ilusión de que, si se esfuerzan lo suficiente, podrán ser como sus patrones. Bajo el disfraz agradable de la meritocracia, en realidad se maximizan las ganancias a expensas de ejercer una presión extrema centrada exclusivamente en el éxito económico.

En este contexto, los jóvenes absorbemos los ideales de ser emprendedores y nos esforzamos al máximo por cumplir con las expectativas sociales. Sin embargo, ¿qué sucede cuando no logramos cumplir esas expectativas?

El tema del suicidio, aún tabú en nuestro país, afecta de manera desproporcionada a los jóvenes. A pesar de la creciente retórica sobre la importancia de la salud mental, muchos jóvenes optan por la soledad o, en algunos casos, las drogas como única salida. El capitalismo depende de máquinas humanas que puedan producir grandes cantidades de riqueza, lo que implica estar adaptados a la sociedad: no cuestionar, simplemente medicarse.

La respuesta habitual es visitar a un psicólogo y contarle nuestro dolor. Sin embargo, la realidad sigue siendo desoladora: falta de empleo, dificultades para alimentarse, insomnio, responsabilidades familiares abrumadoras, y la constante presión de una universidad que agobia. Incluso en trabajos mal pagados, como mesera, se nos explota sin piedad, obligándonos a trabajar más de 12 horas por una escasa remuneración.

En este contexto, el psiquiatra a menudo se convierte en la única respuesta. Las drogas recetadas son calmantes, anestésicos para el dolor, pero no cambian la realidad estructural que perpetúa nuestro sufrimiento. Estas sustancias no son más que herramientas de neutralización y sumisión, reforzando la ideología burguesa que promueve la idea de que todo problema es individual.

En medio de esta crisis, las cifras de suicidios en Colombia son alarmantes. Según datos de la Procuraduría General de la Nación y Medicina Legal, entre enero y julio de 2023, la tasa de suicidios aumentó en un 15.73% con respecto al mismo período del año anterior, alcanzando los 1810 casos. Además, se atendieron 30.021 intentos de suicidio, reflejando la profunda crisis de salud mental que atraviesa nuestra sociedad, exacerbada por las condiciones estructurales del sistema capitalista.

¿Por qué es importante la participación de la juventud en la Asamblea Nacional Popular Independiente?

No tenemos que esperar nada del parlamento burgués, ni de sus miserables leyes jurídicas, que ilusionan al pueblo con una transformación. Como jóvenes luchadores debemos entender que sus reformas no cambian ni transforman nuestras vidas, mucho menos nos ayudan a avanzar en la liberación de nuestra clase. Cuanto más luchemos, cuanto más independientes seamos podremos llegar a soluciones inmediatas de nuestras necesidades.

El reformismo se felicita porque el Estado entrega miserables ayudas económicas a algunas familias en Colombia, como si esto fuera a solucionar todos los problemas económicos y mentales del pueblo trabajador. Por ejemplo, en un artículo de la revista Puntos del 2023, analizan la situación de diferentes personas y les preguntan si esas “ayudas económicas” contribuyen en su situación de salud mental, respuestas como estas dieron los jóvenes:

En un parque de Bogotá, Pilar Sanabria, beneficiaria de Familias en Acción, otro programa de transferencias económicas, cuenta que un día no aguantó más y tuvo que elegir entre estudiar o trabajar. Entre lágrimas dice que sufrió una parálisis en su cuerpo, que empezó a tener altos niveles de ansiedad y eso se mezcló con la sensación de estar sola en el proceso. “Ahí me di cuenta que cuando tienes salud mental puedes hacer cosas, pero cuando tienes un caos en tu cabeza, un caos en la sociedad y en la familia es muy difícil progresar”.

La anécdota contada por la joven, confirma que por más que se glorifiquen por las miserias económicas que brindan, nunca será un valor real para el daño atroz que el capitalismo ha ocasionado en los niños y jóvenes de pueblo. La ANPI en Cali debe ser un espacio donde los jóvenes pongamos de manifiesto las situaciones que sufrimos, pero sobre todo, cómo transformaremos dicha condición.

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