El 2020 será un año donde se ahonden y agudicen todas las contradicciones del sistema capitalista, sus males son endémicos e incurables. Sus defensores solo pueden darle cuidados paliativos, mientras se dan las condiciones, sobre todo subjetivas en el movimiento revolucionario, para que los pueblos del mundo con el proletariado a la cabeza puedan asestarle al mundo burgués los golpes de gracia que lo lancen a la fosa de la historia, donde debe reposar para darle paso a la construcción del mundo al servicio de toda la humanidad, y no para beneficio de unos cuantos y en detrimento de la inmensa mayoría.
Desde el 2008 todo el sistema económico mundial viene en una profunda crisis de sobreproducción cada vez más insostenible; la industria intensifica exponencialmente sus capacidades para producir, pero la poca realización de las mercancías con las bodegas sobresaturadas de bienes de consumo, obligan a los capitalistas a reducir la producción, la tecnología permite producir mucho más en menos tiempo, y con menos fuerza de trabajo, lo que conlleva a que se invierta más en maquinaria y tecnología que en mano de obra, que paradójicamente es la que produce la ganancia; las masas cada vez más empobrecidas no pueden acceder a las montañas de productos que salen segundo a segundo, y todo ello hace que el mundo capitalista se pudra en su propia abundancia y se agudicen todos los problemas que el mismo sistema económico ocasiona y que es incapaz de solucionar, pues el motor del sistema es el apetito de ganancia y no la búsqueda del bienestar para la sociedad.
Cada uno de los países, sobre todos los más poderosos, tratan de tomar medidas desesperadas para paliar la crisis, las inaplicables medidas proteccionistas de los gringos buscando blindar su economía, el crecimiento de los aranceles para las exportaciones en muchos países, el brexit o salida abrupta del Reino Unido de la Unión Europea, etc. Y todo ello con la dura soga del capital financiero que estrangula a todas las economías con sus llamados “salvamentos” a través de nuevos créditos que en realidad son salvavidas cargados de pesadas rocas que hunden a las economías de todos los países con impagables deudas. Según cifras del Instituto de Finanzas Internacionales, la deuda global está actualmente en 243 billones de dólares, más de 3 veces el PIB de todo el mundo; y de ellos, Estados Unidos es el más endeudado con la bicoca de 72 billones de dólares.
Eso hace que crezcan las posibilidades de grandes guerras regionales y de una tercera guerra mundial, pues es un hecho que las guerras son una de las formas para paliar las crisis, sobre todo porque con ello buscan la destrucción de buena parte de las fuerzas productivas y la redistribución de las mismas. Por ello la industria militar es tal vez la única de los renglones que crece en medio de la crisis económica mundial, los gobiernos, incluso los más empobrecidos destinan una considerable parte de sus presupuestos a la inversión en la industria militar; y los productores, se disputan frenéticamente este mercado, tanto para vender como para ganar aliados en esa posible confrontación de gran magnitud. En ese orden está la intensificación de la guerra en el Medio Oriente, donde los imperialistas yanquis en 2019 intensificaron sus acciones militares y su presencia con armamento, buscando disputar el control del llamado “oro negro” y posicionarse mejor en la región; de la misma manera que los rusos y chinos han incrementado sus exportaciones de capital y equipamiento militar en países de África y América Latina.
La naturaleza sufre en medio de la agudización de la crisis del capitalismo. En 2019 y comienzos de 2020 la devastación de millones de hectáreas de bosques y pastos, los incendios en Australia, California (EU), la Amazonía (buena parte de Brasil), Bolivia, Venezuela, Colombia, Siberia, Angola y el Congo; son, entre muchas otras regiones, donde la naturaleza está siendo destruida de forma salvaje. La anarquía de la producción, que está en la base de la economía en el capitalismo, no tiene compasión alguna con la naturaleza acelerando el calentamiento global que provoca buena parte de los incendios, cuando no son incitados por las grandes industrias para expandir la frontera agrícola o cambiar el uso del suelo y dedicarlo a la minería, la ganadería y agricultura extensivas, entre ellos, la producción de sicotrópicos.
La crisis económica ha agudizado la crisis social; las guerras impulsadas por los imperialistas, han aumentado en grandes proporciones el padecimiento de las masas en todo el planeta; durante el 2019 el fenómeno del desplazamiento golpeó duramente a millones de personas en Centro y Suramérica, con grandes y largas marchas hacia los Estados Unidos, lo mismo se vio en el mar Mediterráneo por donde buscaban refugio de la guerra millones de personas que huían de las atrocidades en Siria, y de los conflictos y el hambre en África. Millones quedaron deambulando como nómadas por la mayoría de países europeos, niños sin sus madres, familias completamente desperdigadas por las consecuencias de las atrocidades de los imperialistas y sus socios en los países oprimidos. El hambre de millones en medio de la abundancia y destrucción de toneladas de comida en el 2019 fue dantescamente ilustrativo de la asquerosidad de este sistema económico absurdo; el incremento de la superexplotación de una parte de la clase obrera con extensión de la jornadas laborales, la reducción real de los salarios en el mundo, la inestabilidad laboral, la intensificación del trabajo producto de la tecnificación, el terrorismo de Estado mediante la persecución y asesinato de los dirigentes de las luchas; y el aumento del desempleo como la cara anversa de la moneda de la superexplotación, son otra muestra de la ineptitud e irracionalidad de este sistema que en el 2019, no solo no solucionó nada al respecto, sino que por el contrario lo incrementó en detrimento de quienes todo lo producen en esta sociedad.
