Lucy Parsons: gran artífice del Primero de Mayo

Lucy Parsons: gran artífice del Primero de Mayo 1

Cuando en la sala se escuchó el veredicto de: -¡Culpables!… -¡Morirán en la horca el próximo 11 de noviembre de 1887!, la mexicana sintió como un nudo le ahorcaba su débil garganta, pero sin hacer gestos en su cara, tragó saliva y se contuvo para no derramar lágrimas que mojaran sus pequeños ojos ante los verdugos… solo apretó el rostro contra su puño cerrado. Tomó los cordones de una cortina, los amarró como un nudo de la horca y los arrojó por la ventana, para que los obreros concentrados en la plaza que cercaba al tribunal, entendieran el castigo que los capitanes de la industria le imponían a los que lucharon por reducir la jornada laboral a 8 horas.1

Esa mexicana era la revolucionaria Lucy Eldine González Parsons (1853 – 1942), camarada y pareja de Albert Parsons. Ella, a pesar de ser consciente de que la burguesía no tendría compasión contra cualquiera que hiciera un movimiento en contra de sus intereses, se lanzó a una batalla con la firme convicción de salvar las vidas de los siete hombres inocentes. Lucy Parsons fue en parte una de las grandes artífices, junto a sus dos pequeños hijos y otros obreros, de toda la organización que movilizó a miles de trabajadores con el fin de darle la libertad a esos hombres, culpables para el capital, pero inocentes para el proletariado.

Tras el asesinato de 6 compañeros de clase a manos de la policía, al servicio de la burguesía, el 4 de mayo en Haymarket Squar, luego de las rebeliones y las huelgas que empezaron el 1 de Mayo de 1886; la burguesía condenó a la horca —el 9 de octubre del siguiente año— a cinco trabajadores (George Engel, Adolf Fischer, August Spies, Louis Lingg y Albert Parsons) por el delito de luchar por los intereses de su clase: la jornada laboral de 8 horas.

Lucy Parsons (1853 – 1942) fue más que la viuda de Albert Parsons, uno de los Mártires de Chicago asesinados en la horca, a pesar de que se demostró que él no estuvo en el lugar de los hechos. Fue una dirigente revolucionaria que enarboló en alto la bandera de la lucha contra la burguesía, clase parásita que no entendía cómo una mujer que había nacido en esclavitud en Virginia era tan importante para la clase obrera de los Estados Unidos.

Tras enterarse de la condena de sus compañeros, Lucy buscó el apoyo de su clase en 17 estados; al contrario de lo que creía la burguesía, no descansó y no cesó su lucha tras la dolorosa ejecución de los Mártires de Chicago, pues era consciente de que el enemigo solo caería cuando toda su clase estuviera unida. Esta lucha llevó a que la prensa de la burguesía empezara a llamarla «diosa de la anarquía».

En 1890, Lucy participó en la primera movilización de conmemoración del 1° de Mayo en Estados Unidos y publicó los famosos discursos de los Mártires de Haymarket; en 1905 sería una de las fundadoras del movimiento Industrial Workers of the World y, a pesar de la opresión, siguió influyendo en el movimiento obrero a través de sus discursos y escritos, los cuales le costaron la libertad a la edad de 60 años, pero no por mucho tiempo, pues se desataron movilizaciones en San Francisco exigiendo su libertad.

Nuestra compañera de clase, Lucy Parsons, falleció en un incendio a la edad de 89 años. Como mujer revolucionaria fiel a sus principios nos dejó un valioso legado que aún inspira a millones de mujeres y hombres en el mundo, pues para los proletarios todos los días son Primero de Mayo, todos los días son de lucha de clases, la dura vida que vivió Lucy Parsons, la seguimos viviendo los proletarios del mundo hoy.

Parsons, Spies, Lingg, Fischer y Engel: ustedes no están muertos. Ustedes están empezando a vivir en los corazones de todos los verdaderos amantes de la libertad. Ahora, después de cuarenta años que ustedes se han ido, miles que entonces eran novatos están ávidos por aprender de sus vidas y martirio heroico, y cuando los años se alargan, el más brillante lustrará sus nombres, y ustedes llegarán a ser apreciados y amados. Aquéllos que tan suciamente los asesinaron, bajo los formulismos de ley en una Corte de supuesta justicia, serán olvidados. Descansen, camaradas, descansen. ¡Todas los mañanas son suyas! Lucy Parson, 1926

1 Historia del 1º de Mayo, Raúl Lescas Jiménez

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