El reciente discurso amenazante del cavernario Trump en la asamblea de la ONU imperialista contra el régimen de Maduro y la reunión de ese siniestro personaje con sus lacayos de Colombia, Perú, Panamá y Argentina para ajustar su intervención en Venezuela exigen del proletariado y los pueblos del mundo el más enérgico rechazo.
Ni Trump, el representante de la peor dictadura terrorista y criminal, ni sus marionetas ejecutoras de la dictadura de los explotadores de los países latinoamericanos tienen derecho alguno a intervenir en Venezuela. Todos ellos, a nombre de la democracia, son responsables y cómplices de los peores asesinatos y masacres ocurridos en los últimos tiempos. Las declaraciones hipócritas sobre el sufrimiento del pueblo venezolano y los anuncios de no intervenir militarmente por parte de cipayos como Santos, son para encubrir los rapaces intereses yanquis y su servicio a la dominación de sus monopolios e indican que están preparando una nueva escalada intervencionista en Venezuela.
Igualmente, declaraciones de gente que se dice independiente, demócrata y progresista como las de la precandidata Claudia López llamando a intervenir en Venezuela para garantizar la democracia solo demuestra su compromiso con el imperialismo yanqui y sus lacayos.
La XI Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm) fue enfática en denunciar a los causantes de la situación en Venezuela:
La crisis política de Venezuela que muestra en primer plano una lucha inter-burguesa, no es ajena a las contradicciones inter-imperialistas, puesto que es el país con las mayores reservas de petróleo en el planeta, y aunque tradicionalmente ha sido de la esfera de dominación semicolonial del imperialismo de EE.UU., durante el régimen chavista también ha sido fuertemente franqueado por los intereses económicos, políticos y militares de los imperialistas de Europa y de Asia, y principalmente de Rusia. Si bien la crisis política de Venezuela aún no ha desembocado en una fratricida guerra civil entre sectores del pueblo manipulados por las facciones burguesas, ni en una intervención militar reaccionaria de los imperialistas, ya deja una estela de muerte, persecución, ruina, hambre y destierro para las masas trabajadoras, donde muchas familias son obligadas al sufrimiento y humillaciones de la migración hacia otros países.»
Ese importante evento señaló que el pueblo venezolano no puede esperar nada bueno de sus centenarios enemigos pues:
Cualquiera que sea la forma de dominación, semicolonial o abiertamente colonial, las aves de rapiña imperialistas encuentran apoyo en las clases dominantes explotadoras locales, prestas a cumplir su papel de socias y lacayas de los saqueadores, demostrando que son clases enemigas antagónicas del pueblo, aún en los casos donde contra unos imperialistas se alían con otros igualmente imperialistas.»
La Asamblea dejó claro además que la solución a los problemas no está en manos de los criminales imperialistas y sus lacayos, ni de los falsos socialistas que gobiernan en el vecino país, por cuanto, «la crisis económica ha acelerado el fracaso de los regímenes de la llamada ‘revolución bolivariana’ y su ‘socialismo del siglo XXI’, mostrando que sus remiendos socialisteros contra ‘el modelo neo-liberal’ sin suprimir de raíz el régimen de la explotación asalariada, ni son revolucionarios ni tienen nada en común con el Socialismo de la Dictadura del Proletariado; son inservibles para resolver los verdaderos problemas del pueblo y por el contrario lo ilusionan, engañan y dividen, mientras dejan intacto el poder económico y político de los explotadores.»
El proletariado y el pueblo en Venezuela no debe terciar a favor de una u otra facción de su burguesía ni de uno u otro poder imperialista, de los cuales solo puede esperar la prolongación de sus sufrimientos; debe tomar el camino de la lucha revolucionaria, para lo cual la clase obrera necesita organizarse como partido político independiente de las clases explotadoras dominantes; en sus manos descansa la posibilidad de encausar la actual crisis económica, social y política que muestra el fracaso de sus enemigos para desatar las fuerzas revolucionarias del pueblo y poner fin a la explotación y la dominación semicolonial imperialista.
Los comunistas no apoyan el régimen de Maduro pero se oponen sin ambages a cualquier intervención imperialista en Venezuela. El pueblo venezolano, como todos los pueblos del mundo, debe decidir su propio destino. Imperialistas y Gobiernos Lacayos: ¡No Metan sus Garras en Venezuela!