EN EL 41 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MAO TSE-TUNG
El 9 de septiembre de 1976, el gran maestro del Proletariado mundial, Mao Tse-tung, suspiró por última vez. Hoy, 41 años después las enormes enseñanzas que nos legó para llevar a buen puerto la lucha del proletariado en alianza con el campesinado siguen plenamente vigentes, y son parte inseparable de la ciencia inaugurada por Marx y Engels y continuada y desarrollada por Lenin y Stalin. Publicamos a continuación parte de un valioso documento, donde se hace una sucinta explicación de lo que fue el maoísmo, como parte del enorme arsenal que tiene el proletariado para volver muy pronto a tomar el cielo por asalto. El documento completo, se puede encontrar en www.revolucionobrera.com.
EL MAOISMO: FRUTO DE LA LUCHA CONTRA EL REVISIONISMO MODERNO
La Era de la Revolución Proletaria Mundial fue inaugurada por el triunfo de la Revolución de Octubre.
Las ideas comunistas y la lucha política del proletariado se extendieron a lo largo y ancho del planeta, produciendo luego de la segunda guerra mundial imperialista, un cambio en la correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo: surgió el Campo Socialista.
El impetuoso avance de la lucha revolucionaria antiimperialista en África, Asia y América Latina, confirmó la apreciación leninista sobre el acercamiento cada día mayor entre el frente de lucha contra el capital y el frente de lucha contra el imperialismo, como las dos grandes corrientes históricas de la nueva era.
El sistema imperialista mundial se agrietaba cada vez más, al sufrir derrotas no sólo en países capitalistas, sino también en los no capitalistas como Albania, Corea y China.
Las inmensas supervivencias del feudalismo en la sociedad china, con su correspondiente superestructura militarista burocrática, determinaron que la revolución agraria fuera la base y contenido de la Revolución Democrática Burguesa que necesitaba esa sociedad. En China, el imperialismo se constituyó en el soporte de las supervivencias feudales, apoyando y reforzando toda la maquinaria burocrática feudal. De ahí que la revolución burguesa, fuera a la vez que una revolución agraria contra el feudalismo, también una revolución antiimperialista, porque sin derrotar al imperialismo, -fuerza y aliento de los terratenientes, era imposible acabar con las supervivencias del feudalismo chino.
La vigencia de la Revolución Proletaria Mundial, la gran actividad revolucionaria del proletariado chino, la existencia de la Dictadura del Proletariado en Rusia, el auge de la revolución agraria campesina y la impotencia política de la burguesía china por su dependencia umbilical del imperialismo, fueron condiciones que permitieron y exigieron al proletariado ser el dirigente de la Revolución Democrática Burguesa como única clase garante de que una vez derrotado el feudalismo y el imperialismo, la revolución no tomara el camino capitalista sino continuara directamente hacia el socialismo.
En efecto, esa revolución, no contra el capitalismo sino contra el feudalismo y el imperialismo, fue dirigida por el proletariado bajo la guía del comunismo, de su Partido Comunista con su jefe y maestro: Mao Tse-tung.
Sobre la base del análisis concreto de las condiciones concretas de China, el Partido Comunista concertó en la revolución de 1924-1925 una alianza con el Kuomintang, representante político de la burguesía Nacional. Esta alianza fue posible en la medida en que los Tres Nuevos Principios del Pueblo: «Nacionalismo», «Democracia» y «Vida del Pueblo» formulados por Sun Yat-Sen en 1924, inspiraban tres grandes políticas: «Alianza con Rusia», «Alianza con el Partido Comunista» y «Ayuda a los campesinos y obreros». De esta forma los «tres principios del pueblo» eran análogos en lo fundamental al programa mínimo del Partido Comunista, esto es, permitían desarrollar en alianza con la burguesía nacional la revolución antiimperialista y antifeudal.
Si bien existía analogía básica, no por ello eran idénticos los tres principios del pueblo al programa mínimo de los comunistas. Este último también incluía: «La implantación definitiva del Poder Popular, la jornada de ocho horas y una revolución agraria cabal».
