Tomado de Maoist Road, 12 de febrero 2020, traducción de Revolución Obrera
Las negociaciones entre los americanos y los talibanes son llamadas “negociaciones de paz” por los americanos, mientras que los talibanes las llaman “negociaciones para la retirada de las tropas extranjeras de Afganistán”. Pero el contenido de las negociaciones no está determinado por su etiqueta, sino por su esencia intrínseca, que también determina la forma. A este respecto, hay que considerar los siguientes temas:
- La esencia intrínseca de las negociaciones.
- El contenido intrínseco de las negociaciones.
- Las negociaciones como fenómeno.
- La forma de las negociaciones.
La esencia intrínseca de las negociaciones está determinada por la esencia intrínseca de las dos partes negociadoras y la contradicción entre ambas es la contradicción fundamental de las negociaciones. Por lo tanto, la esencia intrínseca de las fuerzas de ocupación, el régimen títere y los talibanes deben identificarse en función de qué contradicciones deben analizarse.
La esencia intrínseca de las potencias imperialistas ocupantes es ser imperialistas con todas sus cualidades. La esencia intrínseca del régimen títere es su esencia de ser colonial / semi-feudal. La esencia interna de los talibanes es su esencia de ser semifeudal y semicolonial.
Así pues, la contradicción que emana de la esencia intrínseca de los talibanes hacia los ocupantes imperialistas y el régimen títere es la contradicción entre la situación actual colonial y la demanda de independencia semicolonial, cuya búsqueda es defectuosa y sólo se basa en la solución parcial de la contradicción principal actual y es incapaz de guiar a la sociedad hacia la solución final de la contradicción fundamental.
En otras palabras, la contradicción fundamental entre los talibanes y los ocupantes imperialistas no está en conformidad con la contradicción fundamental de la sociedad; por lo tanto, la contradicción fundamental entre ellos no es una contradicción fundamental de la sociedad sino una contradicción no fundamental. De la misma manera, la resistencia armada de los talibanes no es una solución a esta contradicción: expulsar a las fuerzas de ocupación por medio de la resistencia armada de los talibanes es una resistencia armada defectuosa, parcial e inconsistente y, finalmente, debe llegar a una conclusión mediante un compromiso entre ambos.
Por lo tanto, el contenido del compromiso y la colusión entre los ocupantes imperialistas y los talibanes en las negociaciones en curso emana fundamentalmente de su esencia intrínseca y de la esencia intrínseca de la contradicción entre ellos, y no de las negociaciones entre ellos como fenómeno y forma de negociación. Las negociaciones con cualquier característica que pueda tener y cualquier forma que pueda adoptar no marcarán una diferencia fundamental en la esencia de estas negociaciones que se basan en la colusión y la complicidad.
Además, la contradicción entre el núcleo reaccionario colonial/semifeudal del régimen títere y el núcleo reaccionario semicolonial/semifeudal de los talibanes es la contradicción entre la actual situación colonial y la búsqueda de independencia semicolonial de los talibanes, ya que la contradicción entre ambas situaciones no es una contradicción sustancial fundamental. La situación colonial y la situación semicolonial son dos situaciones diferentes de dominación imperialista, lo cual tiene una diferencia fundamental con la contradicción entre la verdadera independencia del imperialismo y la situación colonial, que es una contradicción fundamental. Por lo tanto, de la misma manera que la guerra entre el régimen títere y los talibanes no se basa en la contradicción fundamental de la sociedad, las negociaciones entre ellos ―cualquiera que sea su dinámica― no se basarán en la contradicción fundamental de la sociedad y son en esencia colusorias y cómplices.
Por consiguiente, el inicio de las negociaciones entre los ocupantes imperialistas norteamericanos y los talibanes es el comienzo del proceso de colusión y complicidad entre ellos y, por lo tanto, tarde o temprano, irá seguido de la colusión y complicidad entre los talibanes y el régimen títere. De hecho, tampoco aquí hay una contradicción fundamental entre el régimen títere y los talibanes. Por lo tanto, la contradicción no esencial en ambos niveles puede resolverse sobre la base de la colusión y el compromiso entre ambas partes, y la guerra en curso entre ellos debe terminar y establecerse una paz reaccionaria e imperialista entre ellos. Sin embargo, esta paz no se basaría en los intereses de los pueblos del país, sino que sería esencialmente un factor de la continuación de futuras guerras imperialistas y reaccionarias.
Sobre la base de un entendimiento materialista y dialéctico se puede decir que el proceso de colusión y complicidad entre los americanos y los talibanes llevará finalmente a la continuación de una diluida presencia colonial y de una fuerte presencia de inteligencia en el país ―y la continua presencia de las bases militares y de inteligencia imperialistas para este propósito― así como la fuerte dependencia militar, política y económica del país hacia ellos.
Por otra parte, el proceso de colusión entre el régimen títere (la República Islámica de Afganistán) y los talibanes (Emarat Islámico de Afganistán) es también el proceso de fusión de “República” con ”Emarat”, en algo más parecido a la república teocrática de Irán, con un papel más pronunciado políticamente para los mullahs.
Dependiendo de cómo se lleve a cabo este proceso, ya se puede apreciar la contradicción principal y otras contradicciones secundarias al final de este proceso. Pero también hay una débil posibilidad de que todo el proceso no tenga éxito, y las negociaciones terminen, en cuyo caso la condición actual podría prolongarse aún más.
Cabe señalar también que hay opiniones divergentes en relación con la guerra en Afganistán entre las altas esferas militares y diplomáticas de los imperialistas estadounidenses. Los políticos tienen consideraciones electorales, también existe la preocupación de reducir los costos financieros de la guerra, y los militares la consideran desde el cálculo militar de la pérdida y la victoria, en particular no quieren repetir el supuesto error de una retirada prematura de Iraq.
No obstante, también hay que tener en cuenta que los estadounidenses no están dispuestos a ceder, directa o indirectamente, todo el poder a los talibanes; por lo tanto, éstos se verían obligados, tarde o temprano, a capitular completamente ante los ocupantes estadounidenses y aceptar su participación secundaria en el régimen títere, ya que el camino elegido por los talibanes es irreversible y no pueden volver a su situación anterior.
Así pues, las relaciones entre los ocupantes imperialistas americanos y los talibanes están pasando de la confrontación militar a la colusión política. Es posible que esta condición de transición termine con la firma de un acuerdo entre ellos. Esta situación podría dar lugar a una situación de transición de la confrontación militar entre los talibanes y el régimen títere a una situación de colusión-confrontación. Sin embargo, actualmente no se puede predecir cuánto tiempo durará esta situación de transición y con qué tipo de dificultades se pueda enfrentar.
Por lo tanto, en nuestro análisis de la complejidad cambiante de la situación debemos considerar a los talibanes como una fuerza reaccionaria de resistencia armada que ha caído en la senda de la capitulación ante los ocupantes imperialistas y el régimen títere, que ya ha recibido y recibirá concesiones, y no ser considerados una fuerza reaccionaria de resistencia comprometida.
La actual guerra de los talibanes tiene como único objetivo aumentar sus ganancias en el camino de la capitulación con los ocupantes y sus sátrapas, y no una guerra reaccionaria de resistencia comprometida contra ellos.