Los Sueños Británicos de Gran Gendarme Mundial

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Combat missiles on a launcher.

El Reino Unido ha decidido incrementar su arsenal nuclear en el inmediato futuro según el informe presentado en un documento llamado Global Britain bajo el lema de “Estrategia Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior”, un plan de acción combinada en varios frentes que apunta a reposicionarse en la arena mundial de aquí al 2030.

Si lo miramos por cifras globales, solo en el aspecto armamentístico, en realidad la cifra no es tan escandalosa; algunos hablan de un incremento del 40%, un cálculo basado en lo que formal y públicamente puede tener el Reino Unido dentro de los tratados internacionales, según los cuales, el tope hasta ahora para ellos es de 180 armas. Pero la realidad es que ese tope está violado desde hace muchos años, según las cifras que arrojan quienes le hacen seguimiento y que le adjudican a ese país la propiedad sobre 215 ojivas nucleares en la actualidad. (Ver gráfico)

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El Reino Unido ha decidido, aumentar sus ojivas nucleares a 260 y seguirá en el ranking mundial como el quinto, luego de Rusia, Estados Unidos, China y Francia. Pero, en política las cifras son solo una arista del fenómeno, una de muchas que hay que analizar para hacerse a una idea más objetiva y poder comprender la magnitud de esta decisión.

En primer lugar resalta la gran mentira, no solo del Reino Unido, sino de todos los gobiernos y las instituciones que se jactan de luchar por la paz mundial, y que el año pasado cumplieron 50, sí, ¡50 años! de la entrada en vigor del “Tratado Sobre la No Proliferación de Armas Nucleares”, medio siglo de mentiras, durante los cuales lo que se ha hecho es precisamente todo lo contrario, el incremento total del armamento en todas sus formas, y claro, en la nuclear por su puesto. Y no podía ser de otra manera, el capitalismo, y sobre todo su fase imperialista es guerra en toda la línea, es confrontación, unas veces diplomática y comercial, y en no pocas, militar y altamente destructiva. Solo los ingenuos soñadores con un capitalismo con rostro humano pueden comerse el cuento de que se puede conquistar una política de desmilitarización de las relaciones entre colosos imperialistas, que es posible y viable conquistar una paz mundial sin acabar con el capitalismo, o que se puede aspirar a que se detenga la carrera armamentista cuando lo que hay de fondo es el simple y llano interés de control económico y sueños de grandes gendarmes, ya no solo a nivel mundial, sino también del espacio extraterrestre.

En segundo lugar, económicamente, es una forma descarnada, cruel, pero altamente ilustrativa de lo que le importa a los capitalistas la humanidad, cuando en medio de la pandemia no ven ningún reparo en destinar 9.700 millones de dólares para incrementar su poder militar, mientras la gente muere por falta de acciones eficaces para proveer rápidamente de vacunas a toda la población mundial. El gobierno británico deja al descubierto sin ninguna vergüenza lo que es un Estado bajo el capitalismo que ve a la población como material de desecho, como basura que poco y nada importa, salvo para triturarla en el molino de la explotación asalariada, pero sus vidas, son menos importantes, frente a invertir para erigirse como uno de los grandes gendarmes del hediondo mundo burgués.

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Un soldado británico se pone camuflaje en la cara en unas maniobras en Belize

En tercer lugar, el Brexit o salida del Reino Unido del caparazón de la Unión Europea desde el pasado 1 de febrero, hace parte de la intención de posicionarse sin ataduras, como una potencia de mayor nivel en la escala mundial y así entrar a disputar como actor individual, un mayor poder en todas las esferas de las relaciones con el mundo. Lo que presagiaban de hacer de La Unión Europea un coloso imperialista rápidamente, no les ha salido como lo esperaban, y los sueños de gran potencia de los ingleses se veían ya constreñidos dentro de UE. Así el país administrado por el Primer Ministro Boris Johnson, se la juega por golpear fuerte, tomando como hoja de ruta la“Estrategia Integrada de Seguridad, Defensa, Desarrollo y Política Exterior” donde conjuga unas políticas económicas que ponen mayor énfasis hacia la región Indo-pacífica por sobre la Unión Europea, que resalta su interés en incrementar sus lazos comerciales con Estados Unidos, China e India; y que ponen como su amenaza principal a Rusia.

Pero claro, el papel aguanta todo, y como dice el viejo adagio popular en las montañas colombianas “una cosa piensa el burro, y otro el que lo está enjalmando”. El capitalismo vive una de sus más profundas crisis de toda la historia de su existencia, iniciada hace 13 años y por más esfuerzos, lo que han hecho es patalear en arenas movedizas; la crisis se ha exacerbado y la pandemia la ha multiplicado, el capitalismo y toda su economía se revuelca en una crisis que no avizora solución, ni pronto ni posible. El reino Unido no escapa a esa crisis, todo lo contrario, sus economistas de cabecera están estupefactos, el diario la Vanguardia ya lo ratificaba a finales del 2020: “El Reino Unido afronta la mayor contracción económica ´en más de 300 años´ -con una caída del producto interior bruto (PIB) de 11,3 % en 2020- por efecto de la pandemia de Covid-19, según dijo hoy el ministro de Economía, Rishi Sunak, que avisó de que la emergencia económica «acaba de comenzar»

Y, una cosa es que el señor Johnson quiera hacer del Reino Unido una mayor potencia militar y económica, otra muy distinta pueden estar pensando sus opositores y enemigos que no le cederán un milímetro pues sabido es que, lo que ganen los británicos, será solo a cuenta de que otros colosos asesinos pierdan, así que, como todo bajo el capitalismo, la pelea es peleando y con mucho derramamiento de sangre.

Y lo más importante, al lado de la agudización de las contradicciones interimperialistas e intermonopolistas, se agudiza con mayor relevancia la contradicción entre los proletarios y burgueses; las calles de Londres y todo el Reino Unidos son escenarios de la lucha popular de miles de pisoteados por el capitalismo y por las guerra de rapiña, son ríos humanos que se vuelcan a las calles para denunciar los planes asesinos de sus gobernantes y para oponerse con la fuerza de las masas al Estado y todas sus políticas; son los obreros, es el pueblo que avanza cada vez con más fuerza, incluso en medio de la pandemia, a cumplir con su papel histórico de acabar con este sistema y levantar sobre sus ruinas el futuro Estado de obreros y campesinos que ponga en práctica las enseñanzas que dejó hace 150 años la Comuna de París, para echar de una vez por todas a la basura, todo lo asqueroso del mundo burgués, y acabar de un plumazo con todo el arsenal nuclear existente, dejando en poder de las masas armadas lo necesario para salvaguardar el Estado proletario de las amenazas de sus enemigos, y así acabar de una vez y para siempre con sus sueños de grandes gendarmes.

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