Así lo explicaba Mao Tse-tung en 1940: «El comunismo prevé, además de la etapa de la revolución democrática, la etapa de revolución socialista y, por consiguiente no sólo tiene un programa mínimo sino también un programa máximo, es decir, el programa para el establecimiento del socialismo y del comunismo»… «La concepción comunista del mundo es el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, mientras que la de los Tres Principios del Pueblo, es la que explica la historia en términos de la vida del pueblo, que en esencia es dualismo o idealismo…» «Los comunistas hacen concordar teoría y práctica… Entre los partidarios de los Tres Principios del Pueblo, excepto los más leales a la revolución y a la verdad, no existe unidad de la teoría con la práctica sino contradicción entre lo que desean y lo que hacen…».
El análisis concreto de la situación concreta china, permitió al Partido Comunista determinar que la concentración del poder imperialista y lacayo en las ciudades, posibilitaba y hacía necesario desarrollar en el campo la Guerra Popular, como forma principal de lucha desde el comienzo, creando Poder Rojo que luego cercara y tomara las ciudades. Fue así como después de la traición del Kuomintang en 1927, se crearon las primeras Bases de Apoyo en las montañas de Ching Kang, librando una guerra civil contra el Kuomintang de Chiang Kai-Shek hasta 1937; luego lucharon contra el imperialismo japonés en un Frente Unido con el mismo Kuomintang para culminar con una guerra de liberación de tres años contra Chiang Kai-Shek y el imperialismo norteamericano, coronando en 1948 la victoria de la Revolución de Nueva Democracia, esto es, la revolución democrática burguesa de nuevo tipo, bajo la dirección del proletariado y en alianza con el campesinado y demócratas burgueses.
Se fundó así la República Popular China, emprendiendo su marcha hacia el socialismo, al proponerse hasta 1956 revolucionarizar la estructura económica en el sistema de propiedad, avanzando en el socialismo sin pasar por una sociedad capitalista de dictadura burguesa.
«Por revolución de nueva democracia, se entiende una revolución antiimperialista y antifeudal de las grandes masas populares bajo la dirección del proletariado. Sólo a través de una revolución semejante puede la sociedad china avanzar hasta el socialismo y no hay otro camino».
Mao tse-tung
¡SE DESATA LA GRAN REVOLUCION CULTURAL PROLETARIA!
La ofensiva política e ideológica del proletariado contra la burguesía, desarrollada en el Gran Salto Adelante y en el Movimiento de Educación Socialista, causó conmoción entre los revisionistas quienes controlaban el aparato cultural y educacional del Estado. En 1961, el historiador revisionista Wu Han publica la obra de teatro «La Destitución de Hai Rui», rechazando mediante la analogía histórica, la destitución del ministro de defensa, el revisionista Pen Te-Huai. Los Marxistas Leninistas entendieron que los revisionistas utilizaban su poder en la esfera de la cultura para ganar la opinión pública a la restauración del capitalismo; de ahí que aceptaron el terreno artístico y cultural como el campo de la primera ofensiva de la Revolución Cultural contra el revisionismo.
La GRAN REVOLUCION CULTURAL PROLETARIA fue un movimiento inspirado por Mao Tse-tung y su preparación inicial tuvo lugar en una reunión de trabajo del CC del PCCH -Septiembre Octubre de 1965-; le correspondió a Yao Wen-Yuan, periodista de Shangai escribir y publicar la crítica a la obra teatral de Wu Han el 10 de Noviembre de 1965, fecha en que se oficializó el comienzo de la «Gran Revolución Cultural Proletaria» (GRCP) en China.
El contenido esencial de la crítica literaria al revisionismo consistía en refutar la «renuncia al movimiento de masas para construir el socialismo», «el abandono de la primacía del factor político sobre la producción» y «el papel decisivo de los especialistas y tecnócratas en la construcción del socialismo»; éstas teorías revisionistas eran promulgadas entre las masas por Diarios y Revistas de amplia circulación.
Se había así mismo conformado el «Grupo Encargado de la Revolución Cultural» (GERC) que en Febrero del 66 ya estaba liderado por el revisionista Pen-Chen (alcalde de Pekín), y rendía un informe guía para la revolución en el cual llamaba «a hacer de la crítica literaria un asunto meramente académico», oponiéndose a que esa crítica se deslizara al terreno político, negando el carácter político de la lucha de clases y desviando la GRCP hacia la derecha.
