Dentro de la celebración del Centenario de la Revolución de Octubre en Rusia (1917-2017) es necesario destacar el papel y el carácter del Partido político del proletariado que los bolcheviques les dejaron como herencia a los obreros del mundo para enfrentar al capitalismo imperialista.
Los bolcheviques tuvieron una intensa lucha para construir el partido político del proletariado, contra el enemigo de clase que se interponía en el camino de la revolución realizando detenciones, confiscando imprentas o ubicando sus soplones dentro de las filas del mismo. Pero también, los dirigidos por Vladimir Lenin tuvieron que dar una fuerte lucha que incluso llevó a la separación definitiva con los mencheviques, quienes defendían intereses opuestos a los del proletariado y bregaban por hacer del partido algo totalmente inservible para la lucha de los obreros y campesinos.
En esa lucha los bolcheviques triunfaron y construyeron un partido político que finalmente dirigió a millones de obreros y campesinos, organizados en Soviets de Diputados Obreros y Campesinos al poder en 1917. Sin embargo, para entender de mejor forma el gran legado que dejaron los bolcheviques en materia del partido político del proletariado, es necesario retomar las palabras de José Stalin en Fundamentos del Leninismo, pues allí está claro para las futuras generaciones, que para triunfar contra el capitalismo y sostener la dictadura del proletariado es necesario construir «un partido combativo, (…) un partido revolucionario, lo bastante intrépido para conducir a los proletarios a la lucha por el Poder, lo bastante experto para orientarse en las condiciones complejas de la situación revolucionaria y lo bastante flexible para sortear todos y cada uno de los escollos, que se interponen en el camino hacia sus fines».
Dice Stalin que el Partido «tiene que ser, ante todo, el destacamento de vanguardia de la clase obrera. El Partido tiene que incorporar a sus filas a todos los mejores elementos de la clase obrera, asimilar su experiencia, su espíritu revolucionario, su devoción infinita a la causa del proletariado». Dicho Partido debe estar dotado con una teoría revolucionaria que sea su guía y que en esta época del capitalismo agonizante es la ciencia del marxismo leninismo maoísmo porque es la teoría que domina las leyes actuales de la revolución, las leyes de la Era de la Revolución Proletaria Mundial iniciada con el triunfo de los bolcheviques hace cien años y desarrollada por los comunistas chinos dirigidos por Mao Tse-Tung después.
Stalin enseña que es necesario construir un partido «capaz de apartar a la clase obrera de la senda del tradeunionismo y hacer de ella una fuerza política independiente», que eleve sus miras hacia la destrucción del poder político y económico de los capitalistas y hacia la instauración de la dictadura del proletariado. «El Partido es el jefe político de la clase obrera. El Partido es el Estado Mayor de combate del proletariado» dice Stalin, y para ser un verdadero jefe debe vincularse profundamente a las masas para que éstas acepten su dirección política, pues al final, «el Partido es parte inseparable de la clase obrera».
El partido político bolchevique, tan necesario en esta época, debe ser un destacamento disciplinado y organizado pues «debe inculcar en las masas de millones y millones de obreros sin-partido e inorganizados el espíritu de disciplina y el método en la lucha, el espíritu de organización y la firmeza». Esto quiere decir que el partido es el destacamento organizado de la clase obrera y no cualquiera puede pertenecer a él. Dice Stalin que «se considera al Partido suma de sus organizaciones, y a sus miembros, afiliados a una de las organizaciones del Partido», es decir que nadie se afilia en abstracto o por agrandar las cifras del número de militantes. Los miembros del Partido deben pertenecer a un organismo, donde debe existir «la subordinación de la minoría a la mayoría, con resoluciones prácticas, obligatorias para todos los miembros del Partido» para que éste funcione como un «todo único y organizado, capaz de ejercer la dirección sistemática y organizada de la lucha de la clase obrera».
Las masas se organizan con objetivos diferentes en distintas agremiaciones: sindicales, deportivas, artísticas, de mujeres, barriales… la mayoría son organizaciones sin-partido, nos dice Stalin, pero «todas estas organizaciones tienen que desplegar su actividad en una misma dirección, pues sirven a una sola clase, a la clase de los proletarios». El partido del proletariado debe determinar «la línea, la orientación general que todas estas organizaciones deben seguir en su trabajo», no por la fuerza sino por la justeza de sus orientaciones, por tener el prestigio necesario para ello, por su capacidad para movilizar a todas las organizaciones a aplicar esa línea, «con el fin de lograr la unidad en la dirección y excluir toda posibilidad de intermitencias». Y esto puede hacerlo el Partido porque concentra a los mejores elementos de la clase obrera, porque es la mejor escuela de formación de jefes de la clase obrera, porque por su experiencia y prestigio es capaz de centralizar la dirección de la lucha del proletariado haciendo de las demás organizaciones sin-partido «organismos auxiliares y correas de transmisión que unen al Partido con la clase». Para Stalin, «el Partido es la forma superior de organización de clase del proletariado».
