CELEBRAN EL CENTENARIO DEL ARMISTICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Se Preparan Para una Nueva Guerra Imperialista

CELEBRAN EL CENTENARIO DEL ARMISTICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL 1
El 11 de noviembre se dieron cita en París 70 mandatarios de distintos países para celebrar el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial. En la ceremonia realizada en el Arco del Triunfo al pie de la tumba del soldado desconocido, monumento a los diez millones de muertos en esa guerra imperialista, representantes de las potencias se dieron la mano, esbozaron sonrisas y hablaron de paz frente a los medios… mientras preparan una nueva carnicería imperialista.

Con razón algunas manifestantes, ferozmente asediadas por las fuerzas represivas, expresaron: ¡Hipócritas! ¡Fabricantes de la falsa paz! «Francia celebra la paz con esta ceremonia pero la mitad de los invitados son responsables de la mayoría de conflictos en el mundo».

Los medios por su parte difunden los discursos mentirosos de los mandatarios sobre la paz, recuerdan los millones de muertos en los campos de batalla, hablan de las armas biológicas utilizadas, de los millones de muertos por la peste de la influenza… pero esconden rigurosamente las causas de aquella matanza: el imperialismo como sistema de opresión y explotación; que hoy tiene al mundo al borde de una guerra nuclear y al planeta amenazado con su destrucción.

La Primera Guerra Mundial no solo causó devastación y muerte, también sirvió para que el proletariado conquistara en poder en Rusia, mostrando el camino para acabar con las guerras de rapiña. Por eso, frente a los actuales preparativos de guerra imperialista el proletariado revolucionario recuerda la enseñanza de Mao Tse-tung:

«En todos los países se discute ahora si estallará o no una tercera guerra mundial. Frente a esta cuestión, también debemos estar espiritualmente preparados y examinarla de modo analítico. Estamos resueltamente por la paz y contra la guerra. No obstante, si los imperialistas insisten en desencadenar una guerra, no debemos sentir temor. Nuestra actitud ante este asunto es la misma que ante cualquier otro desorden: en primer lugar, estamos en contra, en segundo, no lo tememos. Después de la Primera Guerra Mundial apareció la Unión Soviética, con doscientos millones de habitantes; después de la Segunda Guerra Mundial surgió el campo socialista, que abarca a novecientos millones de seres. Puede afirmarse que si, a pesar de todo, los imperialistas desencadenan una tercera guerra mundial, otros centenares de millones pasarán inevitablemente al lado del socialismo, y a los imperialistas no les quedará ya mucho espacio en el mundo; incluso es probable que se derrumbe por completo todo el sistema imperialista». (Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo, 27 de febrero de 1957, Obras Escogidas, t. V.)

Y como se dice en el documento de la XI Asamblea de la Unión Obrera Comunista (mlm), *»Situación Actual Táctica Revolucionaria y Tareas de los Comunistas**:

«El peligro de una guerra nuclear mundial es grave y podría ser letal para la sociedad. Exige impedirla a toda costa con la movilización revolucionaria de las fuerzas del trabajo, hastiadas de la opresión y explotación imperialistas, aprovechando que las contradicciones inter-imperialistas significan debilidad del imperialismo, inestabilidad de sus bloques, mejores condiciones para la revolución del proletariado, y para el movimiento revolucionario antiimperialista de los países, naciones y pueblos oprimidos. Y si de todos modos desatan la guerra mundial, la posición de los comunistas es oponerse a ella, promover el derrotismo revolucionario en los países imperialistas y transformarla en guerras civiles y populares, pues si bien el Movimiento Comunista Internacional se encuentra disperso, débil y en apariencia impotente para enfrentar una guerra imperialista a diferencia de cómo estaba en la II Guerra Mundial con una Internacional y un país socialista dirigido por el Partido Bolchevique, las mismas condiciones objetivas facilitarán que los entrabes actuales se superen en el transcurso mismo de una guerra imperialista. ¡O la Revolución detiene la guerra o la guerra desata la Revolución!«

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