Este informe revisionista es anulado y criticado con severidad por la «Circular del 16 de Mayo», aprobada en reunión del CC, en la cual también se procedió a remover al GERC, reemplazándolo por uno nuevo. En uno de sus aportes, concluye la «Circular del 16 de Mayo»: «Dicho informe es un reflejo de la ideología burguesa en el partido, es totalmente revisionista. La lucha contra esta línea revisionista no es, bajo ningún aspecto, cosa de minucias, sino un asunto de primordial importancia que atañe al destino, al porvenir y a la fisonomía futura de nuestro partido y nuestro país, y que concierne también a la Revolución Mundial (…) Los representantes burgueses que se han infiltrado en el Partido, el gobierno, el ejército y los diversos sectores culturales son un grupo de revisionistas contrarevolucionarios que se apoderarán del poder y convertirán la Dictadura del Proletariado en dictadura de la burguesía si se les presenta la oportunidad».
Aunque la «Circular del 16 de Mayo» era en sí un documento interno del partido, en la práctica se constituyó en el clarín que ordenaba ampliar aún más la GRCP, llamaba a la amplia movilización de las masas populares, a su participación consciente en la Revolución Cultural, señalando su verdadero blanco: la Nueva Burguesía liderada por los revisionistas en el seno del partido, esto es, los seguidores del camino capitalista.
Pero en realidad, el documento clave, la orientación general de toda la Revolución Cultural hasta 1976, lo constituyó la «Decisión de 16 Puntos» tomada en la IX Sesión Plenaria del CC (Ago/1966), que dada su importancia para comprender el contenido de la GRCP, se inserta al final [del libro de Rangel] como Anexo II.
Este documento se cristalizó en enconada lucha entre la línea marxista leninista encabezada por Mao Tse-tung y la línea revisionista encabezada por Liu Shao-chi y Teng Siao-ping.
En la «Decisión de los 16 Puntos» se precisa que el blanco de la crítica en la Revolución Cultural son los DIRIGENTES seguidores del camino capitalista, desenmascarando así una vez más, la táctica del revisionismo de desviar el filo de la revolución hacia otros objetivos. En efecto, entre Junio y Julio de 1966 Liu Shao-chi y Teng Siao-ping, habían promovido los «grupos de trabajo» con los cuales impulsaron la línea de colocar en el centro de la crítica masiva, no a los dirigentes, no a los cuadros responsables, sino a los cuadros intermedios y a organizaciones enteras, lo cual desató una gran resistencia entre las masas, dando origen a la formación de «Los Guardias Rojos», organizaciones compuestas en su mayoría por jóvenes estudiantes que salieron en defensa de la línea marxista leninista del partido.
La «Decisión de los 16 Puntos» reafirma el principio de que son las masas quienes hacen la historia y son ellas quienes deben liberarse a sí mismas; estimula y promueve su más amplia movilización y crítica contra los dirigentes seguidores del camino capitalista.
LA LUCHA ENTRE LAS DOS LINEAS
La Revolución Cultural, fue una revolución política que buscaba consolidar la Dictadura del Proletariado, extirpar el revisionismo, prevenir que la sociedad se desarrollara por el camino capitalista y avanzar en la preparación de las condiciones para el triunfo del socialismo y el comunismo.
Como revolución política fue el enfrentamiento de dos clases: la burguesía y el proletariado, portadoras cada cual de una definida línea ideológica y política para defender sus intereses de clase. La lucha entre las dos líneas en la Revolución Cultural, fue la continuación de la lucha entre líneas librada desde 17 años atrás, como reflejo de la lucha de clases en el socialismo; y aunque se extendió a múltiples aspectos de la vida social, libró sus confrontaciones más agudas en torno a la comprensión y tratamiento de las contradicciones fundamentales de la sociedad socialista, y en si se desarrolla o no la Dictadura del Proletariado.