El Partido de corte bolchevique es «un instrumento del proletariado para la conquista de su dictadura, cuando ésta no ha sido todavía conquistada, y para la consolidación y ampliación de la dictadura, cuando ya está conquistada», para lo cual es necesario que éste se gane el apoyo de la clase obrera, «por todo lo que ella tiene de consciente, honrado, abnegado, influyente y capaz de conducir tras de sí o de arrastrar a las capas atrasadas».
El Partido de corte bolchevique «presupone la crítica y la lucha de opiniones dentro del Partido», a la vez que se requiere de una disciplina férrea que exige la unidad de voluntad, la unidad de acción, «completa y absoluta, de todos los miembros del Partido». No se trata de una disciplina ciega, pues «la disciplina férrea no excluye, sino que presupone la subordinación consciente y voluntaria», a esto Stalin llama «disciplina verdaderamente férrea». La enseñanza de los bolcheviques es que en los momentos más duros de la revolución o de la instauración de la dictadura del proletariado exige de un Partido Comunista en el que la disciplina férrea, rayana en lo militar, centralice lo más posible su dirección, para ello debe ser un partido que cuente con «la confianza general de los afiliados al Partido» en palabras de Lenin. Si «el Partido es la unidad de voluntad, que excluye todo fraccionalismo y toda división del poder dentro del Partido», quiere decir que un Partido de este tipo no debe permitir bajo ninguna circunstancia la existencia de fracciones en su interior, pues esto quebranta la unidad, la disciplina y al final, la dictadura del proletariado. Los bolcheviques enseñaron hace un siglo, que el partido de corte leninista exige que funcione bajo el Centralismo Democrático, la más perfecta de las democracias, en la que después de escuchadas todas las opiniones, de dados todos los argumentos, se toma una decisión y todos los militantes del partido de forma disciplinada la cumplen, incluso la parte que quedó en minoría.
Ya desde 1899, en Nuestro Programa, Lenin rescataba las enseñanzas del marxismo sobre las verdaderas tareas del Partido proletario: «La teoría de Marx puso en claro la verdadera tarea de un partido socialista revolucionario: no inventar planes de reestructuración de la sociedad ni ocuparse de la prédica a los capitalistas y sus acólitos de la necesidad de mejorar la situación de los obreros, ni tampoco de urdir conjuraciones, sino organizar la lucha de clase del proletariado y dirigir esta lucha, que tiene por objetivo final la conquista del poder político por el proletariado y la organización de la sociedad socialista«.
Este es un asunto escamoteado por los oportunistas y el cual es necesario reafirmar hoy como plantea la revista Negación de la Negación No. 5 de la Unión Obrera Comunista (mlm) en su Propuesta de Formulación de una Línea General Para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional donde destaca como una de las tareas de este movimiento: «restablecer la misión del Partido: llevar la conciencia socialista al movimiento obrero, organizar su lucha de clase y dirigirla hacia el socialismo y el comunismo, su meta mundial y objetivo final». Incluso bajo el socialismo «no es el Partido el que ejerce la dictadura del proletariado sino la clase, no es el Partido el que decide quien gobierna sino las masas armadas, sus asambleas, consejos, comunas o soviets». Allí también se plantea la urgencia de construir Partidos Comunistas Revolucionarios en los diferentes países, pero además de ello, demuestra la necesidad de construir la Internacional Comunista basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo: «un Partido mundial centralizado, en donde cada uno de sus partidos miembros sea sección nacional de la Internacional».
Esas lecciones sobre la necesidad del dispositivo estratégico principal para el triunfo del proletariado sobre el imperialismo y la reacción, enseñado y legado por los bolcheviques al movimiento obrero hace 100 años, hoy es atacado vilmente por el revisionismo avakianista del PCR, EU, que palabras más palabras menos, ve como insuficientes las enseñanzas de la Revolución de Octubre en cuanto al papel del Partido, sumándose al coro de la reacción y el reformismo, para quienes no es necesario un Partido de la clase obrera porque, según ellos, esta clase ya no existe, o tiende a desaparecer o, simplemente, no es la clase llamada a dirigir la transformación revolucionaria de la sociedad.
Dejar en alto la bandera de los bolcheviques, exige a los comunistas revolucionarios de hoy luchar por la unidad de los MLM en un solo Partido como parte de una nueva Internacional Comunista, alrededor de una Línea General y Programa correctos. En Colombia, dejar en alto la bandera de los bolcheviques exige luchar por construir el Partido político del proletariado y la Unión Obrera Comunista (mlm) llama a los demás marxistas leninistas maoístas a unir esfuerzos alrededor de esta decisiva tarea.