Soy mujer y siempre he defendido mi derecho a sentirme libre, a expresarme de la manera que mejor me sienta, hoy estoy viajando y peleo contra la idea del peligro que representa para una mujer viajar sola en un mundo machista, donde el hombre, a pesar del tiempo que ha pasado y de la conquista que hemos logrado por nuestros derechos, aun se siente con poder sobre mí, con poder de violentarme física, psicológica o emocionalmente.
Con esta idea de una mujer libre y querer un mundo justo donde el ser humano piense en el bienestar del otro y no solo en salir adelante sin importar su alrededor, porque cuando existe la idea del bienestar propio se sigue el pensamiento individualista, lo cual se convierte en un gran logro del capitalismo y más aún si quien piensa así pertenece a la clase trabajadora. ¿Por qué hago está anotación?, porque me encuentro hoy en Brasil, en la ciudad de São Paulo, trabajando como muchos, tal vez de una manera diferente, huyendo de las reglas, de un mundo que gira en torno a la producción, al dinero y al enriquecimiento propio, pero finalmente, sin lograr salir por completo de este sistema, porque tristemente es necesario vender la fuerza de trabajo por un salario y así sobrevivir en una sociedad dirigida por Estados capitalistas.
Y en este mismo espacio, donde todos somos obreros, encuentro una mujer que tuvo que huir de Venezuela, de un Estado con una falsa izquierda que engaña y sigue robando al pueblo disfrazado de socialista, dejando así un sinsabor a quienes no conocen realmente lo que se puede lograr con el verdadero socialismo. Esta mujer, hoy trabaja como cualquier proletario, pero en su cabeza detesta la idea del socialismo por su experiencia y apoya totalmente al retrógrado de Bolsonaro como presidente de Brasil.
Es en este momento donde quedo sorprendida pero a la vez logro entender que la idea actual que muchas personas tienen de socialismo y comunismo es errada y por tal motivo es aún más desconcertante salir a caminar por las calles de São Paulo y encontrar marchas a favor de un candidato que menosprecia a la mujer, que está a favor de la violencia contra el pueblo, que habla abiertamente del maltrato a la comunidad LGTB y contra la comunidad negra, pero que para el segundo turno logró corruptamente contar con votos de todos ellos; que paradoja y que inmundicia y doble moral ver una de sus publicidades, la imagen de su discurso al ganar las elecciones, donde colocan estratégicamente dos mujeres a su lado y un hombre de piel negra.
Como mujer, pero sobre todo como ser humano consciente de la clase a la que pertenezco, estoy segura que con el pasar de los días nuevamente el pueblo de Brasil verá la peste de presidente que han puesto los que tienen el poder; y espero que aquella mujer venezolana sea una de estas personas, y quizá, pueda tener un día la oportunidad de estudiar en la historia, lo que es el verdadero socialismo, aquel que hizo glorioso en su momento al pueblo de la Unión Soviética y China.
Una compañera, 1 de noviembre de 2018