LAS CONTRADICCIONES DE CLASE EN EL SOCIALISMO
Los Marxistas Leninistas Maoístas apoyándose en el materialismo dialéctico e histórico y aprendiendo de la experiencia de la URSS, llegaron a esta científica conclusión: «las contradicciones fundamentales en la sociedad socialista siguen siendo las existentes entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, entre la superestructura y la base económica»
Así mismo, entendieron que en el socialismo esas contradicciones fundamentales toman la forma de CONTRADICCIONES DE CLASE, cuya expresión concentrada es la contradicción entre el proletariado y la burguesía. Consecuentes con la crítica que habían hecho a las tendencias del Partido Bolchevique al materialismo mecanicista, los comunistas chinos comprendieron que después de haber resuelto en lo fundamental la transformación socialista de las antiguas relaciones de propiedad, era la superestructura el aspecto principal de la contradicción, reaccionando y determinando la base económica. De ahí que la lucha de clases en tales condiciones se concentra ante todo en el dominio superestructural de la sociedad; en última instancia, en la lucha entre la línea ideológica-política proletaria y la burguesa.
Esa lucha entre líneas, es un reflejo concentrado de la lucha entre el materialismo dialéctico y el idealismo metafísico, la lucha entre el Marxismo y el revisionismo, la lucha entre el capitalismo y el socialismo.
Es así que en la GRCP, los marxistas leninistas maoístas definieron como principal, la contradicción «entre el proletariado y la burguesía», y al revisionismo como el «peligro principal». En tanto, los revisionistas portadores de la línea burguesa, partían de considerar principal la contradicción «entre las relaciones socialistas avanzadas y las atrasadas fuerzas productivas».
En ese orden, la tarea central para los marxistas leninistas maoístas era «empeñarse en la revolución y promover la producción», o expresada de otra forma: «La política es la clave, la revolución debe guiar la producción»; para los revisionistas la tarea central era «desarrollar las fuerzas productivas» como lo expresara al comienzo Liu Shao-chi, apoyado por Teng Siao-ping a quien no importaba si el desarrollo de la producción servía al socialismo o al capitalismo, respecto a lo cual hizo su triste famosa declaración:
«No importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que atrape ratones», o «La tarea principal es la producción… no es necesario continuar la lucha de clases porque… el revisionismo ha sido derrotado completamente», según el informe de Lin Piao al IX Congreso en 1969.
Los marxistas leninistas maoístas al enfilar la revolución hacia la superestructura golpeando todo lo burgués, no lo hicieron como «cazafantasmas», sino en base a un detenido análisis de la nueva sociedad, en la cual encontraron que la propiedad socialista comprendía además de la propiedad estatal, la propiedad colectiva de los campesinos; que subsistía la producción y circulación de mercancías y con ellas la ley del valor, aunque no fuera la determinante de la economía; que persistían las diferencias entre obreros y campesinos, entre ciudad y campo, entre trabajo manual e intelectual; que subsistía el derecho burgués -restringido- en la distribución de los bienes individuales; que persistían la desigualdad entre los cuadros funcionarios y las masas, entre los técnicos y los obreros.
En fin, que en el socialismo el capitalismo exhala su fetidez pues esas desigualdades generan una tendencia espontánea a desarrollar el capitalismo, porque en todas las capas privilegiadas está la base social de la NUEVA BURGUESIA, cuyo cuartel general fue encontrado por los maoístas en el seno del partido: los dirigentes revisionistas seguidores del camino capitalista!
En consecuencia, la Revolución Cultural atacó esas desigualdades, fustigó los privilegios de clase, creó condiciones para remodelar la concepción del mundo de los intelectuales, combatió los métodos burgueses en la educación y en la producción, impulsó la participación de las masas obreras en la administración y combatió sin tregua el revisionismo en el partido.
Por su parte la línea revisionista fue opositora a estos desarrollos de la Revolución Cultural, pues ellos partían de considerar que «con la propiedad socialista habían sido suprimidas las clases y por tanto su lucha»; defendían los privilegios de los cuadros, los funcionarios, los técnicos y los militares; salvaguardaban a los nuevos burgueses de los ataques proletarios recurriendo a su conocida táctica: vitorear, apoyar y participar en la Revolución Cultural con el fin de desviar sus objetivos!.
Se está haciendo la Revolución Socialista, sin embargo, no se comprende dónde está la burguesía. Está justamente dentro del partido comunista; se trata de los dirigentes seguidores del camino capitalista en el Partido. Los seguidores del camino capitalista siguen todavía su camino».
Mao tse-tung