Pero el 2019 fue sobre todo, un año de reafirmación de la tendencia del ascenso de la lucha revolucionaria de las masas, como respuesta a toda la política de los imperialistas que pretenden descargar todo el peso de su crisis económica mundial sobre los hombros de los trabajadores.
Francia, Haití, Ecuador, Líbano, Argelia, Bolivia, España, Hong Kong, Chile, Colombia, Irak, Irán; cerraron con broche de oro un año de levantamientos contra el orden burgués. Los obreros en Francia durante todo el 2019 mantuvieron la bandera de la lucha ondeando y alentando a todo el mundo para que saliera a las calles a confrontar sin titubeos a los gobiernos y sus Estados reaccionarios y con la lucha directa conquistar sus reivindicaciones. El pueblo haitiano, merece sin duda un reconocimiento excepcional; un pueblo azotado por el abandono, sumido en la más completa miseria y tratado con total desprecio por los imperialistas, y fue un pueblo que marcó el 2019 como un año de aguerrida lucha callejera y con un grado de combatividad heroica. A pesar que los grandes medios de comunicación buscaron aislar su lucha, las redes sociales se encargaron de mostrar la grandeza de este pueblo que se mantiene en pie de lucha contra ese Estado plagado de corrupción.
Grandes levantamientos y movilización revolucionaria de las masas marcaron el despertar del pueblo a la lucha, poniendo de relieve que la puja entre el camino parlamentarista, de diálogo y concertación, perdió el pulso ante el camino de la lucha directa, en las calles, sin intermediarios. Los defensores de la confianza en los politiqueros, tuvieron que meterse el rabo entre las piernas, y sumarse a la lucha directa, muchos de los cuales aprendieron en vivo y en directo, que la fuerza está en las masas; mientras otros, los más recalcitrantes enemigos de la lucha y al final agentes del enemigo en el seno del movimiento de masas, tuvieron que posar de dirigentes de la lucha pero actuando como apagafuegos de ella.
Lo que sí queda claro, es que en todo el mundo, el 2019 fue un año donde los millones de obreros y campesinos, con las vivas fuerzas de la juventud obrera y estudiantil revolucionaria a la cabeza, pusieron a temblar a los reaccionarios y les dejaron claro que el camino de la lucha está tomando vuelo y que es una fuerza imparable que en el 2020 seguro se refrendará con creces.
De parte del movimiento revolucionario, su actuación fue decorosa, luchando en la medida de sus posibilidades por arrebatarle la dirección de la lucha a los politiqueros, pacifistas y conciliadores con los enemigos del pueblo; participando activamente en las movilizaciones y obligando a esos oportunistas a sumarse a la lucha o quitarse de en medio. Pero claro, se nota fuertemente la ausencia de fuertes organizaciones de los comunistas revolucionarios (el Partido), que en condiciones como las que se presentaron en varias partes del mundo, pudieran haber sido aprovechadas para interpretar y dirigir el sentir de las masas que al fin de cuentas es de odio con el sistema capitalista, pero que sin la conciencia del movimiento comunista, no pueden llegar por sí solas a comprenderlo.
En ese sentido se destaca el papel de vanguardia que cumple con decoro el Partido Comunista de la India (maoísta) que el año pasado cumplió 15 años de fundación, lo que motivó varias manifestaciones y eventos de reconocimiento y apoyo internacionalista por parte de los comunistas revolucionarios en diferentes partes del mundo; un merecido homenaje a esta organización que dirige la poderosa Guerra Popular que libran las masas en campos y ciudades de la India. El 2019 fue testigo de detenciones con juicios montados y la muerte de algunos de los cuadros del Partido, cosas que son normales en una lucha dura y directa como la que están librando las masas armadas en contra de un gobierno reaccionario y terrorista como el indio, representante de las clases más cavernarias de dicha sociedad. Sin embargo, el año pasado hubo grandes y heroicos levantamientos masivos del pueblo por conquistar importantes reivindicaciones que mejoren sus condiciones de vida y les permitan continuar el desarrollo de la Guerra Popular para enterrar la obsoleta sociedad, que defienden las clases reaccionarias de dicho país. Y así inicia el 2020: con la lucha directa y masiva de cientos de miles de obreros en las calles donde a comienzos del nuevo año realizaron una poderosa Huelga Nacional, mientras avanza incontenible la Guerra Popular.
Los pueblos del mundo deben sentirse orgullosos de sí mismos, pues a pesar de la brutalidad con que son tratados por los imperialistas y reaccionarios en todo el orbe, se han levantado en franca rebeldía contra el opresor y explotador, y pueden estar seguros, que si se continúa por ese camino, el tiempo de gloria de los reaccionarios no es tan largo como ellos quisieran.
A los comunistas revolucionarios, nos queda la tarea de avanzar pronto en la construcción del Partido donde no lo hay, fortalecerlo donde ya exista, y construir de manera urgente la Internacional Comunista, que seguro potenciará la revolución en cada país y acelerará el triunfo de la Revolución Proletaria Mundial. En tal sentido son alentadoras las noticias de los esfuerzos de los proletarios revolucionarios de todos los países por avanzar hacia una nueva Conferencia Internacional de los marxistas leninistas maoístas que siente las bases de la futura Internacional que dirigirá los combates de la clase obrera y los pueblos del mundo para darle sepultura a este sistema moribundo devorador de hombres y destructor de la naturaleza.